domingo, enero 21, 2007

El húmedo radical (del Tratado de Física)


La vida y la conservación de los individuos consisten en la estrecha unión de la forma y de la materia. El nudo, la ligadura que forma esta unión consiste en la del fuego innato con el húmedo radical. Este húmedo es la porción más pura, la más digerida de la materia y como un aceite extremadamente rectificado por los alambiques de la naturaleza. Las simientes contienen mucho de este húmedo radical, en el cual se alimenta una chispa del fuego celeste, y puesto en una matriz conveniente opera, cuando es ayudado constantemente, todo lo que es necesario para la generación. En este húmedo radical se encuentra algo de inmortal, la muerte de los mixtos no le hace evaporarse ni desaparecer. Resiste así mismo al fuego más violento, puesto que se le encuentra aún en las cenizas de los cadáveres quemados.
Cada mixto contiene dos húmedos, aquel del que acabamos de hablar y un húmedo elemental, en parte acuoso y en parte aéreo. Este cede a la violencia del fuego, se eleva en humo, en vapores y cuando está completamente evaporado el cuerpo no es más que cenizas o partes separadas las unas de las otras. No es así respecto al húmedo radical, puesto que constituye la base de los mixtos afronta la tiranía del fuego, sufre el martirio con un coraje insuperable y permanece unido firmemente a las cenizas del mixto, lo que indica manifiestamente su gran pureza.
 La experiencia ha mostrado a los vidrieros, gente comúnmente muy ignorante en el conocimiento de la naturaleza, que este húmedo está oculto en las cenizas. Han encontrado en la fuerza del fuego el secreto de manifestar, en lo que cabe, de lo que son capaces el arte y la violencia del fuego artificial. Para hacer el vidrio necesariamente se han de poner las cenizas en fusión y no habría fusión si no hubiera allí el húmedo. Sin saber que las sales extraídas de las cenizas contienen la más gran virtud de los mixtos, los labradores queman los rastrojos y las hierbas para aumentar la fertilidad de sus campos, prueba de que este húmedo radical es inaccesible a los ataques del fuego, porque es el principio de la generación, la base de los mixtos, y que su virtud y su fuego activo sólo permanecen entorpecidos hasta que la tierra, matriz que se ve diariamente en las semillas. Este bálsamo radical es el fermento de la naturaleza, que se extiende en toda la masa de los individuos. Es una tintura indeleble, que tiene la propiedad de multiplicar, que penetra hasta en los más sucios excrementos, puesto que los emplea con éxito para estercolar las tierras y aumentar su fertilidad.
común de los principios, desarrolla sus facultades, lo
Se puede conjeturar con razón, que esta base, esta raíz de los mixtos que sobrevive a su destrucción, es una parte de la primera materia, la porción más pura e indestructible, mostrada en el extremo de la luz de la que recibe la forma. Pues el matrimonio de esta primera materia con la forma es indisoluble y todos los elementos corporificados en los individuos sacan de ella su origen. En efecto, ¿no es necesaria una tal materia para servir de base incorruptible y como raíz cúbica a los mixtos corruptibles, para poder ser un principio constante, perpetuo y sin embargo material, en torno del cual girarían sin cesar las vicisitudes y los cambios que los seres materiales experimentan todos los días?
Si está permitido aportar conjeturas en la oscuridad del porvenir ¿no se podría decir que esta substancia inalterable es el fundamento del mundo material y el fermento de su inmortalidad mediante el cual subsistirá tras su destrucción, después de haber pasado por la tiranía del fuego y haber sido purgado de su mancha original, para ser renovado y devenir incorruptible e inalterable durante toda la eternidad? Parece que la luz sólo ha operado sobre él y que ha dejado el resto en las tinieblas, pues conserva siempre una chispa que sólo necesita ser excitada. Pero el fuego innato es bien diferente del húmedo. Tiene la espiritualidad de la luz y el húmedo radical es de una naturaleza mediana entre la materia extremadamente sutil y espiritual de la luz y la materia grosera, elemental y corporal. Participa de los dos y liga estos dos extremos. Es el sello del pacto visible y palpable de la luz y las tinieblas, el punto de reunión y de comercio entre el Cielo y la Tierra.
No se puede, pues, confundir sin error este húmedo radical con el fuego innato. Este es el habitante y aquel la habitación, la morada. Es en todos los mixtos el laboratorio de Vulcano, es el fogón donde se conserva este fuego inmortal, primer motor creado de todas las facultades de los individuos, el bálsamo universal, el elixir más precioso de la naturaleza, el mercurio de vida perfectamente sublimado y trabajado, que la naturaleza distribuye mediante peso y medida a todos los mixtos. Quien sepa extraer este tesoro del corazón, y del centro oculto de las producciones de este bajo mundo, desnudarlo de la espesa corteza, elemental, que lo oculta a nuestros ojos y sacarlo de la prisión tenebrosa donde está encerrado y en la inacción, podrá gloriarse de saber hacer la más preciosa medicina para aliviar el cuerpo humano.



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