Tras
haber leído atentamente el recién editado libro de Raimon Arola, (doctor en
Historia del Arte y profesor de la
Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona), “El
Símbolo Renovado, a propósito de la obra de Louis Cattiaux” desde la editorial
Herder, considero necesario manifestar que, con un estilo sencillo y claro,
Arola ha conseguido plasmar una clave, en estos nuevos tiempos, para la
introducción a la lectura del Mensaje Reencontrado
así como para el estudio de toda la obra de Louis Cattiaux, situado en su época
y trasladado a la “intemporalidad”. Al leerlo, lo que se podría decir del Mensaje Reencontrado, divagando o
intuyendo Arola lo dice precisando y puntualizando.
Como
ejemplo expongo aquí un fragmento del “Símbolo Renovado” donde se señala el
interés de Cattiaux por la obra de Pernety, lo que atañe a este blog.
¡Enhorabuena Sr. R. Arola.
¡El
Arte expresado en las artes!
Cuando, en 1946, Cattiaux publicó El Mensaje Reencontrado, uno de sus amigos, llamado James Chauvet,
le sugirió que le enviase un ejemplar a Guénon, que por aquel entonces ya vivía
en El Cairo. Chauvet, muy interesado por los temas esotéricos y en especial por
los misterios del santo Graal, se había desmarcado de las tendencias ocultistas
que proliferaban en París y se había convertido en seguidor de la corriente
tradicionalista preconizada por Guénon.
Tras
recibir el ejemplar y en contra de lo que acostumbraba, Guénon escribió una
reseña laudatoria a la obra de Cattiaux, y a partir de este hecho, se inició
una intensa correspondencia entre ambos, con encuentros y desencuentros. Para
conocer, aunque sea superficialmente, la relación entre estos dos personajes,
debemos comenzar por la crítica a El
Mensaje Reencontrado que publicó Guénon en 1948 y cuyo punto esencial creemos
que se encuentra en la siguiente idea repetida en dos ocasiones:
No sabemos lo que los especialistas del
hermetismo, si aún existen realmente competentes, opinarán de este libro y cómo
lo valorarán: pero lo cierto es que está lejos de ser indiferente y que merece
ser estudiado cuidadosamente por todos aquellos que se interesen por este
aspecto particular de la tradición.[1]
Guénon ya había escrito sobre alquimia y hermetismo en
otras ocasiones, sobre todo cuando se interesó por el libro de Julius Evola La tradición hermética.[2] Entonces afirmó que el hermetismo era
una tradición de origen egipcio que se había transmitido a las culturas
posteriores como una cosmología, pero no como una metafísica primordial. Y que
la alquimia era cierta práctica de la cosmología hermética que,
inevitablemente, debería comprenderse como una “alquimia espiritual”. Cuando se
inició la correspondencia entre ambos, Cattiaux estuvo del todo deacuerdo con
la idea de denominar hermetismo a lo que él acostumbraba a llamar alquimia, pues
le pareció que eran estrictamente sinónimos. Pero sucedió de distinto modo con
el resto de la argumentación. Cattiaux había estudiado en profundidad el Dictionnaire mytho-hermétique de Dom Pernety, así como otras obras
clásicas en las que el hermetismo y la alquimia definen una misma realidad. Sin
embargo, y como explica Antoine Faivre,[3] los
ocultistas apenas utilizaron el término hermetismo, y fue entonces cuando Evola
lo recuperó. Aunque Evola escribió en italiano (o quizá por eso), el conjunto
de estas variaciones se deben situar en
el contexto parisino, pues en la cultura anglosajona nunca dejó de usarse el
término hermetismo.
En
la correspondencia entre Cattiaux y Guénon, encontramos las siguientes
reflexiones que se refieren a este tema. En primer lugar, Cattiaux escribe lo
siguiente:
La
palabra alquimia, tan desviada y confundida por todos o casi por todos con “la
crisopeya” puede ser un espantajo para muchos; los términos “tradición
primordial”, que le pertenece, o “gnosis”o “hermetismo” me parecen menos
repelentes. La palabra alquimia me parece reservada para los “locos de Dios”,
que son también los “sabios de Dios” ¡y existen muy pocos en el mundo”.[4]
A lo
que contesta Guenon:
La
palabra “alquimia” da lugar, en efecto, en la mayoría de gente, a la confusión
a la que usted alude, y he tenido que señalarlo en varias ocasiones; creo que
es la de “hermetismo” la que sería la más adecuada (o entonces se podría decir
“alquimia espiritual” para evitar cualquier equívoco). “Gnosis” tiene un
sentido mucho más amplio y, por otro lado, es fastidioso que muchos confundan
“gnosis” con “gnosticismo”, lo que podría no ser la misma cosa. En cuanto a la
“Tradición primordial”, la expresión no sería aplicable en este caso, pues se
trata de una forma de tradición derivada, como es el caso, además, de todas las
que se puedan conocer en la actualidad.[5]
De este diálogo se desprende no solo el hecho de dilucidar
una cuestión nominalista, sino que también implica una comprensión del “acto
simbólico” muy distinta en ambos autores. Mientras que, para Guenon, la unidad
de todas las tradiciones solo se podía encontrar en lo no-manifestado, para
Cattiaux esta unidad necesitaba complementarse con el proceso inverso, es
decir, sería en lo manifestado donde actuaría la ciencia divina, dando como
resultado una unidad en la manifestación última, y esta manifestación sería,
justamente, la piedra filosofal, el Nombre, Cristo, aquello concreto e
histórico que se conoce en la manifestación. Pues, si la verdad intrínseca a
toda tradición espiritual tan solo se pudiera encontrar en lo no-manifestado,
se negaría también la tradición alquímica, y con ella toda la tradición de la
búsqueda del Dios manifestado, como apuntaron Basilio Valentín, Nicolas Valois,
Cattiaux y tantos otros.
Así,
el término hermetismo sería el más correcto para expresar la unidad de
todas las tradiciones, pero a condición de que no se separe del término alquímico,
como aparece en unas notas que Cattiaux apuntó en los márgenes de un libro de
René Guenon titulado Aperçus sur l’Initiation, tal vez durante el mismo
periodo en el que tenía lugar su relación epistolar.
[1] . Noticias sobre la pintura de Cattiaux según
sus contemporáneos:
www.beyaeditions.com/documentation/traditionartethermetisme.htm.
[2] . Formas
tradicionales y ciclos cósmicos, Obelisco, Barcelona, 1984, pp. 99 y ss.
[3] .
Wouter J. Hanegraaff, Antoine Faivre, et al., Dictionary of Gnosis and Western Esotericism, Brill, Leiden , 2005, voz: Occult/Occultism.
[4] .
“Paris-Le Caire, Correspondance entre Louis Cattiaux et René Guénon de
1947 à 1950 », en Miroir d’Isis, 2011, p. 82.
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