domingo, octubre 29, 2006

Adonis (la fábula)



Adonis fue el fruto del incesto de Ciniras con su hija Mirra. Esta hija fue a encontrar a su padre durante la noche, conducida por su nodriza. Habiendo gozado Ciniras de Mirra quiso ver esta belleza que la nodriza tanto le había ensalzado; reconoció a su hija y poseído de furor quiso matarla, pero Mirra aprovechó la oscuridad de la noche para salvarse y se retiró a Arabia, donde puso en el mundo a Adonis. Las ninfas del lugar lo recibieron al nacer, lo alimentaron en un antro y se cuidaron de su educación. Venus se enamoró tan perdidamente de él que Marte se volvió celoso y obligó a Diana a suscitar un jabalí furioso para vengarse. Durante la caza Adonis quiso perseguir a este animal, que sintiéndose herido, volvió su furor contra el autor de su mal y le dio en la ingle un golpe de colmillo tan violento que tiró a Adonis por los suelos y murió. Cuando Venus lo vio bañado en su sangre corrió en su socorro. Pasando después por un rosal se pinchó con una de las espinas y la sangre que salió de su herida tiñó de rojo las rosas que anteriormente eran blancas. Venus continuó su camino e hizo todo lo posible por devolver la vida a su amante, pero al no conseguirlo lo transformó en una flor, que algunos han llamado anémona, de la que Ovidio simplemente señala su color rojo comparándola con la granada: y al cabo de una hora bien justa surgió de la sangre una flor teñida como ella, como las que, con granos ocultos tras una flexible corteza, suelen hacer los granados. (Metamorfosis, lib. 10)
A penas apareció Adonis en el reino de Proserpina esta diosa se enamoró de él con el mismo fuego que Venus aún conservaba. Ésta, desolada por la pérdida que había sufrido, suplicó a
Júpiter su retorno sobre la tierra; Proserpina no quiso devolverlo. Júpiter dejó que decidiera la musa Calíope, que para acordar a estas dos diosas juzgó que gozarían de él alternativamente la una y la otra durante seis meses.
De nuevo la fábula nos pone ante los ojos un incesto más; Ovidio[1] se ha ejercitado en describirlo con todo lo que la poesía tiene de más agradable y con todo aquello de lo que un tal sujeto era susceptible; pero aquellos que han querido adaptar este hecho a la historia y han tomado como fundamento el recitado de este poeta, sin duda no han puesto atención a que él mismo lo consideraba como una pura ficción, puesto que empieza así: Cantaré atrocidades: alejaos padres e hijas; fuera de aquí o, si mis versos os resultan placenteros al corazón, no creáis el presente episodio ni los hechos que en él se narran.
También el abad Banier confiesa[2] que es una fábula muy misteriosa y un enigma que sería muy embarazoso de explicar en todos sus puntos, de lo que concluye que es fácil juzgar que se trata de una mezcla de historia y de física. Hay pocas fábulas que tengan ciertas circunstancias
que pongan a este autor en la misma situación, y es en vano que se esfuerce en probar que Adonis no es lo mismo que Osiris. Yo digo más, él es el mismo que Apolo y que Baco. Orfeo nos enseña que él se complace en la diversidad de los nombres, que es macho y hembra, lo que también se dice de Baco, y en fin, Adonis es el que da la vida a todos los mixtos: multiforme manifiesto nutridor de todas las cosas. Muchacha y muchacho, a la vez, siempre eres un retoño para todos, Adonis, extinguido y reluciente, por otra parte, en las hermosas estaciones que se renuevan; fomentador de la vegetación. (Himno a Adonis) Este último rasgo debe ser, para el abad Banier, le Clerc, Selden y tantos otros, un misterio bien difícil de desvelar. ¿Cómo ajustarlo a la historia? Veamos si la filosofía hermética es más dichosa en poner esta fábula en su verdadera luz.

[1] . Ovidio, op. cit. Lib. X, vers. 300.
[2] . Banier, Mitología Explicada, tom. 1, p. 549.

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