
El orden que reina en el Universo sólo es un desarrollado conjunto de las leyes eternas. Todos los movimientos de las diferentes partes de su masa dependen de ello. La naturaleza forma, altera y corrompe sin cesar; y su moderador, presente por todo, repara continuamente las alteraciones de la obra.
Se puede dividir el mundo en tres regiones, la superior, la mediana y la inferior. Los filósofos herméticos dan a la primera el nombre de inteligible y dicen que es espiritual, inmortal o inalterable; es la más perfecta. La mediana es llamada celeste. Ella encierra los cuerpos menos imperfectos y una cantidad de espíritus.[4] Esta región está en medio y participa de la superior y de la inferior. Sirve como medio para reunir estos dos extremos, y como canal por donde se comunican sin cesar en la inferior los espíritus vivificantes que animan todas las partes. Está sujeta a cambios periódicos. La inferior o elementaria comprende todos los cuerpos sublunares.

Hay, pues, desde el comienzo dos principios, uno luminoso acercándose mucho a la naturaleza espiritual y el otro todo corporal y tenebroso. El primero para ser el principio de la luz, del movimiento y del calor, el segundo como principio de tinieblas,

Cuando Moisés dice que Dios creó el cielo y la tierra parece haber querido hablar de estos dos principios formal y material, o activo y pasivo como hemos explicado, él no parece haber entendido por la tierra esta masa árida que aparece tras la separación de las aguas. De lo que habla Moisés es del principio material de todo lo que existe y comprende el globo tierra-agua-aire.
La otra ha tomado propiamente su nombre de la sequedad y para distinguirla del conjunto de las aguas, y llamó Dios a los seco tierra y a la reunión de las aguas llamó mares[8] El aire el agua y la tierra son una misma materia más o menos tenue y sutil, según esté más o menos rarificada. El aire como el más cercano al principio de rarefacción, es el más sutil, el agua le sigue y después la tierra. Como el objetivo que me propongo dando estos principios, compendios de física, es solamente el de instruir sobre lo que puede aclarar a los aprendices de la filosofía hermética, no entraré en detalle sobre la formación de los astros y sus movimientos.
[1] . Cosmopolita, Tratado, 2.
[2] . Virgilio, Enéida, lib. 6.
[3] . Es decir, los minerales y los metales a los que se les han dado los nombres de los planetas.
[4] . Es preciso señalar que los filósofos no entienden por estos espíritus, los espíritus inmateriales o espíritus angélicos, sino solamente los espíritus físicos, tales como el espíritu ígneo expandido en el Universo. Tal es también la espiritualidad de su región superior.
[5] . Hermes, Poimandrés.
[6] . Cosmopolita, Tratado, 1.
[7] . Beccher, Física Sutil.
[8] . Génesis, 1.
[1] . Cosmopolita, Tratado, 2.
[2] . Virgilio, Enéida, lib. 6.
[3] . Es decir, los minerales y los metales a los que se les han dado los nombres de los planetas.
[4] . Es preciso señalar que los filósofos no entienden por estos espíritus, los espíritus inmateriales o espíritus angélicos, sino solamente los espíritus físicos, tales como el espíritu ígneo expandido en el Universo. Tal es también la espiritualidad de su región superior.
[5] . Hermes, Poimandrés.
[6] . Cosmopolita, Tratado, 1.
[7] . Beccher, Física Sutil.
[8] . Génesis, 1.
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