domingo, octubre 22, 2006

Belerofonte y la Quimera




Pegaso no fue el único que nació de la sangre que salía de la herida de Medusa; también nació de allí Crisaor y fue padre del célebre Gerión, al que Hércules mató de la manera que se relatará en el quinto libro. A penas hubo nacido Pegaso, cerca de los manantiales del Océano,[1] dejó la Tierra y se elevó hacia la morada de los inmortales. Allí es donde habita en el mismo palacio de Júpiter, del que lleva los rayos y los truenos. Palas le confió a Belerofonte, hijo de Glauco, del que Sísipo fue padre, Eolo abuelo y Júpiter bisabuelo. Belerofonte subió sobre Pegaso y fue a combatir a la Quimera, monstruo de raza divina, según Homero,[2] tenía la cabeza de león, cola de dragón y cuerpo de cabra. De su garganta abierta vomitaba torbellinos de llamas de fuego. Hesíodo lo hace hijo de Tifón y de Equidna.[3]Esta fábula de la Quimera lleva un carácter totalmente fabuloso, que el abad Banier, siempre ingenioso para tomar las menores circunstancias que puedan favorecer a su sistema, no ha osado adoptar nada de lo que dicen las explicaciones de los mitólogos, y dice[4] que no se debe de esperar que intente explicar un monstruo cuyo nombre mismo se ha vuelto sinónimo de los inventos de la razón, que sólo son especiosas quimeras. En consecuencia él condena la seriedad con la cual Lucrecio ha querido probar mediante buenas razones que la Quimera no existió jamás. Las explicaciones físicas de Plutarco, de Nicandro de Colofón, no merecen más credulidad que las conjeturas que llevan a esta fábula a la moral. Pero este erudito abad ¿tiene razones para adoptar explicaciones más sólidas, que las que Estrabón, Plinio y Servio han dado de esta fábula? Él mismo confiesa que no
se encuentra en ningún lugar de Cresias, citado por estos autores,[5] el nombre de Quimera y que sin duda ellos lo han copiado mal. Que se hagan algunas reflexiones sobre lo que pueden ser Belerofonte, el caballo Pegaso, Minerva que lo doma y lo lleva a este héroe para su expedición. ¿Se pensará con nuestro erudito académico, que es más razonable creer que haya sido necesario tal aparato de guerra para ir a combatir a cabras salvajes[6] y a serpientes que ocasionaban muchos estragos en los valles y las praderas e impedían que se pudieran llevar allí los rebaños? Así mismo parece por el texto de Hesíodo que acabo de citar, que el abad Banier no había leído lo suficientemente atento a este antiguo poeta, cuando dice, hablando del caballo Pegaso, que no dice que Belerofonte se sirviera de él.
A las otras circunstancias de esta ficción, Teopompo añade[7] que Belerofonte mató a la Quimera con una lanza y no con flechas; que la punta de esta lanza estaba armada de plomo y que el fuego que vomitaba el monstruo fundía este plomo, cuando el héroe lo hundió allí, este plomo fundido se coló en los intestinos de la Quimera y la hizo morir. Confesemos que una tal estratagema no podía ocurrírsele a un autor que ignorara el objeto de tal ficción y que no habría osado emplazarla en el curso de la historia si sólo hubiera tenido en cuenta la historia misma.

[1] . Hesíodo, Teogonía.
[2] . Homero, Ilíada, lib. 6.
[3] . Con ella (Equidna) cuentan que el terrible, violento y malvado Tifón tuvo contacto amoroso, con la joven de vivos ojos. Y preñada, dio a luz feroces hijos: primero parió al perro Orto para Gerión. […] La Hidra parió a la terrible, enorme, ágil y violenta Quimera, que exhala indómito fuego. Tres eran sus cabezas: una de león de encendidos ojos, otra de cabra y la tercera de serpiente, de violento dragón. [León por delante, dragón por detrás y cabra en medio, resoplaba una terrible y ardiente llama de fuego]. Pegaso la mató con el valiente Belerofonte. Hesíodo, Teogonía, 307.
[4] . Banier, Tomo 3, lib. 2, cap. 6.
[5] . Cresias, Cod. 72.
[6] . Banier, Mitología, lugar citado.
[7] . Teopompo, Philip. Lib. 7.

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