domingo, febrero 04, 2007

Nombre que los Antiguos han dado a este Vaso (del Tratado de la Obra Hermética)



Los filósofos usaban una manera de hacer entrar este vaso en sus alegorías de manera que no se pudiera tener la menor sospecha respecto a la idea que ellos tenían. Unas veces era una torre, otras una nave, aquí un cofre, allí una canastilla. Tal fue la torre de Dánae, el cofre de Deucalión y la tumba de Osiris, además, la canastilla de Baco y su botella, el ánfora de oro o vaso de Vulcano, el punto en que Juno presenta a Tetis el barco de Jasón, el pantano de Lerna que fue así llamado de λάρναξ, capsa, loculus, (caja, ataúd, urna); la cesta de Erictonio, el cofrecito en el que fueron encerrados Tenes el troadita con su hermana Hemítea, la habitación de Leda, los huevos de donde nacieron Cástor, Pólux, Clitemnestra y Helena, la ciudad de Troya, las cavernas de los monstruos, los vasos que Vulcano hizo como presente a Júpiter, el cofre que Tetis dio a Aquiles, en el cual se puso los huesos de Patroclo y los de su amigo, la copa con la cual Hércules pasó el mar para ir a raptar los bueyes de Gerión, la caverna del monte Helicón, que servía de morada a las Musas y a Febo;
en fin, otras tantas cosas acomodadas a las fábulas que se inventaron respecto al sujeto de la gran obra. El lecho donde Venus fue encontrada con Marte, la piekl en la cual Orión fue engendrado, ,la clepsidra o cuerno de Amaltea de (clepto) oculto, y (idro) agua. Los egipcios, finalmentre, no entendían otra cosa por sus pozos, sus sepulcros, sus urnas y sus mausoleos en forma de pirámide.
 Pero lo que más ha engañado a los que han estudiado la filosofía hermética en sus libros, es que el vaso del arte y el de la naturaleza no estén comúnmente distinguidos. Hablan ahora del uno como ahora del otro, según lo que el sujeto les induzca, sin que nadie haga distinción entre ellos.
Ordinariamente hacen mención de un triple vaso. Flamel lo ha presentado en sus jeroglíficos bajo la figura de un escritorio. Este vaso de tierra en forma de escritorio dentro de un nicho, es llamado -dice- el triple vaso, pues en su centro hay un estante (o grada) sobre el cual hay una escudilla llena de cenizas tibias en las cuales está puesto el huevo filosófico, que es un matraz de vidrio que ves pintado en forma de escritorio y que está lleno de la confección del arte, es decir, de la espuma del mar rojo y de la grasa del viento mercurial. Pero parece, por la descripción que da de este triple vaso, que habla no solamente del vaso sino del horno. Es absolutamente necesario conocer el vaso y su forma para tener éxito en la obra. En cuanto al del arte, debe ser de vidrio, de forma oval, pero para el de la naturaleza, los filósofos nos dicen que es preciso ser instruido perfectamente de su cantidad y su calidad. Es la tierra de la piedra, o la hembra, o la matriz en la cual la semilla del macho es recibida, donde se pudre y se dispone a la generación. Morien habla de éste en estos términos: ¡oh buen rey! Como este magisterio es el secreto de los secretos de Dios muy grande, lo ha confiado y recomendado a sus profetas, de los que ha introducido sus almas en el paraíso. Que si los sabios, sus sucesores, no hubiesen comprendido lo que había dicho de la cualidad del vaso en el cual se hace el magisterio, no habrían podido jamás hacer la obra. Este vaso -dice Filaleteo- es un aludel, no de vidrio, sino de tierra; es el receptáculo de las tinturas y respectivamente en la piedra debe contener (el primer año de los caldeos) veinticuatro medidas llenas de Florencia, ni más ni menos.
Los filósofos han hablado de diferentes vasos para engañar a los ignorantes. Así mismo han buscado hacer un misterio de ello, así como de todo el resto.
Es por lo que le han dado diversos nombres, según las diferentes denominaciones que les ha complacido dar a los diversos estados de la materia. Así han hecho mención del alambique, de la cucúrbita, de los vasos sublimadores, calcinadores y etc. Pero no hay más que un vaso del arte que Espagnet[1] describe así: Pero a decir verdad y hablando con ingenuidad, no se necesita más que un sólo vaso para perfeccionar los dos azufres, y es preciso un segundo para el elixir. La diversidad de las digestiones no necesita cambio de vaso; así mismo es necesario no abrirlo ni cambiarlo hasta el fin de la primera obra. Este vaso será de vidrio, teniendo el fondo redondo u ovalado y un cuello de un palmo de largo al menos, pero estrecho como el de una botella; es preciso que el vidrio sea espeso y por igual en todas sus partes, sin nudos ni grietas, a fin de que pueda resistir un fuego largo y algunas veces vivo. El segundo vaso del arte será hecho de dos hemisferios de roble hueco, en los cuales se pondrá el huevo para incubarlo. El Trevisano también hace mención de este tronco de roble, en estos términos:[2] Después, a fin de que la fuente sea más fuerte y los caballos no marchen, ni otras bestias brutas, se levanta allí un hueco de roble cortado por el medio, que guarde el Sol y la sombra de él. Finalmente el tercer vaso es el horno que encierra y conserva los otros dos vasos y la materia que contienen. Flamel dice que jamás hubiera podido adivinar su forma si Abraham el Judío no la hubiera pintado con el fuego proporcionado en sus figuras jeroglíficas. En efecto, los filósofos lo han puesto entre el número de sus secretos, y lo han nombrado atanor, a causa del fuego que allí se mantiene continuamente, aunque desigual algunas veces, porque la capacidad del horno y la cantidad de la materia requieren un fuego proporcionado. En cuanto a su construcción se puede ver lo que dice de ello Espagnet.



[1] . Espagnet, La Obra secreta de la Filosofía de Hermes, can. 112 y ss.
[2] . Trevisano, Filosofía de los metales, 4ª parte.

No hay comentarios: