miércoles, noviembre 25, 2009

Nepentes o el Remedio de todos los males

He aquí a Pernety hablando del “arte “a través de la interpretación de los símbolos egipcios, al que acompaño con unos versículos del Mensaje Reencontrado de L. Cattiaux en los que olfateo una clara relación.

[Del capítulo Las Colonias Egipcias]

Las estatuas de Júpiter y Juno, hermano y hermana, esposo y esposa, se encontraban en esta sala [del templo construido por Semiramis] con su abuela [Ops o la Tierra] y ante ellos una tabla de oro común a los tres, porque salen de un mismo principio aurífico, del cual se extraen dos cosas, una humedad aérea y mercurial y una tierra fija ígnea, que reunidas sólo son una y misma cosa llamada oro hermético, común a los tres porque está compuesto de ellos,…

MR, II, 83’: Toda humedad será expulsada de la tierra y el fuego consumirá la mugre inmunda hasta que la sal virginal aparezca, a la que se le devolverá el agua celeste para formar el nuevo mundo de Dios. “¿Quién nos hará oír esta palabra del comienzo y del fin de los tiempos? ¿Quién nos mostrará el germen desnudado de la creación perfecta del Señor?”

MR, II, 88: Conocer los tres fundamentos hereditarios del hombre es poseer la ciencia. El alma que viene de Dios, el espíritu que viene de los astros, el cuerpo que viene de la tierra.

MR, II, 89’: La tierra incuba el águila luminosa. ¿Quién la asirá cuando salga del huevo? Y ¿Quién la criará hasta su retorno a la tierra santa?

… y verdadero remedio del espíritu, del que hemos hablado, al cual Diodoro da el nombre de Nepentes, porque está hecho de la pretendida hierba que tiene este nombre, de la que Homero[1] dice que en Egipto se compone un remedio que hace olvidar todos los males y conduce al hombre a una vida exenta de dolor y melancolía, propiedades éstas tan alabadas en el oro hermético.

MR, X, 1’: El abandono de sí mismo, la aceptación de los remedios y la práctica del amor divino liberan al hombre de las coacciones del mundo.

MR, XVII, 25: La sobriedad, la sencillez y la caridad son los tres grandes médicos del cuerpo, del espíritu y del alma, pero el amor divino es el único remedio a la enfermedad de nuestras vidas exiliadas.

MR, XXI, 57: Todo se derrumbaba en mí y alrededor mío, pero en mi corazón el Señor me indicaba que me riese con él y que no creyera en la desgracia, y mi asombro y mi alegría eran ilimitados, como el desespero desvanecido.

[1] . Homero, Odisea, lib. 4, v. 221 y ss.

sábado, octubre 17, 2009

REMEDIO DEL ESPÍRITU






Del apartado Reyes de Egipto y monumentos (3)[1], he seleccionado el siguiente párrafo:

[…] la biblioteca sagrada sobre cuya puerta había escrito: REMEDIO DEL ESPÍRITU.
[…] La inscripción puesta encima de la puerta de la biblioteca anuncia cuán útil es la lectura, pero parece haber sido puesta sólo para señalar el tesoro que había encerrado allí, es decir, los libros que los egipcios llamaban sagrados, o los que contenían en términos alegóricos y en caracteres jeroglíficos toda la filosofía hermética o el arte de hacer oro y el remedio para curar todas las enfermedades, puesto que la posesión de este arte hace desvanecer la fuente de todas las enfermedades del espíritu, la ambición, la avaricia y las otras pasiones que lo tiranizan.

[Mensaje Reencontrado, VIII, 57: La miseria, la enfermedad, la vejez, la duda y la muerte tendrían que precipitarnos en los brazos del que nos propone la riqueza, la salud, la juventud, el conocimiento y la vida.]

[Mensaje Reencontrado, VI, 9’: El oro celeste es lo que nos hace falta, ya que la enfermedad de la muerte no agota nuestros deseos.]

Al ser esta ciencia la de la sabiduría, se puede decir con Salomón:[2] el oro es sólo arena vil en comparación a la sabiduría y la plata sólo es barro. Su adquisición vale más que todo el comercio del oro y la plata y su fruto más precioso que todas las riquezas del mundo, todo lo que se desee no puede comparársele. La salud y la longevidad están a su derecha, la gloria y las infinitas riquezas están a su izquierda.[3]Sus vías son bellas operaciones, loables y no despreciables; éstas no se hacen con precipitación ni con prisa sino con paciencia y atención durante un largo trabajo; es el árbol de vida para los que la poseen; ¡dichosos los que la tienen en su poder!
Comúnmente se explican estas palabras de la sabiduría y de la piedad; pero aunque se posea todo, aún cuando se posee a Jesús-Cristo y se es fiel en observar su ley, la experiencia de todos los tiempos nos demuestra que la salud, la longevidad, la gloria y las riquezas no son el atributo de todos los santos.
¿No habría dicho esto Salomón refiriéndose a la sabiduría hermética, puesto que allí todo conviene perfectamente y propiamente es su definición?

[Mensaje Reencontrado, XVII, 25: La sobriedad, la sencillez y la caridad son los tres grandes médicos del cuerpo, del espíritu y del alma, pero el amor divino es el único remedio a la enfermedad de nuestras vidas exiliadas.]

[Mensaje Reencontrado, XVII, 27’: Abandonando los espejismos del mundo y consagrándose a la búsqueda de la unidad divina, el Sabio evita muchas complicaciones, muchos excesos y muchos dolores inútiles.]

[Mensaje Reencontrado, XXXVIII, 17: La posesión de la gloria y de las riquezas terrestres brilla y se exhibe en el mundo profano.
17’: La posesión de la gloria y de los bienes divinos brilla y se esconde en el secreto de Dios.]

[Mensaje Reencontrado, X, 1’: El abandono de sí mismo, la aceptación de los remedios y la práctica del amor divino liberan al hombre de las coacciones del mundo.]

[Mensaje Reencontrado, III, 17: La verdad se oculta bajo el velo de las fábulas y las parábolas, es necesario un espíritu muy recto y muy penetrante para descubrirla, así como se precisa un ojo muy ejercitado para reconocer el diamante bajo la envoltura que lo protege.]

[Mensaje Reencontrado, XIII, 43’: Meditar es cocer suavemente el cuerpo y el espíritu hasta la glorificación del alma.]

[1] . Artículo subido el 4 del 2007.
[2] . Sabiduría, 7.
[3] . Proverbios, 3.

martes, junio 30, 2009

Cánope o el Vaso

He aquí algo de lo que Pernety dice respecto a los Cánopes egipcios:
[…] En efecto, este dios siempre está representado en los monumentos egipcios bajo la forma de un vaso coronado con una cabeza de hombre o de mujer, siempre cubierto y la cobertura atada con una venda, casi como la cobertura de una botella, para impedir que el licor se vierta o se evapore. 

[…] Un Cánope no es otra cosa que la representación del vaso en el que se pone la materia del arte sacerdotal; el cuello del vaso está designado por el de una figura humana, la cabeza y la cobertura muestra la manera en que debe ser sellada y los jeroglíficos que llenan su superficie anuncian a los espectadores las cosas que este vaso contiene y los diferentes cambios de forma, de colores y de maneras de ser de la materia. El vaso del arte –dice Espagnet-[1] debe ser de forma redonda u oval, con un cuello de la altura de un palmo o más, la entrada será estrecha. Los filósofos han hecho de ello un misterio y le han dado diversos nombres. Lo han llamado cucúrbita o vaso ciego, porque se le cierra el ojo con el sello hermético para impedir que nada extraño se introduzca y evitar que los espíritus se evaporen. […] En una desembocadura del Nilo había una ciudad con el nombre de Cánope donde este dios tenía un soberbio templo. San Clemente de Alejandría[2] dice que en esta ciudad había una academia de las ciencias, la más célebre de todo Egipto, donde se aprendía toda la teología egipcia y las letras jeroglíficas, allí iniciaban a los sacerdotes en los misterios sagrados y no había otro lugar donde se explicaran con más atención y exactitud, es por esta razón que los griegos hacían frecuentes viajes allí. Sin duda que dando instrucciones sobre el dios Cánope se encontrarían en la necesidad de explicar al mismo tiempo todos los misterios velados bajo la cantidad de jeroglíficos de los que la superficie de este dios estaba llena, al contrario de las otras ciudades donde se adoraba a Osiris e Isis, etc., que sólo explicaban allí la historia del dios o la diosa a los que estaban reservadas en particular.
Y he aquí algunos versículos del Mensaje Reencontrado mencionando el vaso:
I, 17’: Las vasijas de la tierra encierran una cosa preciosa, pero no duran mucho cuando ésta las abandona. XII, 44’: El que está en la cima del amor y del conocimiento es como un vaso lleno del néctar de los dioses, donde todos los seres se sacian; pero el que permanece a medio camino del saber es como un jarro lleno de cenizas que a nadie sirve.
XXI, 48: ¿Quién ha encontrado el santo cáliz? ¿Quién ha abierto el vaso sellado? ¿Quién ha mirado en el secreto? ¿Quién ha bebido en el manantial? ¿Quién ha caído en el cielo? ¿Quién ha muerto en la vida? ¿Quién ha resucitado en el amor? ¿Quién está establecido en el conocimiento? ¿Quién reposa en la paz del Perfecto? ¿Quién se ha vuelto UNO con aquel que ES?
XXIX, 21: No hay nada más muerto que esos tímidos orgullosos que no piden nada a Dios ni a los hombres, y que tampoco dan nada a nadie. ¡Tinieblas, frialdad, viscosidad y hedor! ¡se pudren en un vaso cerrado! “¿Quién les calentará el corazón al dulce fuego del amor?” XIV, 60: El conocimiento intelectual que no desemboca en el amor unitivo y en la posesión transformante del Señor es tan ilusorio como el reflejo de la luna en un vaso de agua agitada. [1] . Espagnet, La Obra secreta de la filosofía de Hermes, canon, 113. [2] . Clemente de Alejandría, Estromata, lib. 1, 6.

lunes, junio 01, 2009

Mercurio Anubis



He aquí al Mercurio de los filósofos descrito por Pernety al presentar al dios Anubis:
Había dos Mercurios en Egipto, el uno de sobre nombre Trismegisto, inventor de los jeroglíficos de los dioses de Egipto, es decir, de los dioses fabricados por los hombres y que eran el objeto del arte sacerdotal, y el otro Mercurio llamado Anubis, que era uno de estos dioses en vista de los cuales fueron inventados estos jeroglíficos. El uno y el otro de estos Mercurios fueron dados como consejeros a Isis; Trismegisto para gobernar exteriormente y Anubis para el gobierno interior. Pero se dirá ¿cómo se puede hacer esto, puesto que Diodoro relata que Anubis acompañó a Osiris en su expedición? He aquí el medio de acordar estas contradicciones, por el cual se verá que Anubis es tanto hijo como hermano de Osiris.
Hemos dicho que Osiris e Isis eran símbolo de la materia del arte hermético, que el uno representaba el fuego de la naturaleza, el principio ígneo y generativo, macho y agente, y que el otro o Isis significaba el húmedo radical, tierra o matriz y sede de este fuego, principio pasivo o hembra y que los dos sólo formaban un mismo sujeto compuesto de estas dos substancias. Osiris era el mismo que Serapis o Amún, que algunos dicen Amón y Ammón, representado por una cabeza de carnero o con cuernos de carnero, porque este animal, según los autores citados por Kircher, [1] es de una naturaleza cálida y húmeda. Se veía a Isis con una cabeza de toro, porque era tomada por la Luna, cuyo creciente es representado por los cuernos de este animal y además es pesado y terrestre.
Anubis, en la antigüedad de Boissart, se encuentra emplazado entre Serapis y Apis, para dar a entender que está compuesto de los dos, o que viene de ellos, es pues, hijo de Osiris y de Isis y he aquí cómo. Esta materia del arte sacerdotal, puesta en el vaso, se disuelve en agua mercurial, esta agua forma el mercurio filosófico o Anubis. Plutarco dice que, aunque muy joven, fue el primero que anunció a Isis la muerte de Osiris porque este Mercurio sólo aparece tras la disolución y la putrefacción designadas por la muerte de este príncipe. Y como Tifón y Nefti son los principios de destrucción y las causas de disolución, se dice que Anubis es hijo de este monstruo y de su hembra. He aquí, pues, Anubis hijo de Osiris y de Isis en realidad y nacido de ellos generativamente. Tifón y Nefti son también sus padre y madre pero solamente como causas ocasionales. Ramón Llull se expresa en este sentido [2] cuando dice: Mi hijo, nuestro hijo tiene dos padres y dos madres. Esta agua es llamada agua de la sabiduría, porque es todo oro y plata y en ella reside el espíritu de la quintaesencia que lo hace todo y sin ella no puede hacerse nada. Este fuego, esta tierra y esta agua que se encuentran en esta misma materia de la obra, son hermanos como los elementos lo son entre ellos, lo que hace que Isias los llame con este nombre θεοι αδελφοι [dioses hermanos]. Dice también que son dioses synthrônes de Egipto, o dioses reverenciados por igual entre los egipcios, participantes de un mismo trono y un mismo honor, para hacernos entender que los tres sólo son uno y que significan la misma cosa aunque tengan diferentes nombres. Esta unidad o estos tres principios que se reúnen para hacer solamente un todo, es declarada palpablemente por el triángulo que se ve en este monumento.
Habiendo dicho lo que es Anubis se adivina fácilmente cómo puede acompañar a Osiris en su viaje, puesto que el Mercurio filosófico está siempre en el vaso, que pasa por el negro o Etiopía, el blanco y etc., se ha visto el resto en el capítulo de Osiris. En cuanto a la cabeza de perro que se da a Anubis, hemos visto que los egipcios tomaban al perro como símbolo de un ministro de estado, lo que conviene muy bien al mercurio de los filósofos, puesto que es él quien conduce todo el interior de la obra. Sólo el caduceo ya da a conocer a Mercurio, la cara, tanto negra como de color del oro que le da Apuleyo indica claramente los colores de la obra. El texto de Ramón Llull que hemos citado hacever que Osiris, Isis y Anubis o Serapis, Apis y Anubis están encerrados en un mismo sujeto, puesto que Osiris, símbolo del Sol, e Isis, símbolo de la Luna, se encuentran en el agua mercurial, pues los filósofos llaman indiferentemente Sol u oro a su azufre perfecto al rojo y Luna o plata a su materia fijada al blanco. El cocodrilo, animal anfibio, sobre el cual Isias ha hecho representar a Anubis de pié, designa que Mercurio o el dios Anubis está compuesto o nacido de la tierra y del agua y a fin de que no se menospreciara ha hecho poner después un prefetículo y una patera, que son los vasos donde se mete el agua u otros licores. El fardo que Kircher no ha explicado y que Montfaucon toma por un cojín terso, confesando que no sabe para qué uso, significa el comercio que se hace mediante el oro, cuyo símbolo es el globo que Anubis lleva en la mano derecha. Se ve tan a menudo el globo en los jeroglíficos egipcios porque tenían al arte sacerdotal como objeto. Cuando este globo está junto a una cruz es para hacer ver que el oro está compuesto de los cuatro elementos tan bien combinados que no se destruyen el uno al otro. Cuando el globo es alado es el oro que es preciso volatilizar para llegar a darle la virtud transmutativa. Un globo rodeado por una serpiente o una serpiente apoyada sobre un globo es signo de la putrefacción por la cual debe pasar antes de ser volatilizado. Así mismo se le encuentra algunas veces alado con una serpiente sujeta debajo, [3] y entonces designa la putrefacción y la volatilización que le sigue. Pero es preciso poner atención en que hablo del oro filosófico o Sol hermético, me creo en el deber de hacer esta observación temiendo que algún soplador tome ocasión de buscar mediante las aguas fuertes o algunos disolventes parecidos, el medio de destilar el oro común y se imagine haber dado en el blanco cuando haya llegado a hacerlos pasar juntos al recipiente.

Y he aquí algunos versículos del Mensaje Reencontrado de Cattiaux cuyo perfume me dan a entender el mismo Mercurio, dejo al lector la libertad de hacer su asociación:
II, 6’:
La corteza terrestre extravía a los más sutiles observadores, pero el mar interior ilumina al hombre simple y creyente.
III, 9’: La luz de los astros brilla en el cielo y en el interior de la tierra.
II, 34’: El fuego reviste todas las formas, pero permanece fijo en su interior.
XII, 50’: Materia, Matriz, Matraz, Mater. Patria, Parte, Pastor, Pater.
Letanía, 10: Matriz del sol.
II, 59’: La tierra pura separada de su muerte. La luna blanca salida de su sombra. El sol rojo lavado de sus manchas.
II, 60’: El agua sale de la tierra y vuelve a la tierra hasta que se abre la flor blanca y hasta la maduración del fruto púrpura.
VII, 48’: Consideremos el agua de nuestra roca y veremos brillar las estrellas, la luna y el sol en nosotros mismos.
II, 14’: Dios hace surgir los frutos de la tierra por medio del agua y del fuego unidos en uno. “¡Oh, milagro de resurrección!”.
XXVI, 13: Hay dos vías de retorno a Dios: ya sea la disolución en la vida universal y libre, ya sea la coagulación en ella.
XXVI, 13’: La primera vía es enseñada por muchos y realizada por algunos. La segunda vía es enseñada por algunos y realizada por muy pocos.
XXVI, 13’’: El que las separa es ignorante. El que las une es Sabio.
XXXI, 39: Hay que disolver antes de coagular.
XXXI, 39’: Es la ley del cielo y de la tierra.
II, 72’: La reunión de los cuatro elementos forma la quinta esencia, raíz de la luna y del sol.
XII, 32’: El que fecunda reside en el sol. La que alimenta permanece en la tierra. La que libera se mueve en el cielo. El que unifica reposa en el corazón.
XII, 33’: La unión del agua y de la tierra hace aparecer la pureza de la vestidura luminosa del Señor, y el fuego manifiesta la virtud secreta del tesoro de Dios.
III, 82: La mujer disgrega al hombre hasta el agua del aire. El hombre consolida a la mujer hasta el fuego de la tierra. De estos dos brota el infinito de la creación perfecta, que manifiesta la gloria del Único sobre la tierra de los vivos.
III, 82’: La licuefacción y la vegetación de la tierra son el primer misterio. La solidificación y la animación del agua forman el segundo misterio. La alianza de la primera agua con la segunda tierra constituye el tercer misterio.
X, 54’: Dividimos por el fuego de la tierra. Depuramos por el agua media. Unimos por el fuego celeste. Multiplicamos por el agua y por la tierra santas.
V, 36’: La estrella de la mañana nos guía hasta la luna de suavidad y hasta el sol de fuerza.
IV, 8’: Ella ofrece la plata y el oro, el diamante y el rubí, pero todos rechazan su mano porque es negra.
II, 21’: El oro que dormita en el barro es tan puro como el que brilla en el sol.
II, 25’: El sol visible y el sol invisible maduran todas las cosas hasta la perfección áurea del fruto perfectísimo.
II, 59’: La tierra pura separada de su muerte. La luna salida de su sombra. El sol rojo lavado de sus manchas.

[1]. Kircher, Obelisc. Pamph. p. 295.
[2]. R. Llull, Vade Mecum.
[3]. Kircher, Obelisc. Pamph. p. 399.

sábado, mayo 16, 2009

Sol terrestre




Dice Pernety en “Historia de Horus”: El agente y el paciente en la obra, al ser homogéneos, se reúnen para producir un tercero semejante a ellos que procede de los dos, el Sol y la Luna son su padre y su madre, dice Hermes y también los otros filósofos después de él.
[…] La tierra es la matriz donde esta simiente es depositada y por eso se encuentra allí como su nodriza. El oro que se forma es el Sol terrestre. Esta materia es donde el sujeto de la obra es compuesto de dos substancias, una fija y la otra volátil, la primera ígnea y activa y la segunda húmeda y pasiva, a las cuales se ha dado los nombres de Cielo y Tierra, Saturno y Rea, Osiris e Isis, Júpiter y Juno, y allí está el principio ígneo o fuego de naturaleza que está encerrado y que ha sido llamado Vulcano, Prometeo, Vesta, etc.

Dice Cattiaux en el Mensaje Reencontrado, III, 7’: De saturno a la luna y al sol sólo hay una vía, que es la depuración paciente del cuerpo bruto hasta la unión del espíritu nítido con el alma perfecta.

Y en el XXXVIII, 67’: El Libro es un canal, pero también es un puente. Es un mar, pero también es un arca. Es un viento que sopla, pero también es un sol terrestre que ilumina.

lunes, abril 20, 2009

Los contrarios

En varias ocasiones Pernety, en el transcurso de su obra, pone ejemplos de interpretaciones de los jeroglíficos dadas en un sentido histórico o moral, aportando a continuación su explicación en el sentido hermético. Es el caso de un monumento de simbolismo egipcio situado en Roma del que el anticuario Montfaucon da una débil explicación en su obra La Antigüedad explicada. Tras poner en evidencia el error de la explicación de Montfaucon, Pernety empieza por dar una descripción de esta piedra, pretendidamente sepulcral:

Las dos serpientes están sostenidas sobre su cola replegada en círculo; la una tiene el huevo entre los dientes y la otra tiene la cabeza apoyada encima con la boca un poco abierta, como si quisiera morder a la otra y disputarle este huevo. Las dos tienen una cresta más o menos cuadrada. Sobre el otro lado de la piedra se halla la figura de un hombre de pié, con hábito largo y las mangas remangadas hasta el codo, tiene el brazo derecho extendido y una especie de aro en la mano, en el centro del cual aparece otro pequeño círculo o un punto. Con la mano izquierda levanta su ropa, teniéndola apoyada sobre la cadera. En el entorno de esta figura hay gravadas las siguientes palabras: A Herennuleius Hermes fecit conjugi bene merenti Julie L. F. Latine sibi et suis posterque cor. No es necesario recurrir a la religión de los egipcios para explicar este monumento. Los dos principios que admitieron los sacerdotes de Egipto sólo deben de entenderse de los dos principios, bueno y malo, de la naturaleza, que se encuentran siempre mezclados en sus mixtos y que cooperan en su composición, es por esto que dicen que Osiris y Tifón eran hermanos y que este último hacía siempre la guerra al primero. Osiris era el buen principio o el humor radical, la base del mixto y la parte pura y homogénea; Tifón era el mal principio o las partes heterogéneas, accidentales y principio de destrucción y de muerte, así como Osiris era principio de vida y de conservación. Las dos serpientes del monumento, del que se trata, representan en verdad a los dos principios, pero los dos principios que la naturaleza emplea en la producción de los individuos, se les llama, por analogía, al uno macho y al otro hembra; tales son las dos serpientes enroscadas en el caduceo de Mercurio, la una macho y la otra hembra, que están también representadas enroscadas la una con la otra y entre sus dos cabezas una especie de globo alado al que parece que quieren morder. Las dos crestas cuadradas de las dos serpientes del monumento del que hablamos son un símbolo de los elementos de los que el gran mundo y el pequeño mundo están formados y el huevo es el resultado de la reunión de estos dos principios de la naturaleza. Pero como en la composición de los mixtos hay los principios puros y homogéneos y los principios impuros y heterogéneos se encuentra entre ellos una especie de enemistad; el impuro tiende siempre a corromper al puro, es lo que se ve representado por la serpiente que parece querer disputar el huevo a la que lo tiene en posesión. La destrucción de los individuos sólo es producida por este mutuo combate. He aquí lo que se puede decir para explicar en general esta parte del monumento del que hablamos.Pero sin duda su autor tenía una intención menos general, pues es cierto que quería significar alguna cosa en particular. Comparemos todas las partes simbólicas de este monumento, la relación que tienen entre ellas nos desvelará esta intención particular. El que hizo hacer este monumento se nombra Herennuleio Hermes, y lleva un hábito largo como los filósofos; parece ser que este Herennuleio era uno de estos sabios iniciados en los misterios herméticos (lo que es designado por el sobrenombre de Hermes), que, como ya he dicho antes, al estar instruido en estos misterios, tomó el nombre de Adris o Hermes. Tiene en la mano derecha una especie de círculo, que Montfaucon sin duda ha tomado por un vaso o taza, y ha decidido a consecuencia de este error que Herennuleio hacía un sacrificio a los manes, como si esta acción no pudiera significar otra cosa. Este círculo no es para nada un vaso, es el signo simbólico del oro o del Sol terrestre y hermético, que los mismos químicos vulgares representan de esta manera aún hoy en día ʘ. Es en este lado del monumento, en particular, que se ha de acercar el jeroglífico de las dos serpientes y del huevo que se encuentran en el lado opuesto, para hacer de ello un todo, del cual el resultado consiste en este oro filosófico que presenta Herennuleio. He aquí, pues, cómo es preciso explicar este monumento en particular: Las dos serpientes son los dos principios del arte sacerdotal o hermético, uno macho o fuego, tierra fija o azufre, y el otro hembra, agua volátil y mercurial, concurriendo los dos en la formación y generación de la piedra hermética, que los filósofos llaman huevo y pequeño mundo y que está compuesto de los cuatro elementos representados por las dos crestas cuadradas pero que sólo dos de ellos son visibles, la tierra y el agua. Se puede también explicar el huevo como el vaso, en el cual el huevo se forma, por el combate del fijo y el volátil, que reuniéndose el uno con el otro son un todo fijo llamado oro filosófico o sol hermético. Es este oro el que Herennuleio muestra al espectador como el resultado de su arte. La mayor parte de filósofos que han tratado esta ciencia han representado sus dos principios bajo el símbolo de dos serpientes. Se encontrará una infinidad de pruebas de ello en esta obra. La inscripción de este monumento nos enseña solamente que Herennuleio ha hecho este oro como una fuente de salud y de riquezas, para él, para su esposa a la que amó tiernamente, para sus hijos y su posteridad.He aportado este ejemplo para hacer ver cuán fácil es explicar los jeroglíficos de ciertos monumentos egipcios, griegos, etc., cuando se les relaciona con la filosofía hermética, sin las luces de la cual se volverían ininteligibles e inexplicables. Tras este clarísimo ejemplo de Pernety pongo en relación con su explicación algunos versículos del Mensaje Reencontrado de Louis Cattiaux, que me parecen especialmente incisivos en el tema. IV, 60: Los miles y miles de universos que nos sumergen son como la millonésima parte de una gota de sangre divina. El más ínfimo átomo encierra mundos inconcebibles. Así, el Universo está en Dios, y Dios está en el Universo. 60’: Es mejor mirar en uno mismo y callar. ¡Oh, luz germinativa! ¿Oh, fruto muy pesado del Sol! ¡Oh, boda secreta de los idénticos contrarios! ¡Oh, esplendor fructificante de la única belleza! VIII, 1’: El hombre sin la mujer es como una piedra en el fondo desecado de un torrente, y la mujer sin el hombre es como una nube extraviada sobre el mar. “¿Quién hará la unión de los contrarios por medio de lo semejante?” III, 34’: Quien sabe unir los contrarios de igual naturaleza posee la ciencia. VI, 26: La cima del amor es descubrir a Dios dentro del hombre y al fuego dentro del agua. La cima de la ciencia es unir los contrarios de igual naturaleza hasta la perfección concentrada del rubí solar. II, 72’: La reunión de los cuatro elementos forma la quinta esencia, raíz dde la luna y el sol. IV, 25’: Antes del comienzo todo permanecía en el reposo de las duras tinieblas de la muerte. El fuego, al despertarse en el agua, ordenó el caos, y los cuatro elementos engendraron el espíritu del Universo. V, 49’: Los cuatro elementos forman el alfabeto con el que Dios enseña a los hombres clarividentes. I, 36’: El mundo ha sido hecho con el agua y con la tierra. Volverá a ser como un limo antes de ser rehecho como una tierra. II, 60’: El agua sale de la tierra y vuelve a la tierra hasta que se abre la flor blanca y hasta la maduración del fruto púrpura. V, 95’: El agua que sale de la tierra engendra el sol de resurrección por la potencia del amor fecundante del Altísimo. VIII, 52’: El agua sale de la tierra y vuelve a la tierra para separar el mundo del inmundo. III, 4’: Licuar la tierra y concentrar el agua, después casar la tierra con el agua y gozar de la paz del Señor en la piedra santificada por la unión. XXIV, 28’: Lo que es fijo viene de la tierra. Lo que es movedizo viene del agua. Lo que es humoso viene del aire. Lo que es graso viene del fuego. VIII, 1: La espiritualización del cuerpo hace aparecer el agua y el aire que nos animan y mantienen. La corporificación del espíritu engendra la tierra y el fuego que nos sostienen y multiplican. ¿Quién pesará la parte de cada cosa? III, 1’: El agua que brota de la tierra santa recae como lluvia de oro sobre el mundo entenebrecido. III, 6’: Las bodas celestes hacen brotar la claridad de las estrellas. Las bodas terrestres manifiestan el peso y la virtud del oro luminoso.

viernes, marzo 27, 2009

Sentido Oculto




Vayamos ahora a la introducción de sus Fábulas, donde Pernety presenta su obra y confiesa qué autores le han sido fuente de inspiración, denunciando al mismo tiempo aquellas interpretaciones de estas mismas fábulas que derivan hacia caminos engañosos. También veremos qué dice Cattiaux al respecto en esta concordancia de pensamiento:

Dice Pernety, tras nombrar algunos de los autores en los que se afirma:
Todas las explicaciones que daré están tomadas de estos autores o apoyadas en sus textos y sus razonamientos, serán tan naturales que se podrá concluir de ello que la verdadera química fue la fuente de las fábulas, que encierran todos los principios y las operaciones y que en vano se intentará forzar su explicación por otros medios. Pienso que no todo el mundo convendrá en ello pues se ha introducido la costumbre de explicar a los antiguos mediante la historia y la moral, este uso ha prevalecido y es acreditado hasta el punto que el prejuicio hace considerar toda explicación como fantasías.

Veamos algunos versículos del Mensaje Reencontrado de Louis Cattiaux en los que menciona esta interpretación histórica o moralista.

XIX, 1: Los profetas nos han hablado de la substancia y de la esencia de Dios, ¡pero nosotros escudriñamos sus textos para descubrir en ellos la historia, la moral, la poesía o la adivinación! Oh, estúpida ceguera de los inteligentes y de los sabios! ¡Oh, mediocridad satisfecha de los creyentes!

XVI, 53: Ignoran el sentido oculto de la palabra inspirada, sus explicaciones morales son la prueba entristecedora de ello. Si comprendieran, remontarían al manantial en lugar e perderse en justificaciones ociosas y en disputas imbéciles.
“Dios borrará las patrias, las ideologías, las confesiones y las sectas, pues los creyentes son todos hermanos en la unidad del Único”
.

XXII, 14’: Bendito sea Dios: las Escrituras santas todavía están aquí y nos corresponde leerlas y meditarlas sin dejarnos engañar por los hipócritas que las utilizan para sus intereses, sin dejarnos embaucar por los imbéciles que las adaptan a su mediocridad ciega y sorda y sin dejarnos inducir por los bien intencionados que las limitan a su comprensión histórica y moral.

XVII, 67’: La verdadera filosofía no descansa sobre las sutilezas delirantes del espíritu, ni sobre los principios rígidos de una moral, no sobre la observancia minuciosa de ritos, sino más bien sobre el conocimiento del contenido del núcleo de todas las cosas.

Pernety sigue diciendo: Se las considerará [a las fábulas] desde el punto de vista que se quiera, poco me importa. Escribo para los que quieran leerme, para los que no puedan salir del laberinto donde se encuentran obligados a estar, siguiendo los sistemas que acabo de mencionar [la historia y la moral], buscarán aquí un hilo de Ariadna que ciertamente encontrarán; para los que, versados en la lectura asidua de los filósofos herméticos, están más en estado de aportar un juicio sano y desinteresado, pues encontrarán lo necesario para fijar sus ideas vagas e indeterminadas sobre la materia de la gran obra y sobre la manera de trabajarla. En cuanto a los cegados por el prejuicio o por malvadas razones, que atribuyen a los egipcios, a los pitagóricos, a Platón, a Sócrates y a los otros grandes hombres, ideas tan absurdas como la de la pluralidad de los dioses, les rogaría nada más reconciliar, con ese pensamiento, la idea de la alta sabiduría que sobresale en todos sus escritos, sabiduría que se les otorga con razón. Les recomiendo una lectura de sus obras más seria y más reflexiva para encontrar lo que se les había escapado.

Y Cattiaux dice en el XXXVI, 20: Los más sabios y los más inteligentes toman las Escrituras reveladas por tratados de historia y de moral.
20’: Los más santos y los más inspirados toman estas mismas Escrituras reveladas por tratados de ascesis y de mística.
20’’: ¿Dónde están los Sabios iluminados de Dios qu8e también saben reconocer en ellas la ciencia oculta del Único Esplendor que salva de la muerte?

(Y para concluir)

XXXIV, 78’’: Nunca nos avergoncemos de abandonar una opinión limitada y vaga para adoptar una idea más precisa y más amplia de la salvación de Dios, pues así, nos abriremos y germinaremos en Dios, en vez de estancarnos y descomponernos en el mundo

domingo, marzo 08, 2009

El Ser y el no ser




En su “Tratado de la Obra hermética” y hablando de la “putrefacción”, dice Pernety: La putrefacción es de alguna manera la clave de todas las operaciones aunque propiamente no sea la primera. Ella nos descubre el interior del mixto; es la herramienta que rompe las ligaduras de las partes; hace, como dicen los filósofos, lo oculto manifiesto. Es el principio del cambio de las formas, la muerte de los accidentales, el primer paso para la generación, el comienzo y el término de la vida; el medio entre el no ser y el ser.

El ser y el no ser, el medio entre el no ser y el ser, curiosa expresión que me lleva a consultar el Mensaje Reencontrado de Cattiaux en busca de alguna aclaración y donde encuentro lo siguiente al respecto:

IV, 26: Así nació el ser medio, por la caída de una parcela del ser luminoso en el no ser tenebroso.
IV, 39: El Ser y el no ser son los polos del todo, entre los cuales aparecen las mezclas del Universo mixto.
VII, 57: Las tres emanaciones del Ser fueron emulsionadas en el no ser y formaron la jerarquía de los mundos.
XIII, 49: Hay el Ser, hay el acto, hay el reposo y hay todos los que intentan explicar lo uno y lo otro porque no están en esta unidad que se basta a sí misma.
XIII, 59: La vida mezclada con el no ser de afuera es lo que constituye el sufrimiento, pues la substancia pura de los comienzos sigue siendo gozo eterno en sí.

(Comparación para meditar)

martes, febrero 17, 2009

LA MUGRE HEDIONDA


He aquí otros dos textos comparados de Pernety y Cattiaux e insisto en que estas relaciones las hago a cuenta de mi intuición y “valen lo que valen”. El lector debe saber que es el olfato de mi búsqueda el que me otorga esta intuición y que no poseo el conocimiento necesario como para afirmar que hablan exactamente de lo mismo. ¡Juzgue el lector!
Dice Pernety en su Tratado de la Obra Hermética, [de las Fábulas] citando a Flamel:
Los dos dragones que ha tomado como símbolo jeroglífico de la materia, son, dice [Flamel][1]: las dos serpientes enviadas por Juno, que es la naturaleza metálica, y que el fuerte Hércules, es decir, el sabio, debe estrangular en su cuna, quiero decir vencer y matar para hacerlas pudrirse, corromperse y engendrar al principio de su obra. He aquí la clave de la obra o la disolución anunciada; las serpientes, los dragones, la Quimera, la Esfinge, las harpías y los otros monstruos de la fábula, que se deben matar; y como la putrefacción sucede a la muerte, Flamel dice que: es preciso hacerlas pudrirse y corromperse. Estando puestas juntamente en el vaso[2] del sepulcro, se muerden las dos cruelmente y por su gran veneno y furiosa rabia no se dejan jamás desde el momento en que son tomadas y entrelazadas (si el frío no se lo impide), hasta que las dos con su baboso veneno y mortales heridas, no estén ensangrentadas en todas las partes de su cuerpo, y que finalmente, matándose la una a la otra, se asfixien en su propio veneno, que las convierta tras su muerte en agua viva y permanente. Esta agua es propiamente el mercurio de los filósofos.
[…]Cuando el calor actúa sobre estas materias, se cambian primeramente en polvo y agua grasa y viscosa, que sube como vapor hasta lo alto del vaso, y recae como rocío o lluvia al fondo del vaso, donde, al poco, se vuelve como un caldo negro un poco graso. Es por lo que se le ha llamado sublimación y volatilización, ascensión y descensión. El agua, al coagularse seguidamente, se vuelve como pez negra, lo que hace que se la nombre tierra fétida y hedionda.

Dice Cattiaux en su Mensaje Reencontrado, XXIII, 75’:
La mugre hedionda será destruida por el fuego y la mugre oscura será separada por el agua.

[Sigue Pernety]: Da un olor de relente, de sepulcros y de tumbas. Hermes la llama la tierra de las hojas. Más su verdadero nombre - dice Flamel - es el de Latón o Letón, que se ha de blanquear. Los antiguos sabios - añade - la han descrito bajo la historia de la serpiente de Marte, que había devorado a los compañeros de Cadmo, el cual la mató horadándola con su lanza contra un roble hueco. Poned atención a este hueco. Pero para llegar a esta putrefacción es preciso un agente o disolvente análogo al cuerpo que debe disolver. Este es el cuerpo disoluble llamado simiente masculina; el otro es el espíritu disolvente, llamado simiente femenina. Cuando están reunidos en el vaso, los filósofos les dan el nombre de Rebis.

Dice Cattiaux en el XXXVIII, 53’:
Lo único necesario basta para tener lo superfluo, y lo superfluo[3] basta para tener lo único necesario. Y ambos juntos bastan para tener la vida salva.


[1] . Flamel, Figuras Jeroglíficas.
[2] . Artefio.
[3] . Una explicación de “superfluo” podría ser: lo que fluye sobre…

martes, enero 06, 2009

El arte hermético (Pernety y Cattiaux)



Realmente Pernety estaba inspirado cuando en su “Discurso preliminar” (contradicción entre los autores, en el blog) afirma: El arte hermético, dicen los filósofos, es un misterio oculto para los que se fían mucho de su propio saber; pues es un don de Dios, que mira con buenos ojos y es propicio a los que son humildes y le temen, estos ponen toda su confianza en Él y como Salomón, le piden con insistencia y perseverancia esta sabiduría que a su derecha tiene la salud (Proverbios, III, 16) y las riquezas a su izquierda; esta sabiduría que los filósofos prefieren a todos los honores y a todos los reinos del mundo, porque es el árbol de vida para aquellos que la poseen (Proverbios, III, 18).
Este “arte” como muy bien dice viene de Dios y es a Él que se lo debemos pedir. En el Mensaje Reencontrado dice en el versículo II, 78: Todo se puede comprender con su inspiración. Todo se puede examinar con su ayuda. Todo se puede depurar con su ciencia. Todo se puede perfeccionar con su arte. Posee todos los nombres y no tiene ninguno.
Pues es un misterio. Precisamente, como ya he mencionado otras veces en este blog, los versículos que me lanzaron al mar de las fábulas herméticas pertenecen al Mensaje Reencontrado de L. Cattiaux y hablan de este misterio:
II, 83: Estudiemos los triples misterios antiguos. Reverenciemos las doctrinas y las fábulas sagradas. Busquemos el bien que subsiste en el mal. Meditemos sobre las obras de los profetas y de los santos filósofos. Comprendamos que sólo hay un Dios, una sola ciencia y una sola creación en todas partes y siempre.
III, 17: La verdad está oculta bajo el velo de las fábulas y las parábolas, es necesario un espíritu muy recto y muy penetrante para descubrirla, así como se precisa un ojo muy ejercitado para reconocer el diamante bajo la envoltura que lo protege.
III, 17’: En el centro del Universo y en el corazón del hombre están contenidos los misterios de Dios. ¿Quién ahondará el abismo? ¿Quién manifestará la vida de la tierra? ¿Y quién consolidará el rocío del cielo?
Es por eso que necesitamos la ayuda de Dios para acceder a ese misterio como dice el MR en el V, 95: La evidencia de la creación y el misterio de la enseñanza de los Sabios no pueden ser entendidos sin la ayuda de Dios.
También lo expresa de otro modo en XIII, 51: Todos los misterios están contenidos en el sudor de la tierra y en el rocío del cielo.
Por eso dice Pernety que es un misterio ocultado para aquellos que se fían mucho de su propio saber, pues como dice el MR, VI, 1: Si somos inteligentes, roguemos a Dios para volvernos inteligentes.
Puesto que si no: MR, XXIV, 43: La decadencia de las religiones y de las iniciaciones proviene de que los guardianes, los creyentes y los buscadores toman los símbolos, las figuras y los ritos por el misterio mismo, cuando de hecho no son más que sus imágenes y sus recuerdos.
Pues es un don de Dios que mira con buenos ojos y es propicio a los que son humildes y le temen. MR, XIX, 28’: Cuanto más conozcamos nuestra indignidad, más espantados estaremos por la inmensidad de la misericordia del Señor y por la grandeza del don que nos concede.
Y XXVI, 36: Los herederos bien pueden ignorar o rechazar su herencia, por creerse suficientemente instruidos en su religión o bastante sabios en su ciencia. Su orgullo y su malignidad no forzarán el don de vida del Altísimo; su inteligencia será humillada y su libertad será retirada al final. ¿No volverán humildemente a Dios en sus corazones en lugar de permanecer esclavos en una tierra extranjera?
…estos ponen tosa su confianza en Él; Proverbios, III, 5: Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.
Por eso Pernety cita a Salomón pidiendo esta Sabiduría, pues: Proverbios, I, 7: El principio de la Sabiduría es el temor del Señor.
Y el MR dice en el IX, 50: La locura de los hombres consiste en la búsqueda de los infinito en la muerte. La sabiduría de Dios reside en el examen de la unidad de la vida. Así, el hombre sabio es el que interroga a su Señor, oye su respuesta y conforma a ésta su vida.
Y hablando de citar a Salomón, Emmanuel d’Hooghvorst en su artículo Rehaz el barro y cuécelo cita a Saint Baque de Bufor de esta forma:
Insensato quien separa a los que Dios ha unido: ¡el cuerpo y el espíritu! (Mateo XIX, 6). En la Concordancia Mito-Físico-Cábalo-Hermética, se encuentra el siguiente fragmento: Manipulando el verdadero légamo caótico del aire, se adivinan, sin dificultad y progresivamente, los enigmas filosóficos, se recorre toda la mitología y se penetra el verdadero sentido de ciertos pasajes del Antiguo Testamento y el de todas las obras de Salomón.[1]
… Porque es el árbol de vida para aquellos que la poseen. MR, XII, 3: El árbol de vida está plantado en el centro del jardín del paraíso, pero el árbol del conocimiento del bien y del mal crece encabalgado sobre el muro de la cerca.

[1] . Emmanuel d’Hooghvorst, El Hilo de Penélope, Arola Editors, Tarragona 2000, artículo Rehaz el barro y cuécelo (título tomado del versículo del MR, XV, 68) p. 318.
Respecto a la cita de Saint Baque de Bufor, es en Concordancia Mito-Físico-Cábalo-Hermética, ed. Obelisco, Barcelona 1986, p. 112.