El mineral
Se dice comúnmente de los minerales que existen y no que viven como se dice de los animales o de los vegetales, si bien se puede decir que los metales sacan de alguna manera su vida de los minerales, ya sea porque en su generación hay como una conjunción del macho y de la hembra bajo el nombre de azufre y mercurio, como por una fermentación, una circulación y una cocción continua, en la que se purifican con la ayuda de la sal de la naturaleza, finalmente se cuecen y se forman en una masa que llamamos metal; ya sea porque los metales perfectos contienen un principio de vida, o fuego innato que se vuelve lánguido y como sin movimiento bajo la dura corteza que lo encierra y es ocultado como un tesoro hasta que siendo puesto en libertad, de esta corteza, por una solución filosófica, se desarrolla y se exalta mediante un movimiento vegetativo, hasta el más alto grado de perfección que el arte puede darle.
El vegetal
Un alma o espíritu vegetativo anima a las plantas; es por él que éstas crecen y se multiplican, pero están privadas del sentimiento y del movimiento de los animales. Sus simientes son hermafroditas, aunque los naturalistas hayan señalado los dos sexos en casi todos los vegetales. El espíritu es vegetativo e incorruptible y se desarrolla en la fermentación y la putrefacción de las simientes. Aunque el grano esté podrido en tierra sin germinar, este espíritu va a unírsele en su esfera.
El animal
Los animales tienen de más que los minerales y los vegetales una alma sensitiva, principio de su vida y de sus movimientos. Son como el complemento de la naturaleza en cuanto a los seres sublunares. Dios ha distinguido y separado los dos sexos en este reino, a fin que de dos venga un tercero. Así en las cosas más perfectas se manifiesta más perfectamente la imagen de la Trinidad.
El hombre es el príncipe soberano de este bajo mundo. Todas sus facultades son admirables. Las turbaciones que se elevan en su espíritu, sus agitaciones, sus inquietudes, son como los vientos, los relámpagos, los truenos, los torbellinos y los meteoros que se elevan en el gran mundo. Su corazón, su sangre, todo su cuerpo mismo algunas veces es agitado, pero esto es como los temblores de la tierra y todo esto prueba que es verdaderamente el resumen del Universo. ¿No tenía, pues, razón David al exclamar que Dios es infinitamente admirable en sus obras? [1]
[1] . Salmos, 91, 6 y 138, 14.
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