sábado, octubre 14, 2006

Juno







Era hija de Saturno y de Rea y hermana gemela de Júpiter. Los griegos la llamaban Hera o Megalé, la Dama, la Grande. Homero nos enseña que fue alimentada y educada por Océano y por Tetis, su mujer. Este hermano la había amado desde su más tierna juventud, con la edad sintió aumentar su amor y buscando los medios para gozar de ella, se transformó en acuclillo, satisfizo su pasión y seguidamente la desposó solemnemente. Tuvo un hijo llamado Marte, y según Apolodoro, Hebe, Ilitio y Argeo. Hesíodo le atribuye cuatro hijos, Hebe, Venus, Lucina y Vulcano; otros añaden a Tifón; Luciano la hace madre de Vulcano sin haber conocido hombre alguno.Júpiter y Juno no dieron ejemplo de una dulce unión y de un matrimonio apacible; casi siempre tenían querellas y guerras entre ellos. Júpiter, que era muy dado a las mujere
s, no sufría pacientemente los celosos reproches de Juno. La maltrató de todas las maneras, hasta la suspendió en el aire por los brazos mediante una cadena de oro poniéndole en cada pie un yunque. Los dioses se indignaron por ello e hicieron lo posible por liberarla, pero no pudieron conseguirlo. Lisímaco de Alejandría relata que había cerca de Argos una fuente llamada Canatho, donde Juno se bañaba una vez al año y recobraba su virginidad cada vez. Tenía catorce ninfas a su servicio, pero era Iris la que más empleaba.
Entre las aves, el pavo real era particularmente consagrado a Juno, dicen algunos mitólogos que sin duda,a causa de que esta diosa lo escogió preferentemente para poner sobre las plumas de su cola los ojos de Argos, después de que Mercurio lo hubiera matado. El ganso también era una de las aves consagradas a Juno y la vaca blanca, entre los animales de cuatro pies, según estas
palabras de Virgilio: La misma hermosísima Dido, alzando una copa en la diestra, la derrama entre los cuernos de una vaca blanca. (Enéida, lib. 4, 13). Sin duda porque para los egipcios la vaca era el símbolo jeroglífico de Juno.
Las explicaciones que he dado de las diferentes circunstancias de la historia de Júpiter, desvelan en parte la de Juno. Cuando se dice lo que era este dios, se adivina fácilmente lo que podía ser su hermana gemela. Aquellos de entre los mitólogos que han pensado que el nombre Hera, de esta diosa, era una simple transposición de letras y que poniéndolas en su lugar se encontraba aer (aire) y que en consecuencia Juno y el aire eran una misma cosa, digo yo que éstos han acertado más que los otros. Fue educada por Océano y Tetis, o sea el agua, estos eran considerados como dioses.
Juno, pues, siendo hermana gemela de Júpiter, ha debido de nacer al mismo tiempo que él. Y como el aire que se encuentra en el vaso, por encima de la materia disuelta, se llena de vapores que se elevan en el tiempo en que el Júpiter filosófico se forma, es natural que también se personificara a esta humedad vaporosa y aérea; es pues, a esta h
umedad volátil y siempre en movimiento, suspendida en lo alto del vaso y como apoyada sobre la tierra que sobrenada en el agua mercurial, que se ha juzgado a propósito darle el nombre de Hera, o hermana de Júpiter.
Los filósofos hablan tan a menudo de esta clase de matrimonio entre el hermano y la hermana, el rey y la reina, el Sol y la Luna, etc, que es inútil explicarlo aquí mediante sus textos.
Las desavenencias que se suscitaron en este matrimonio vinieron de los celos de Juno. Y en efecto ¿cómo no habría sido susceptible de esta loca pasión? Júpiter se encontraba siempre entre su esposa y algunas ninfas, es decir, entre los vapores húmedos del aire encerrado en lo alto del vaso y el agua mercurial sobre la cual nadaba y así mismo las partes más puras que se elevaban desde el fondo del vaso para unirse a él. Las idas y venidas de esta esposa celosa ¿no representan bien a los diferentes movimientos de este vapor? Júpiter, enojado por sus reproches, la suspendió en el aire de la manera que ya hemos explicado. El oro filosófico volatilizado formaba la cadena que tenía suspendida a esta diosa. En vano, los otros dioses, quisieron ponerla en libertad, no pudieron conseguirlo, porque esta cadena de las partes del oro volatilizado se sucede sin interrupción hasta que viene a reunirse con Júpiter y con esta humedad. Entonces se hace la paz entre el fijo y

el volátil, entre Júpiter y Juno. Los yunques que tenía en los pies, son un verdadero símbolo del fij
o, por su enorme peso que los vuelve sólidos y fijos en la situación en que se les pone. Se supone naturalmente que esta pesadez tiraba de Juno hacia la tierra, a fin de designar la virtud imantadora de la parte fija que atrae a la parte volátil hacia ella y con la que finalmente se reúne.
Finalmente se puede ver a Júpiter y a Juno en Osiris e Isis. Son la misma cosa y poco ha faltado para que los mitólogos los confundieran, puesto que los egipcios decían que eran igualmente hijos de Saturno. Júpiter bajo este color gris, también es un fuego oculto, como una chispa bajo la ceniza; es él que, como Osiris, lo anima todo en la obra y da vida a este humor mediante el cual lo produce todo. Es de allí que nace este Vulcano, o esta minera del fuego celeste, lo que ha hecho decir que este dios cojo forjó las armas y los muebles de Júpiter y de los otros dioses. La naturaleza acuosa de Juno está indicada por la pátera que se le da como atributo, lo mismo que el pavo real, porque los variados colores de su cola prueban al manifestarse sobre la materia que está dispuesta para la volatilización y que ya está disuelta, lo que anuncia la llegada o la presencia de Juno.

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