Tras haber combatido a los monstruos Hércules va a ejercer su coraje y su fuerza contra las mujeres. Primero se ha de imaginar que Euristeo, al no poder deshacerse de Hércules, exponiéndolo a los peligros que le había ordenado para que pereciera y de los que siempre salía glorioso, quiso tomar otra vía para ablandar su coraje. Sabía que Hércules no era enemigo del bello sexo y que no tendría dificultad en obedecer sus órdenes al saber que las mujeres contra las que lo enviaba tenían reputación de tener gran coraje y
mucho valor. Además el objeto de su expedición no era el de limpiar un establo, o correr un año entero tras una cierva, o hacer que un hombre fuera comido por sus propios caballos, o robar un rebaño de bueyes, sino el de apoderarse del cinturón de una reina, un cinturón superior a los otros por su valor y belleza. Alcides partió en un barco y se asoció a Teseo para que lo acompañara en esta expedición. Pasando por Bebricia, Migdón y su hermano Ámico quisieron oponerse al paso de nuestros héroes, que tras haberlos hecho morir arrasaron todo el país y lo dieron como presente a Lico, hijo de Deifilo, al que habían llevado con ellos. Finalmente Hércules llegó a presencia de las amazonas, las combatió, mató unas cuantas e hizo que las otras huyeran, cogió prisionera a Hipólita, o Antíope y se la dio a Teseo, su reina Menálipe[1] les dio el famoso cinturón como rescate, que Hércules llevó a Euristeo.
Muchos autores, entre ellos Estrabón, han pensado que las amazonas nunca han existido y que todo lo que se publica de ellas sólo son fábulas. Una de las pruebas que el abad Banier aporta de su existencia, según los autores que cita como garantía de ello, es que una de sus reinas llamada
Pentesilea había ayudado a Príamo y fue muerta por Aquiles. Si no tuviéramos mejores pruebas podríamos ratificar el sentimiento de Estrabón, puesto que Príamo, Aquiles y Pentesilea son personajes puramente fabulosos, como veremos en el libro siguiente. Sea como sea, al ser también Hércules un héroe supuesto, las heroínas que él venció también deben serlo.
Esta historia tiene, por ella misma, más aire de alegoría que de historia real. ¿Levantaría un rey todo su ejército para apoderarse de un cinturón? ¿Quizás sea porque era de oro y diamantes? Sólo los nombres de Procella, Protoé, Eribea, que se han dado a las amazonas que Hércules hizo huir, indican lo que se ha querido significar mediante ellas. De las otras que él tomó se dice que son compañeras de Febo y Diana. Sólo este último rasgo es suficiente para determinar la alegoría de la medicina dorada. Entonces se ha de juzgar a las amazonas como a las musas, las bacantes y las mujeres guerreras que acompañaban a Osiris y a Baco en sus expediciones; tanto las unas como las otras sólo son un jeroglífico de las partes volátiles de la materia de la gran obra.
Procella fue llamada así por su gran velocidad; Protoé por su extrema agilidad, de πρό, delante, y de θόός, veloz, pronto; Eribea de έ΄ρις, debate, y de βεάω o βοή, combate, puesto que no hay nada más presto y más ágil que las partes volátiles y porque cuando se mezclan en lo alto del vaso parece que se combaten. Estas son aquellas que la fábula dice que Hércules puso en fuga. Las que se quedó eran Menálipe (Melánipe), su reina, Antíope o Hipólita, Celene, etc. Se dice que las cogió, es decir, que las fijó y es por esta razón que la fábula dice que eran compañeras de Febo y de Diana, porque la materia de los filósofos llevada al color blanco, llamado Diana, y al color rojo, llamado Febo, es fija y no huye más, lo que está expresado por los nombres de estas amazonas, ya que Antíope viene de άντί, que indica cambio y de όπός, jugo, humor, como si se dijera, que ya no es más líquido sino sólido y congelado, porque es preciso que la materia, después de haber sido disuelta, se congele y se coagule para llegar al blanco y a la fijación, según el precepto de todos los filósofos: solve & coagula, y lo que dice Calid:[2] Cuando he visto al agua coagularse de sí misma, he reconocido la verdad de la ciencia y del arte hermético.
Menálipe es llamada reina de las amazonas y para su rescate dio el cinturón adornado de piedras preciosas, puesto que Menálipe ella misma es llamada reina de los filósofos y su Diana, pues ha tomado su nombre de Μενά, Luna, y de λιπος, engordar, gordura, es decir, Luna en su plenitud, o la materia filosófica al blanco perfecto. El cinturón que ella dio a Hércules para su rescate, es un círculo mezclado de blanco, rojo y otros colores, que se manifiestan alrededor de la materia blanca en el momento en que empieza a pasar del blanco al rojo. Este círculo es al estilo de aquel que hemos explicado hablando del velo de Proserpina. Hércules lleva este cinturón a Euristeo, es decir, que continúa la obra y la conduce a la perfección. En cuanto al presente que Hércules hizo de Antíope o Hipólita a Teseo, ya haremos mención de ello cuando hablemos de este raptor de Ariadna.
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