lunes, marzo 05, 2007

Los Dioses de Egipto (1)


Se puede poner en duda que una pluralidad de dioses haya sido admitida por el pueblo de Egipto. Los más antiguos historiadores nos aseguran que los mismos griegos y las otras naciones no tenían otros dioses que los de los egipcios, pero bajo nombres diferentes. Herodoto[1] contó doce dioses principales que los griegos habían tomado de los egipcios con sus mismos nombres y añade que estos últimos pueblos erigieron los primeros altares y levantaron templos a los dioses. Pero no es menos constante que aunque esta nación fuera supersticiosa se vean allí trazos de la verdadera religión. Una parte considerable de Egipto, la Tebaida, dice Plutarco, no reconoció ningún dios mortal, sino un Dios sin principio e inmortal, que en la lengua del país llamaban Cneph y según Estrabón Knufis. Lo que hemos dicho de Hermes, de Jámblico, etc., prueba aún más claramente que los misterios de los egipcios no tenían como objeto a los dioses como Dios y su culto como culto a la Divinidad.
Isis y Osiris sobre los cuales gira casi toda la teología egipcia eran, según el sentimiento de diversos autores, todos los dioses del paganismo. Isis, según ellos era Ceres, Juno, la Luna, la Tierra, Minerva, Proserpina, Tetis, la madre de los dioses o Cibeles, Venus, Diana, Bellona, Hécate, Ramnusia, la naturaleza misma, en una palabra, todas las diosas. Es lo que ha dado lugar a llamarla Myrionyme, o la diosa de los mil nombres. Lo mismo que Isis se tomaba por todas las diosas se tomaba también a Osiris por todos los dioses; unos dicen que Osiris era Baco, otros le hacen lo mismo que Serapis, el Sol, Plutón, Júpiter, Amón, Pan; Otros[2] que son de Osiris: Atis, Adonis, Apis, Titán, Apolo, Febo, Mitra, el Océano, etc. No entraré en detalles que se pueden ver en muchos otros autores.
Las interpretaciones mal entendidas de los jeroglíficos inventados por los filósofos y los sacerdotes, han dado lugar a esta cierta multitud de dioses, que Hesíodo[3] calcula en 30000. Trismegisto, Jámblico, Psello y muchos otros no han determinado su número, pero han dicho que los cielos, el aire y la tierra estaban llenos de ellos. Máximo de Tiro decía, hablando de Homero, que este poeta no reconocía ningún lugar de la tierra que no tuviera su dios. La mayor parte de los paganos consideraban del mismo modo a la Divinidad como teniendo los dos sexos y la nombraban Hermafrodita.
Esta confusión tanto en los nombres como en los mismos dioses debe convencernos de que aquellos que los inventaron sólo podían tener a la vista la naturaleza, sus operaciones y sus producciones. Y como la gran obra es uno de sus más admirables efectos, los primeros que la encontraron, tras haber considerado su materia, su forma, los diversos cambios que le sobrevenían durante las operaciones, sus sorprendentes efectos y que en todo esto participaba de alguna manera con las principales partes del Universo,[4] tales como el Sol, la Luna, las estrellas, el fuego, el aire, la tierra y
el agua, tomaron ocasión de darle todos estos nombres.
 Todo lo que se forma en la naturaleza, se hace solamente por la acción de dos, uno agente y el otro paciente, que son análogos al macho y a la hembra en los animales, el primero caliente, seco, ígneo, el segundo frío y húmedo. Los sacerdotes de Egipto personificaron la materia de su arte sacerdotal y llamaron Osiris, o fuego oculto, al principio activo que hace las funciones de macho e Isis al principio pasivo que tiene el lugar de hembra. Designaron al uno por el Sol, a causa del principio de calor y de vida que este astro expande en toda la naturaleza y el otro por Luna, porque la consideraban como de una naturaleza fría y húmeda. Al fijo y al volátil, al calor y la humedad, siendo las partes constituyentes de los mixtos, con ciertas partes heterogéneas que se encuentran siempre mezcladas  y que son la causa de la destrucción de los individuos, les juntaron un tercero al que dieron el nombre de Tifón o mal principio. Mercurio fue dado como ayudante a Osiris y a Isis, para socorrerles contra las empresas de Tifón, porque Mercurio es como el lazo y el medio que reúne lo cálido y lo frío, lo húmedo y lo seco, es como el nudo o medio por el cual lo sutil y lo espeso, lo puro y lo impuro se encuentran asociados y que, en fin, no se hace ninguna conjunción del Sol con la Luna sin que Mercurio, cercano al Sol, esté presente. Osiris e Isis fueron considerados como esposo y esposa, hermano y hermana, hijos de Saturno, según unos,[5] hijos del Cielo según otros,[6] Tifón pasó
solamente por ser su hermano uterino, porque la unión de las partes homogéneas, inalterables y radicales con las partes heterogéneas, impuras y accidentales de los mixtos se hace en la misma matriz o en las entrañas de la tierra. Todas las cualidades malas que se atribuyen a Tifón nos descubren perfectamente lo que se desea significar mediante él. Diremos alguna cosa más detallada en lo que sigue.
Estas cuatro personas, Osiris, Isis, Mercurio y Tifón, eran para los egipcios los principales y los más célebres; tres pasaban por dioses y Tifón por un espíritu maligno. Pero por los dioses de la naturaleza de los que Hermes habló a Asclepios, quiero decir dioses fabricados artísticamente por mano de los hombres.[7]
A estos cuatro añadieron a Vulcano, inventor del fuego, que Diodoro hace padre de Saturno, porque el fuego filosófico es absolutamente necesario en la obra hermética. Les asociaron también a Palas o la sabiduría, la prudencia y la dirección en la conducción del régimen para las operaciones. El Océano, padre de los dioses, y Tetis su madre vinieron seguidamente con el Nilo, es decir, el agua, y finalmente la tierra, madre de todas las cosas, porque, según Orfeo, la tierra nos suministra las riquezas. Saturno, Júpiter, Venus, Apolo y algunos otros dioses fueron admitidos finalmente, y Horus lo fue como hijo de Osiris y de Isis.
[1] . Herodoto, lib. 2.
[2] . Hesiquius.
[3] . Hesíodo, Teogonía.
[4] . Michael Maier, Arcana Arcanísima.
[5] . Diodoro de Sicilia.
[6] . Kircher, p. 179.
[7] . Asclepio: ¿cual es la cualidad de los dioses a los que se llama terrestres? Trismegisto: Se encuentra en la virtud divina que existe de forma natural en las hierbas, las piedras y perfumes. Hermes en Asclepio.

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