En la excelente obra de Emmanuel d’Hooghvorst, EL HILO DE PENÉLOPE[1], comenta un fresco egipcio donde los personajes que aparecen son Osiris, Set, Serapis, Horus y sus cuatro hijos, que tienen la forma que encarnan los famosos Cánopes o vasos egipcios donde se guardaban las vísceras del difunto.
EH explica brevemente la historia del desmembramiento
de Osiris por parte de Set, su hermano y enemigo, y cómo Isis consigue
reencontrarlo, recomponerlo y resucitarlo; luego Horus, el hijo de ambos, vence
a Set castrándolo, o sea, anulando su fuerza.
Me ha parecido pertinente poner en paralelo y en relieve
a los Cánopes y su contenido, pues es como si éstos contuvieran los miembros y
vísceras del hombre, o sea, su interior, donde en realidad reside Osiris en
exilio, que una vez recompuesto da a luz, mediante Isis a su hijo Horus el
cual vencerá, sin ninguna duda, a la poderosa fuerza de Set.
He aquí un fragmento del artículo de E. d’Hooghvorst
en EL HILO DE PENÉLOPE, que titula:
SOBRE
EL ASNO FILOSÓFICO
Observamos en la reproducción del fresco[2] a Set (o Tifón) vencido y
atado a la izquierda de un poste en forma de Y; tres puñales han sido clavados
en su cuerpo, y ante él se hallan Horus y sus cuatro hijos, con un cuchillo en sendas
manos; detrás, a la derecha, se alzan Osiris y Serapis; Set lleva una cabeza de
asno.
Se trata de una leyenda muy conocida; sin embargo, la
resumiremos:
Set, hermano-enemigo del dios Osiris, tras haberle
invitado a un banquete, presentó a los invitados un espléndido sarcófago que
iba a regalar –decía- a aquel cuya estatura correspondiera exactamente a las
dimensiones de este ataúd. Osiris se acostó en él y al instante, Set cerró la
cubierta y arrojó el sarcófago con su contenido al Nilo.
La alusión es clara: Osiris, que representa el Verbo,
al querer medir este mundo sublunar fue precipitado en él a consecuencia de una
sugerencia de su enemigo. ¿No decía Platón que el logos era la medida de todas las cosas?
La leyenda cuenta luego las largas peregrinaciones de
su esposa Isis, quien salió en su búsqueda, y cómo encontró el sarcófago
incrustado en el corazón de un sicómoro cerca de Byblos. Aprovechando una
ausencia momentánea de Isis, viendo Set que el sarcófago había sido
descubierto, despedazó el cuerpo de su enemigo y lo dispersó. Tras una larga
búsqueda, Isis consiguió reunir los miembros dispersos de su esposo y
resucitarlo. Éste le dio entonces un hijo, Horus, llamado el vengador de su padre. Durante un duelo del que resultó vencedor,
Horus consiguió dominar a Set, pero en lugar de matar al vencido, se contentó
con castrarlo. La alusión es lo suficientemente clara como para eludir todo
comentario.
El asno, es decir Set, representa pues la naturaleza
de este mundo. Observemos que de nature “naturaleza”, se puede sacar por
anagrama âne-rut ‘asno en celo’, por
lo demás, el asno es conocido por la potencia de sus capacidades genitales.
Seguir a esta naturaleza es acorralarse junto a la
casa de un ogro. No obstante, esta materia oscura y caótica de aquí abajo,
siempre sometida a la corrupción, no es por ello menos necesaria para permitir
el descenso y la manifestación de Osiris.
Se comprenderá pues la mutilación de Set. Castrado, el
asno servirá, desde entonces, de vehículo al tesoro de este mundo, pues se
encaminará con paso lento pero seguro hacia los senderos pedregosos más
difíciles y caminará allí donde el caballo no puede pasar.
Set es, pues, el
doble-sentido del mundo, Pero según el significado siniestro, es el mal
principio, causa de oscuridad, de rebeldía y de muerte aquí abajo.
Pernety también comenta respecto a los Cánopes, como
si hablara de su contenido, lo que sucedía en una ciudad dedicada a este dios
Cánope:
[1] . EL HILO DE PENÉLOPE, de Emmanuel d’Hooghvorst,
tomo I, Arola Editors, Tarragona 2000, pg. 309.
[2] . La
reproducción de este fresco egipcio se encuentra en E.-A. Wallis Budge, Osiris and egyptian Resurrection, ed.
Ph. Lee Warner, Londres, 1911, vol. I, p. 48.
[3] .
Clemente de Alejandría, Estromata, 1, 6
No hay comentarios:
Publicar un comentario