El primer paso en la sabiduría es el temor de Dios, el segundo el conocimiento de la naturaleza. Por ella se sube hasta el conocimiento de su Autor.[1] La naturaleza enseña a los clarividentes la física hermética. La obra de la naturaleza siempre es más larga, esta opera simplemente, sucesivamente y siempre por las mismas vías para producir las mismas cosas. La obra del arte es menos larga, este avanza mucho los pasos de la naturaleza. El Arte de Dios se hace en un instante. La alquimia propiamente dicha es una operación de la naturaleza ayudada por el arte. Esta nos pone en la mano la llave de la magia natural o de la física y nos vuelve admirables a los hombres, elevándonos por encima de lo común.
[1] . San Pablo, Romanos, 1, 20.
[1] . San Pablo, Romanos, 1, 20.
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