lunes, marzo 19, 2007

Historia de Isis (3)



Pero si toda esta historia no es una ficción, como pretende el abad Banier[1] puesto que dice que Osiris es el mismo que Mizraim, hijo de Cam, que pobló Egipto algún tiempo después del diluvio. Y así mismo añade que a pesar de la oscuridad que reina en la historia de Osiris, los eruditos están obligados a convenir que ha sido uno de los primeros descendientes de Noé, por medio de Cam, y que gobernó en Egipto donde se retiró su padre, que Diodoro de Sicilia nos asegura que este príncipe es el mismo que Menes, el primer rey de Egipto y que es allí donde hizo guardarse; invitaría a todos estos sabios a que me dijeran por qué todos los autores antiguos que han hablado de Mizraim y de Menes no han hecho ninguna mención del famoso viaje o célebre expedición que el pretendido Osiris hizo a África, a Asia y por todo el mundo, según esta inscripción encontrada sobre antiguos monumentos, aportado por Diodoro y todos los autores que después han hablado de Osiris:
SATURNO, EL MÁS JOVEN DE TODOS LOS DIOSES, ERA MI
PADRE. SOY OSIRIS, REY; HE RECORRIDO TODO EL UNIVERSO, HASTA LAS EXTREMIDADES DE LOS DESIERTOS DE LA INDIA, DE ALLÍ HACIA EL SEPTEMTRIÓN, HASTA LOS MANANTIALES DEL ISTER; SIGUIENDO POR OTRAS PARTES DEL MUNDO HASTA EL OCÉANO. SOY EL HIJO PRIMOGÉNITO DE SATURNO, SALÍ DE UNA RAMA ILUSTRE, Y DE UNA SANGRE GENEROSA, QUE NO TENÍA SIMIENTE. NO HAY LUGAR DONDE YO NO HAYA ESTADO. HE VISITADO TODAS LAS NACIONES PARA ENSEÑARLES TODO AQUELLO DE LO QUE HE SIDO INVENTOR.
No creo que pueda atribuirse a ningún rey de Egipto todo lo que reza en esta inscripción, particularmente lo de la generación sin simiente, en cambio esta última definición se encuentra en la
obra hermética, donde se entiende por Saturno el color negro, del cual nacen el blanco o Isis y el rojo u Osiris, la primera llamada Luna y el segundo Sol o Apolo. No es menos difícil, o más bien imposible, poder aplicar a una reina la inscripción siguiente, sacada de una columna de Isis y aportada por los mismos autores:
YO, ISIS, SOY LA REINA DE ESTE PAÍS, EGIPTO, Y TENGO A MERCURIO COMO PRIMER MINISTRO. NADIE PODRÁ REVOCAR LAS LEYES QUE HE HECHO E IMPEDIR LA EJECUCIÓN DE LO QUE HE ORDENADO. SOY LA PRIMOGÉNITA DE SATURNO, EL MÁS JOVEN DE LOS DIOSES, SOY HERMANA Y MUJER DE OSIRIS. SOY MADRE DEL REY HORUS. SOY LA PRIMERA INVENTORA DE LA AGRICULTURA. SOY EL PERRO BRILLANTE ENTRE LOS ASTROS. LA CIUDAD DE BUBASTE HA SIDO CONSTRUIDA EN MI HONOR. ¡REGOCÍJATE, OH EGIPTO! QUE ME HAS NUTRIDO.
Pero si se aplica ésta a la materia del arte sacerdotal y si se comparan estas expresiones con las de los filósofos herméticos, se las encontrará totalmente tan conformes, que se estará, por así decirlo, obligado a convenir en que el autor de estas inscripciones tenía a la vista el mismo objeto que los filósofos. Diodoro dice que sólo se podía leer de su tiempo lo que hemos aportado, porque el resto estaba borrado por la antigüedad. No es posible –añade– tener ningún esclarecimiento respecto a ello, pues los sacerdotes guardan inviolablemente el secreto de lo que les ha sido confiado, prefiriendo que la verdad sea ignorada por el pueblo que correr el riesgo de sufrir las penas impuestas a los que divulgaran estos secretos. Pero insisto ¿cuáles eran estos secretos tan fuertemente recomendados? Los que con Cicerón dicen que consistía en no decir que Osiris había sido un hombre ¿están en lo cierto? Sólo la pretendida conducta de Isis en consideración a los sacerdotes era capaz de traicionar estos secretos, la de los sacerdotes hacia el pueblo lo descubría aún más. ¡Cómo! ¿Se me hará creer que Osiris no fue jamás un hombre y se me mostrará su tumba? Así mismo me temo que no dudo de su muerte y como si se quisiera que no se le pierda de vista, se multiplica esta tumba. Cada sacerdote me dice que él es el poseedor de la misma. Confesemos que este secreto estaría mal concertado. Y después de todo ¿para qué este inviolable secreto expuesto en la tumba de un rey ardientemente amado por sus súbditos? ¿Cuál es el interés en ocultar la tumba de Osiris?

Si se dice que Hermes aconsejó a Isis que ocultara la tumba de su marido, a fin de evitar al pueblo la ocasión de hacer idolatría, porque sentía que el gran amor que había concebido el pueblo por Osiris, a causa de los beneficios de él recibidos, podría conducirle a adorarle en reconocimiento, este sentimiento estaría muy conforme con las ideas que debemos de tener de la verdadera piedad de Hermes. Pero lejos de ocultar esta tumba, Isis hizo una para cada miembro y quiso persuadir de que todo el cuerpo de Osiris estaba en cada una de estas tumbas, esto es lo contrario, es multiplicar la piedra de escándalo y de tropiezo. La Escritura santa nos enseña que Josué condujo a los israelitas por otra ruta cuando Moisés murió,[2] para impedir sin duda que los hebreos imitasen todavía a los egipcios en este género de idolatría.
Pero no era para ocultar al pueblo la pretendida humanidad de Osiris que se hizo un secreto de su tumba; si se prohibía, bajo penas rigurosas, decir que Isis y su marido habían sido hombres es porque, en efecto, jamás lo fueron. Esta prohibición que no se acordaba de ningún modo con la demostración pública de sus tumbas, tendría de hacer suponer algún misterio oculto bajo esta contradicción; el gran secreto que observaban los sacerdotes todavía habría de provocar más la curiosidad. Pero el pueblo no pensaba en sondear tan escrupulosamente las cosas, las tomaban tal como se las daban sin examinarlas mucho. Por otra parte ¿de qué secreto se trataba, que pudiera tener relación con una tumba y con lo que encerraba? Tomemos la cosa alegóricamente; leamos a los filósofos y veremos las tumbas tan misteriosas. Basilio Valentín[3] emplea esta alegoría dos o tres veces; Norton[4] dice que es preciso hacer morir al rey y amortajarlo. Raimon Llull, Flamel, el Trevisano, Aristeo en la Turba y otros tantos se expresan poco más o menos en este sentido, pero todos ocultan con mucho cuidado la tumba y lo que encierra, es decir, el vaso y la materia que contiene. El Trevisano dice,[5] que el rey viene a bañarse en el agua de una fuente, porque ama mucho esta agua y que es amado por ella, porque de allí ha salido y allí muere y que ella le sirve de tumba. Sería muy largo aportar todas las alegorías de los autores que prueban, a los que no se dejan cegar por los prejuicios, que este secreto es el del arte sacerdotal, tan fuertemente recomendado a todos los adeptos.

Los sacerdotes instruidos por Hermes tenían, pues, otro objeto a la vista que el de la historia, con el que no podían acordar todas la diferentes cualidades de madre e hijo, esposo y esposa, hermano y hermana, padre e hija, que se encuentran en las diversas historias de Osiris y de Isis, pero que convenían muy bien a la obra hermética, cuando se toma su única materia bajo diferentes puntos de vista. Que se reflexione un poco sobre ciertos rasgos de esta historia. ¿Por qué Isis reúne todos los miembros del cuerpo de Osiris, excepto las partes naturales? ¿Por qué, tras la muerte de su marido, juró no desposarse con otro? ¿Por qué se hace enterrar en el bosque de Vulcano? ¿Cuáles son estas partes naturales, sino las terrestres negras y feculentas de la materia filosófica en las que es formada, o ha tomado nacimiento, y que es preciso rechazar como inútiles, porque le son heterogéneas? Si Isis hace el juramento es porque tras la solución perfecta, designada por la muerte, ella no puede ser separada de Osiris por ningún artificio. Veremos en lo que sigue por qué se dice que fue inhumada en el bosque de Vulcano. Ello se sabrá atendiendo a que[6] la inhumación filosófica no es otra cosa que la fijación o el retorno de las partes volatilizadas y su reunión con las partes fijas e ígneas de las cuales habían sido separadas, es por esto que Isis y Osiris son llamados nietos de Vulcano.

[1] . Banier, Mitología, t. 1, p. 483, ss.
[2] . Deuteronomio, 34.
[3] . Basilio Valentín, Las 12 Llaves.
[4] . Norton, Ordinal.
[5] . El Trevisano, Filosofía de los Metales.
[6] . Véase a I. Filaleteo, Enarratio methodica, y a Espagnet, citado tan a menudo.

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