Las fiestas celebradas entre los atenienses en honor a Ceres y a Proserpina, han tenido un mismo origen, pues a pesar de todo lo que han podido decir hasta aquí diversos mitólogos, la Ceres de los griegos no difiere en nada de la Isis de los egipcios, el culto de una es el culto de la otra.
Se dice que Triptolemo fue el institutor de las tesmoforias en reconocimiento de que Ceres le había enseñado la manera de sembrar y recoger el trigo y los frutos. La primera celebración se hizo en Eleusis y fueron llamadas misterios eleusinos. Pues Ceres, dice la fábula, buscando a su hija Proserpina, raptada por Plutón, llegó a la ciudad de
Eleusis y fue a visitar al príncipe del lugar que llevaba el mismo nombre.
La esposa de este príncipe llamada Yone, acababa de traer al mundo un hijo al que había dado el nombre de Triptolemo. Buscaba una nodriza, Ceres se ofreció y fue aceptada. Ella se cobró una buena comisión. Durante el día lo alimentaba con una leche divina y durante la noche lo tenía oculto bajo el fuego.
El padre se dio cuenta del progreso que hacía Triptolemo durante la noche e indagó de dónde podía venir esto y cuando averiguó cómo era el cuidado de Ceres se sorprendió de tal manera que no pudo impedir soltar un grito. Este grito dio a conocer a Ceres que su maniobra ya no era secreta. Se irritó y en su cólera hizo morir a Eleusis y dio a Triptolemo un carro tirado por dos dragones para ir a enseñar por toda la tierra el arte de sembrar los granos.
El padre se dio cuenta del progreso que hacía Triptolemo durante la noche e indagó de dónde podía venir esto y cuando averiguó cómo era el cuidado de Ceres se sorprendió de tal manera que no pudo impedir soltar un grito. Este grito dio a conocer a Ceres que su maniobra ya no era secreta. Se irritó y en su cólera hizo morir a Eleusis y dio a Triptolemo un carro tirado por dos dragones para ir a enseñar por toda la tierra el arte de sembrar los granos.
¿Qué significaría esta leche y este fuego con los que Ceres alimentó al hijo de Yone? ¿Con qué se puede relacionar este carro tirado por dos dragones? se ve a primera vista que esta fábula tiene todo el aire de una alegoría química. En efecto, Triptolemo es el hijo filosófico que es puesto en el mundo por Yone, es decir, por el agua mercurial, de ΰω, llover, de
donde ha salido también el nombre de las híades. Ceres se convirtió en su nodriza porque como dice Hermes, la tierra es la nodriza del hijo filosófico.
Michael Maier ha hecho de ello el segundo de sus emblemas donde un globo terrestre forma el cuerpo de una mujer desde las espaldas hasta las rodillas; dos pechos salen de este globo y la mano derecha de la mujer sostiene un niño que mama de la teta de ese mismo lado, con esta inscripción encima: su nodriza es la Tierra, y ésta debajo: ¿qué tiene de extraño que digamos que la Tierra nutrió con su leche a la tierna prole de los Sabios? Si una bestezuela alimentó a tan grandes héroes ¿cuán grande no será aquel al que sirvió de nodriza elo globo terrestre?
La leche con la que Ceres nutrió a Triptolemo es la misma que la que Juno dio a Mercurio, ya lo he explicado en más de un lugar, es por eso que envío allí al lector, para no caer en enojosas repeticiones. Solamente diré de Ceres, con Basilio Valentín:[1] Soy una diosa de gran belleza; la leche y la sangre fluyen de mis senos. No tiene nada de extraordinario alimentar a un niño con leche, pero ocultarlo bajo las cenizas y meterlo en el fuego durante la noche,
para darle fuerza y vigor, esto sólo puede ser practicado por un pueblo salamándrico; Triptolemo también es el símbolo de la salamandra de los filósofos y el verdadero Fénix que renace de sus cenizas. Es a este Triptolemo que se ha de acostumbrar al fuego, para que, al hacerse grande, pueda resistir sus más vivos ataques. No hay duda, pues, de que T
riptolemo sea la salamandra de los filósofos, cuando es cocido y madurado bajo el fuego. Entonces se convierte en el fuego mismo, la tierra, la cal y la simiente de los Sabios, que es preciso sembrar en su propia y natural tierra.
El color negro es símbolo de la noche, signo del duelo y de la muerte y no se vuelve a la luz si no es con la ayuda del fuego. El Triptolemo filosófico tampoco puede llegar al blanco sin la ayuda del fuego. Cuando se ha hecho grande,
Ceres hace morir a su padre y da a su niño ya criado un carro tirado por dos dragones, para que vaya por toda la tierra enseñando el arte de la agricultura a sus habitantes. La agricultura es un símbolo perfecto de las operaciones de la gran obra. Es por lo que los filósofos han sacado de ello gran parte de sus alegorías, a imitación de los antiguos que nos han dejado las suyas bajo la apariencia de la historia.
El labrador tiene una tie
rra que cultiva para sembrar su grano; el filósofo tiene la suya. Sembrad vuestro oro en una tierra blanca foliada, dicen los filósofos. Basilio Valentín hace de ello el emblema de su octava llave y Michael Maier el sexto de los suyos. El grano no podría germinar si antes no se pudriera en la tierra. Hemos hablado a menudo de la putrefacción de loas materias
filosóficas como llave de la obra. Cuando el grano ha germinado necesita del calor para crecer, pues el calor es la vida de los seres y nada puede venir al mundo sin calor natural. Se necesitan dos cosas para el crecimiento de las plantas, el calor y la humedad; también le es preciso la leche y el fuego al Triptolemo filosófico, según lo que dice Raimon Llull:[2] Sabed que nada nace sin macho y hembra y que nada germina ni crece sin la humedad y el calor. Es a lo que debéis
conformaros en nuestra obra. Cuando el tallo sale de la tierra, primero parece de un rojo violeta, después un verde azulado; cuando se forma allí el grano es blanco como la leche y cuando llega a su madurez se ve todo el campo dorado. Precisamente sucede lo mismo al grano de los filósofos.
No añadiré nada más respecto a la educación de Triptolemo que lo que dice Flamel en su Deseo deseado: Su padre es el Sol y su madre la Luna, es decir, una substancia cálida y una substancia acuosa. La Tierra es su nodriza. Es alimentado por su propia leche, es decir, por el esperma del que ha sido hecho desde el comienzo. El parto llega cuando el fermento del alma se ajusta con el cuerpo o tierra blanqueada. No puede llegar a su perfección si no es alimentado de leche y si no toma vigor por el fuego. Es de él que ha sido dicho en la Turba: Honrad a vuestro Rey que viene del fuego.
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