Muchos autores han confundido a Horus u Orus con Harpócrates, pero no discutiré aquí las razones que les ha podido determinar a ello. El sentimiento más admitido es que Horus era hijo de Osiris y de Isis y el último de los dioses de Egipto, no es que lo fuera en mérito, sino por la determinación de su culto y porque es, en efecto, el último de los dioses químicos, siendo el oro hermético o el resultado de la obra. Es este Orus o Apolo por el cual Osiris emprendió tan gran viaje y sufrió tantos trabajos y fatigas. Es el tesoro de los filósofos, de los sacerdotes y de los reyes de Egipto, el hijo filosófico nacido de Isis y de Osiris, o si se desea mejor, Apolo nacido de Júpiter y de Latona. Pero se dirá que los autores han considerado a Apolo, Osiris e Isis como hijos de Júpiter y de Juno, Apolo, pues, no puede ser hijo de Isis y de Osiris. Así mismo algunos autores dicen que el Sol fue el primer rey de Egipto, seguidamente Vulcano, después Saturno, finalmente Osiris y Horus. Todo esto podría causar embrollo y presentar dificultades insuperables en un sistema histórico, pero en cuanto a la obra hermética no se encuentra ninguna dificultad, nueva prueba de que ella era el objeto de todas estas ficciones. El agente y el paciente en la obra, al ser homogéneos, se reúnen para producir un tercero semejante a ellos que procede de los dos, el Sol y la Luna son su padre y su madre, dice Hermes, y los otros filósofos también, después de él.
Estos nombres de Sol y Luna dados a muchas cosas, causan un equívoco que ocasiona todas estas dificultades; es de esta fuente que salen todas las cualidades de padre, madre, hijo, hija, abuelo, hermano, hermana, tío, esposo y esposa, y tantos otros nombres parecidos, que sirven para explicar los pretendidos incestos y los adulterios tan a menudo repetidos en las fábulas antiguas. Sería preciso ser filósofo hermético o sacerdote de Egipto para desarrollar todo esto, pero Harpócrates recomienda el secreto y no se debe esperar que sea violado al menos claramente.
Lo que que se puede concluir, más bien de la buena fe y de la ingenuidad que de la indiscreción de algunos adeptos, es, que la materia de la obra es el principio radical de todo, pero que es en particular el principio activo y formal del oro, es por lo que se vuelve oro filosófico mediante las operaciones de la obra, imitando a las de la naturaleza. Esta materia se forma en las entrañas de la tierra y es llevada por las aguas de las lluvias animadas por el espíritu universal, esparcido en el aire, y este espíritu saca su fecundidad de las influencias del Sol y de la Luna, que por este medio se vuelven el padre y la madre de esta materia. La tierra es la matriz donde esta simiente es depositada y por eso se encuentra allí como su nodriza. El oro que se forma es el Sol terrestre. Esta materia es donde el sujeto de la obra es compuesto de dos substancias, la una fija y la otra volátil, la primera ígnea y activa, la segunda húmeda y pasiva, a las cuales se ha dado el nombre de Cielo y Tierra, Saturno y Rea, Osiris e Isis, Júpiter y Juno, y el principio ígneo o fuego de naturaleza que allí está encerrado y que ha sido llamado Vulcano, Prometeo, Vesta, etc. De esta manera Vulcano y Vesta que es el fuego de la parte húmeda y volátil, son propiamente el padre y la madre de Saturno lo mismo que el Cielo y la Tierra, porque los nombres de estos dioses no se dan solamente a la materia todavía cruda e indigesta tomada antes de la preparación que le da el artista en concierto con la naturaleza, sino todavía durante la preparación y las operaciones que le siguen. Todas las veces que esta materia se vuelve negra es el Saturno filosófico, hijo de Vulcano y de Vesta, que son ellos mismos hijos del Sol por las razones que hemos dicho. Cuando la materia se vuelve gris tras el negro es Júpiter, luego se vuelve blanca y es la Luna, Isis, Diana, y cuando llega al rojo es Apolo, Febo, el Sol, Osiris. Júpiter es, pues, hijo de Saturno, Isis y Osiris hijos de Júpiter. Pero como el color gris no es uno de los principales de la obra la mayor parte de los filósofos no lo mencionan y pasan de golpe del negro al blanco, Isis y Osiris son comparados a Saturno y se vuelven sus hijos primogénitos, conforme a las inscripciones que hemos aportado.
Isis y Osiris son, pues, hermano y hermana, ya sea que se los observe como principios de la obra, ya sea que se les considere como hijos de Saturno o de Júpiter. Así mismo Isis se encuentra como madre de Osiris, puesto que el color rojo nace del blanco. Pero se dirá ¿cómo pueden ser esposo y esposa? Si se pone atención a todo lo que hemos dicho se verá que lo son bajo todos los puntos de vista en que se les pueda considerar, pero lo son más abiertamente en la producción del Sol filosófico llamado Horus, Apolo o azufre de los sabios, puesto que está formado de estas dos substancias fija y volátil reunidas en un todo fijo, llamado Orus.
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