jueves, noviembre 16, 2006

Liberación de Alcestis





Habiendo persuadido Medea a las hijas de Pelias para que lo cortaran en trozos y lo hirvieran en un caldero para rejuvenecerlo, Pelias no volvió. Alcestis, una de las hijas de este desdichado, se retiró a la corte de Admeto para evitar los efectos del furor de Acasto, su hermano, que la buscaba para vengar la muerte de su padre. Acasto se la reclamó a Admeto, después de haber arrasado su país, Alcestis se ofreció al vencedor para proteger a su amante Admeto; fue aceptada e inmolada. Admeto rogó a Hércules que la devolviera a la vida; este héroe encontró a la muerte que la tenía agarrada y combatió contra ella, la venció, la ató con unas cadenas de diamantes y le hizo prometer que devolvería a la bella Alcestis a la luz del día.
No concibo cómo se ha podido tener la idea de explicar históricamente una fábula tan visiblemente alegórica como esta. Si no fuera así, las circunstancias de la muerte de Pelias y el combate de Hércules contra la muerte serían cosas tan ridículamente inventadas que esta historia sólo sería buena para distraer a los niños; y si el abad Banier hubiera podido penetrar en la verdad hubiera visto que el ministerio de Apolo no era inútil para su desenlace.
Para dar explicación a esta fábula es suficiente traducir los nombres de los personajes que participan en ella; entonces sería así: El mar único tuvo por hija a la agitación y al movimiento. Neptuno se enamoró y ella consintió a sus deseos, quedó embarazada y puso en el mundo, sobre la orilla del agua agitada y amenazante, a dos hijos gemelos, a saber, el negro lívido (morado) y el cruel. Éste, echado por su hermano, se retiró al medio, nadó y desposó a la amarilla con la que tuvo doce hijos, todos muertos por Hércules excepto uno, cuando vinieron en ayuda del brillante y luminoso que estaba en guerra con Hércules, porque había rehusado dar la recompensa que le había prometido a este héroe, por limpiarle los establos. La amarilla se desposó después con el fuerte, su tío, del que tuvo tres hijos. Habiendo muerto el fuerte le sucedió el negro lívido. Este fue el que envió a Jasón a la conquista del toisón de oro. Jasón se llevó a Medea que persuadió a las hijas del negro para que lo cortaran en trozos y lo hirvieran en un caldero, así lo hicieron pero el negro, su padre, lejos de rejuvenecer permaneció muerto. La fuerza, una de sus hijas, se fue con aquel que todavía no había sido vencido, este se enamoró y no quiso devolverla al pequeño barco ligero, su hermano, que la había reclamado. Éste, irritado por el rechazo, arrasó el país del
amante de la fuerza, que habiendo sido apresado la devolvió, el hermano inmoló a la hermana y Hércules la liberó.
He aquí la misma fábula con los nombres griegos: Salmoneo tuvo una hija llamada Tiro, Neptuno se enamoró de ella y sus persecuciones no fueron vanas, Tiro quedó embarazada y trajo al mundo, sobre la orilla del río Enipeo, a dos hermanos gemelos, Pelias y Neleo. Éste, echado por su hermano, se retiró a Mesena y desposó a Cloris, con la que tuvo doce hijos, todos muertos por Hércules excepto uno, cuando vinieron a ayudar a Augias contra Hércules. Después Cloris se casó con Creteo, su tío y tuvo tres hijos. Habiendo muerto Creteo le sucedió Pelias y envió a Jasón a la conquista del toisón de oro. Jasón se llevó con él a Medea y ésta persuadió a las hijas de Pelias para que lo cortaran en trozos y lo hirvieran en un caldero con la intención de rejuvenecerlo. Así lo hicieron pero éste permaneció muerto. Alcestis, una de sus hijas se salvó yéndose con Admeto que se enamoró de ella. Acasto, su hermano, la persiguió para vengar la muerte de su padre. Se la reclamó a Admeto que rehusó devolvérsela, etc.
En esta genealogía de Alcestis, que trae a la memoria las explicaciones que hemos dado a las
diferentes fábulas de las que hemos tratado, para que después se haga la comparación, se verá un alumbramiento sobre la orilla de un río, ¿de qué hijo se trata? Del color negro. Allí se encuentra la muerte de aquellos que han ayudado a Augias, y ya se sabe lo que se ha de entender de la historia de este último. Jasón, sobrino de Pelias, ya es suficiente él sólo para aprender a explicar las dos historias de su padre Esón y de su tío Pelias. ¿Se podría expresar mejor la disolución de la materia que suponiéndola cortada a trozos? ¿En qué momento y por qué? Precisamente en el tiempo del negro significado por Pelias y por sus hijas, es decir, por las partes volátiles que se elevan. Pelias permanece muerto en el caldero, porque no habría sido más Pelias al dejar de ser negro; pero él tiene un hijo que quiere vengar su muerte; este hijo persiguió a Alcestis y arrasó el país de Admeto. Entonces el hermano de las partes volátiles es volatilizado con ellas, pero tiene un principio fijo y este principio, mientras que es volátil, arrasa el país que aún no había sido subyugado, es decir, que aún no había sido volatilizado y entonces se volatiliza. Tan pronto como el fijo toma el dominio queda en posesión de Alcestis y se la lleva con él y la inmola, es decir, que la devuelve al fondo del vaso, de donde se había escapado volatilizándose.

Allí la inmola confundiéndola con la materia en putrefacción, llamada muerte. Permanece allí hasta que Hércules, socorrido por la ayuda de Apolo, combate con la muerte, porque la parte fija aurífica, que es el Apolo de los filósofos, trabaja en concierto con el artista para hacer salir la materia de la putrefacción y sacarla de los brazos de la muerte, es decir, hacerla pasar del color negro al color gris. Entonces es cuando Hércules la ata con cadenas de diamantes y le hace prometer que devolvería a Alcestis a la luz del día; porque entonces la superficie de la materia está sembrada de pequeñas parte brillantes, que algunos filósofos han llamado ojos de pez y otros diamantes. La luz del día, o la vida a la que Alcestis es devuelta, es el color blanco que sucede al gris, pues el blanco es llamado luz, día, vida, como hemos visto más de una vez en los diferentes textos de los filósofos que hemos aportado a este respecto, en las precedentes fábulas. La muerte no se suelta más que en aquel momento, puesto que, según Filaleteo[1] y muchos otros, la putrefacción dura hasta la blancura.
[1] . I. Filaleteo, Enarrat. Methodica. P. 109.

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