martes, marzo 20, 2007

Historia de Isis (4)


Después de lo que hemos dicho hasta aquí ¿es sorprendente que se haya supuesto que Osiris e Isis tuvieran a Vulcano y a Mercurio una gran veneración? Se considera a Mercurio como inventor de las artes y de los caracteres jeroglíficos porque Hermes las inventó con motivo del mercurio filosófico. Ha enseñado la retórica, la astronomía, la geometría, la aritmética y la música, porque ha mostrado la manera de hablar de la obra, los astros que allí están contenidos, las proporciones, los pesos y medidas que es preciso considerar para imitar a los de la naturaleza. Lo que hace decir a Ramón Llull:[1] La naturaleza encierra en ella misma la filosofía y la ciencia de las siete artes liberales; contiene todas las formas geométricas y sus proporciones; termina todas las cosas por el cálculo aritmético, por la igualdad de un cierto número y por un conocimiento razonado y teórico conduce al intelecto de potencia a acto. He aquí cómo Mercurio fue el intérprete de todo y sirvió de consejero a Isis. Ella no podía hacer nada
sin Mercurio, porque él es la base de la obra y sin él no se puede hacer nada. No se puede, razonablemente, atribuir a Mercurio o Hermes la invención de todo en otro sentido, puesto que se sabe que las artes eran conocidas antes del diluvio, y tras el diluvio la torre de Babel es una nueva prueba.
Según Diodoro Isis construyó todos los templos de oro, delubra aurea, en honor a Júpiter y los otros dioses. ¿En qué lugar del mundo y en qué siglo nos enseña la historia que se haya levantado uno sólo parecido? Jamás el oro de las minas fue tan común como lo es hoy, y a pesar de esta abundancia ¿cuál es el pueblo que pueda tener el suficiente como para hacer algo semejante? ¿No habrá querido decir que estos templos eran de la misma naturaleza que los dioses que encerraban? ¿Y no se habría de creer que estos no fueran otros que los templos y los dioses herméticos, es decir, la materia aurífica y los colores de la obra que, en efecto, Isis construye puesto que ella es la materia  misma? Por esta misma razón se dice que Isis consideraba infinitamente a los artistas del oro y de los otros metales. Ella era una diosa de oro, la Venus dorada de toda Asia.

En cuanto a la cronología de los egipcios es igualmente misteriosa. No parecen estar de acuerdo entre ellos, no es que no lo estén sino que lo han querido ocultar y embrollar adrede y no, como muchos ignorantes pretenden, porque querían establecer la eternidad del mundo. Es así respecto a ellos como lo ha sido de los adeptos en todos los tiempos, porque éstos siempre han seguido los procedimientos de los primeros. Uno dice que no es preciso más que cuatro días para hacer la obra, el otro asegura que un año, aquel un año y medio, aquel otro fija este tiempo en tres años, otro pone hasta siete, otro hasta diez años; al oírles hablar tan diferentemente se creería que todos son contrarios. Pero el que está en el caso hará bien en acordarlos, dice Maier. Que se ponga atención solamente al hecho de que uno habla de una operación y el otro trata de otra, que en ciertas circunstancias los años de los filósofos se reducen a meses, según Filaleteo[2] que los meses a semanas, las semanas a días, etc., que los filósofos cuentan los días tanto a la manera vulgar, como a la suya, que hay cuatro estaciones en el año común y cuatro en el año filosófico, que hay tres operaciones para llevar la obra a su fin, ha saber, la operación de la piedra o del azufre, la del elixir y la multiplicación, que estas tres tienen cada una sus estaciones, que componen cada una un año y que las tres reunidas hacen también un año, que finaliza en otoño, porque es el tiempo de recoger los frutos y de disfrutar de sus trabajos.


[1] . R. Llull, Theoria. C. 50.
[2] . I. Filaleteo, Enarrat. Method. 3. Medicin. Gebri.

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