En esta segunda operación es preciso aplicar estas expresiones de los filósofos: es preciso casar a la madre con el hijo, es decir, que tras su primera cocción se le debe de mezclar con la materia cruda de la que ha salido y cocerla de nuevo hasta que estén reunidos y sólo sean uno. Durante esta operación la materia cruda disuelve y pudre a la materia digerida, es la madre que mata a su hijo y lo mete en su vientre para renacer y resucitar. Durante esta disolución, los titanes matan a Orus y seguidamente su madre lo devuelve de la muerte a la vida. El hijo, entonces menos apegado hacia su madre de lo que ella lo estaba hacia él, dicen los filósofos,[1] hace morir a su madre y reina en su lugar. Es decir, que el fijo u Orus fija al volátil o Isis, que lo había volatilizado, pues matar, atar, encerrar, inhumar, congelar, coagular o fijar, son términos sinónimos de fijar, en el lenguaje de los filósofos, así como dar la vida, resucitar, abrir, desligar, viajar, significan la misma cosa que volatilizar.
Isis y Osiris son, pues, a título justo, reputados como los principales dioses de Egipto junto con Horus que, en efecto, reina el último, puesto que es el resultado de todo el arte sacerdotal. Esto puede ser lo que ha hecho que lo confundieran algunos con Harpócrates, dios del secreto, porque el objeto de este secreto no era otro que Orus, del que también se tenía razón al llamarlo Sol o Apolo, puesto que es el Sol o el Apolo de los filósofos. Si los anticuarios hubieran estudiado la filosofía hermética, no habrían tenido dificultad para encontrar la razón que obligó a los egipcios a representar a Horus bajo la figura de un niño, a menudo envuelto en pañales. Hubieran aprendido que Orus es el hijo filosófico nacido de Isis y de Osiris, o de la mujer blanca y del hombre rojo;[2] es por esto que a menudo se le ve en los monumentos entre los brazos de Isis que lo amamanta.
Estas explicaciones servirán de antorchas a los mitólogos, para penetrar en la oscuridad de las fábulas que hacen mención de adulterios, de incestos del padre con la hija, tal como el de Ciniras con Mirra; del hijo con su madre, tal como se aporta con el de Edipo; del hermano con la hermana, como el de Júpiter y Juno, etc. Los patricidas, matricidas, etc., no serán más que alegorías inteligibles y desveladas y no acciones que son un horror para la humanidad y que no hubieran debido de encontrar lugar en la historia. Los amantes de la filosofía hermética encontrarán cómo es preciso entender los Haced las bodas –dice Geber– meted al esposo con la esposa en el lecho nupcial; esparcid sobre ellos un rocío celeste: la esposa concebirá un hijo al que amamantará; cuando se haga grande vencerá a sus enemigos y será coronado con una diadema roja.
Venid hijos de la sabiduría –dice Hermes–[3] y regocijémonos de este momento, la muerte es vencida, nuestro hijo se ha vuelto rey, tiene un hábito rojo y ha tomado su tintura del fuego.Un monstruo dispersa mis miembros[4] tras haberlos separado, pero mi madre los reúne. Soy la antorcha de los míos; manifiesto en camino la luz de mi padre Saturno.
textos siguiendo a los adeptos.
Tengo la verdad –dice el autor del gran secreto– soy un gran pescador; acostumbro a cortejar y divertirme con mi madre que me ha llevado en su seno, la abrazo con amor, ella concibe y multiplica el número de mis hijos; ella aumenta mis semejantes, según lo que dice Hermes, mi padre es el Sol y mi madre es la Luna.
Es preciso –dice Ramón Llull–[5] que la madre que había engendrado un hijo sea sepultada en el vientre de este hijo y que sea engendrada a su vuelta.Si Osiris se halaga de una excelencia tan superior a la de los otros hombres, es porque ha sido engendrado de un padre sin simiente, el hijo filosófico tiene la misma prerrogativa y su madre, a pesar de su concepción y su alumbramiento, permanece siempre virgen, según este testimonio de Espagnet:[6] Tomad –dice– una virgen alada, puesta en cinta por la simiente espiritual del primer macho, conservando no obstante la gloria de su virginidad intacta, a pesar de su embarazo.
No terminaría nunca si quisiera daros todos los textos de los filósofos que tienen una relación palpable con las particularidades de la historia de Osiris de Isis y de Horus. Estos serán suficientes para los que quieran hacer el esfuerzo de compararlos y de hacer su aplicación.
[1] . La Turba.
[2] . El Código de verdad.
[3] . Hermes, Los Siete Capítulos.
[4] . Belín en la Turba.
[5] . Raimon Llull, Codicilio, 4.
[6] . Espagnet, La Obra secreta de la Filosofía de Hermes, can. 58.
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