sábado, febrero 03, 2007

El Vaso del Arte y el de la Naturaleza (del Tratado de la Obra Hermética)



Tres clases de matrices, la primera es la tierra, la materia universal del mundo, el receptáculo de los elementos, el gran vaso de la naturaleza, el lugar donde se produce la corrupción de las semillas, el sepulcro y la tumba viviente de todas las criaturas. Ella es en particular la matriz de lo vegetal y de lo mineral. La segunda matriz es la del úterus en el animal, la de los volátiles es el huevo, y el peñasco la del oro y la de la plata. La tercera es la del metal, es conocida por pocas personas, siendo la matriz y con el esperma, es la causa de la especificación del metal. El conocimiento de este precioso vaso y del espíritu fijo y saxífico[1] implantado en él, era uno de los más grandes secretos de la cábala de los egipcios.
Es preciso, pues, buscar un vaso análogo a aquel que la naturaleza emplea para la formación de los metales; un vaso que devenga matriz del árbol dorado de los filósofos, y no se ha encontrado ninguno mejor que el vidrio. Ellos han añadido la manera de sellarlo a imitación de la naturaleza, a fin de que no se exhale ninguno de sus principios. Pues, como dice Raimon Llull, la composición que se hace de la substancia de los vapores exhalados y recaídos sobre la materia que se corrompe y se disuelve, por la humectación, es la putrefacción. Este vaso debe de tener, pues, una forma propia para facilitar la circulación de los espíritus y debe ser de un espesor y de una consistencia capaz de resistir su impetuosidad.

[1] . N. del T. Saxífico, del Latín saxíficus: que convierte en piedra,'dícese de la cabeza de medusa'.

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