miércoles, febrero 08, 2023
EL LIBRO DEL AGUA Y EL FUEGO, de Raimon Arola
LA GEOMETRÍA SAGRADA, de Octavi Aluja, texto en catalan
martes, diciembre 20, 2022
Al hablar de hermetismo, nos referimos
sobre todo a la tradición alquímica occidental que debe su origen al mítico
Hermes Trismegisto y su famosa Tabula Smaragdina,
que se complementa con el hermetismo filosófico que se basa en los escritos
atribuidos también a Hermes y que se agrupan bajo el nombre genérico de Corpus hermeticum. De entre ellos, quizá el tratado
titulado Poimendrés sea el más conocido.
Esta sabiduría hermética que se fue
transmitiendo a lo largo de las generaciones, tuvo su momento de máximo
esplendor en el Renacimiento italiano. Nos atreveríamos a decir incluso que
ella fue uno de los orígenes y causa del espléndido movimiento humanista que se
dio en el Renacimiento. Inmediatamente después vino su decadencia a causa de la
ciencia positivista sin que se supiera ver que se trataba de dos pensamientos
complementarios que se referían a dos realidades distintas.
Y a causa de este malentendido, el
hermetismo, que hubiera podido ser el lugar de la unión de todas las creencias
y conocimientos, se convirtió en algo extravagante que, poco a poco, se fue
diluyendo en ocultismos y espiritismos hasta llegar al siglo XX. En este camino
se olvidó completamente su función soteriológica, vinculada claro está al
mensaje cristiano, pero, obviamente, universal.
¿Cómo llamamos hoy en día, en 2021, la
unidad nuclear en la que se basan las distintas tradiciones? Se han
propuesto muchas ideas y muchos nombres, sin embargo, ninguno acaba de ser lo
suficientemente representativo, pues, o bien se busca la participación directa
en una religión, o bien, desde campos más académicos, se cae en un nihilismo
que margina lo antiguo, que se convierte así en un tema de estudio pero no en
una propuesta de conocimiento vivo. Sin mencionar los movimientos
pseudo-espirituales que, éstos sí, lo unen todo con todo, pero a nivel
psicológico y subjetivo, o simplemente formal
Louis Cattiaux en El Mensaje Reencontrado encontró, no cabe duda, un
espacio nuevo para reunir la dispersión de formas en un único lugar. Lo llamó
simplemente «mensaje», pero también lo clasifico de «hermético«. Y eso es lo que Arola
y Vert han tratado de desarrollar en el La actualidad del hermetismo.
sábado, marzo 19, 2022
MÀGIA ADÀMICA, Eugeni Filaleteu (traduit al català)
MÀGIA ADÀMICA O
L’ANTIGUITAT DE LA MÀGIA
La qual ens ve d’Adam, provat.
A aquest s’hi afegeix la descoberta perfecta i completa del
veritable CEL TERRESTRE, o Caos Celeste dels Mags i Primera Matèria de totes
les coses.
Traducció: Desideri Forner
Introducció: Emmanuel d’Hooghvorst
Presentació: Pere Sánchez
CENTELLES – MMXX
(a la contraportada):
Si us voleu aproximar a la màgia, a la càbala, a l’alquímia
i a les altres ciències tradiciopnals, llegiu aquest breu tractat del bon alquimista
Eugeni Filaleteu i no haureu perdut el temps. A més, descobrireu que totes
aquestes ciències són els membres d’un únic cos, el de la Saviesa universal.
martes, marzo 15, 2022
L'ANELL MISTERIÓS (EL ANILLO MISTERIOSO) de Lluïsa Vert
Presentación del libro de Lluïsa Vert “L’anell misteriós” que versa sobre las fiestas tradicionales y el simbolismo natural del año (en catalán). Imágenes: Àngels Figerola y Lluïsa Vert.
Planteamiento (sólo el comienzo de la presentación)
El orden natural de las estaciones, poco a poco e
inevitablemente se va borrando de nuestro recuerdo colectivo. Ya no nos fijamos
en el cielo para saber cuándo se debe sembrar o cuándo recoger lo que hemos
sembrado, pero antiguamente las estaciones y las fiestas regían el calendario
cotidiano: “Por san Juan…” o “por Navidad…” La sabiduría popular fue trenzando
el orden de las fiestas de cada estación a partir de la agricultura, pero
también a partir de la religión, las leyes, etc., un universo en el que cada
cosa estaba en su lugar y en el que cada lugar estaba en relación con los
demás.
La naturaleza exterior y la interior, esa fuerza que genera y
rige a la primera, siguem los mismos ritmos que resuenan en todo el cosmos: lo
que está arriba es igual como lo que está abajo, decía Hermes, y esa es la base
del simbolismo. La música de las esferas suena con los mismos acordes en el
macrocosmos como en el microcosmos, y no podría ser de otro modo pues el
hombre, hecho a imagen y semejanza de su Creador, es el símbolo por excelencia,
el lugar donde lo más alto y lo más inferior se reconocen y se conocen.
LA PUERTA 77, La renovación de las tradiciones, según Louis Cattiaux
ÍNDICE
Editorial
Correspondencia entre Louis Cattiaux (L.C.) y Emmanuel d’Hooghvorst
(E.H.)
Selección: Éléonore d’Hooghvorst- Traducción Jeanne d’Hooghvorst
La renovación de las tradiciones según Louis Cattiaux
J. y JC. Lohest
Isis y Osiris, de Plutarco
Selección: Louis Cattiaux- Traducción y notas: JC. Lohest
Las leyes de Manú
Selección: Louis Cattiaux- Introducción, traducción y notas:
JC. Lohest
Mitología inca
Selección: Louis Cattiaux- Traducción: JC. Lohest
El canto de Hiawatha, según la leyenda de los pieles rojas
Selección: Louis Cattiaux- Traducción: JC. Lohest
sábado, enero 15, 2022
DIVINA COMEDIA de Dante Alighieri, Traducción y notas de Leonardo Rivera
IN MEMORIAN
Sin el tesón y el amor a la Divina Comedia que profesó Leonardo Rivera, no hubiera sido posible realizar esta edición. No ha podido ver el fruto de su insigne trabajo en este mundo, pero quiera Dios que ahora conozca la luz oculta en las palabras del sacro poema, como Dante conoció a Beatriz.
lunes, agosto 16, 2021
EL MISTERI DE LA CREU, DOUTZETEMPS
Traduit per Desideri Forner i presentat per Octavi Aluja, a PERGAMINUM edicions.
El valor d’aquest text, no enganyem ningú per dir-ho, no és pas el literari, sinó que està en el seu contingut, la qual cosa exigeix al lector. El mateix Doutzetemps ho diu: “Hi ha indrets fortament màgics i que demanen homes de bon Tremp per a comprendre’ls bé en la seva amplitud,” és a dir, per a la seva entera comprensió cal un lector dotat d’una intel·ligència mágica.
martes, enero 12, 2021
SOBRE "EL ASNO FILOSÓFICO" de Emmanuel d'Hooghvorst y la relación con los Cánopes egipcios.
En la excelente obra de Emmanuel d’Hooghvorst, EL HILO DE PENÉLOPE[1], comenta un fresco egipcio donde los personajes que aparecen son Osiris, Set, Serapis, Horus y sus cuatro hijos, que tienen la forma que encarnan los famosos Cánopes o vasos egipcios donde se guardaban las vísceras del difunto.
EH explica brevemente la historia del desmembramiento
de Osiris por parte de Set, su hermano y enemigo, y cómo Isis consigue
reencontrarlo, recomponerlo y resucitarlo; luego Horus, el hijo de ambos, vence
a Set castrándolo, o sea, anulando su fuerza.
Me ha parecido pertinente poner en paralelo y en relieve
a los Cánopes y su contenido, pues es como si éstos contuvieran los miembros y
vísceras del hombre, o sea, su interior, donde en realidad reside Osiris en
exilio, que una vez recompuesto da a luz, mediante Isis a su hijo Horus el
cual vencerá, sin ninguna duda, a la poderosa fuerza de Set.
He aquí un fragmento del artículo de E. d’Hooghvorst
en EL HILO DE PENÉLOPE, que titula:
SOBRE
EL ASNO FILOSÓFICO
Observamos en la reproducción del fresco[2] a Set (o Tifón) vencido y
atado a la izquierda de un poste en forma de Y; tres puñales han sido clavados
en su cuerpo, y ante él se hallan Horus y sus cuatro hijos, con un cuchillo en sendas
manos; detrás, a la derecha, se alzan Osiris y Serapis; Set lleva una cabeza de
asno.
Se trata de una leyenda muy conocida; sin embargo, la
resumiremos:
Set, hermano-enemigo del dios Osiris, tras haberle
invitado a un banquete, presentó a los invitados un espléndido sarcófago que
iba a regalar –decía- a aquel cuya estatura correspondiera exactamente a las
dimensiones de este ataúd. Osiris se acostó en él y al instante, Set cerró la
cubierta y arrojó el sarcófago con su contenido al Nilo.
La alusión es clara: Osiris, que representa el Verbo,
al querer medir este mundo sublunar fue precipitado en él a consecuencia de una
sugerencia de su enemigo. ¿No decía Platón que el logos era la medida de todas las cosas?
La leyenda cuenta luego las largas peregrinaciones de
su esposa Isis, quien salió en su búsqueda, y cómo encontró el sarcófago
incrustado en el corazón de un sicómoro cerca de Byblos. Aprovechando una
ausencia momentánea de Isis, viendo Set que el sarcófago había sido
descubierto, despedazó el cuerpo de su enemigo y lo dispersó. Tras una larga
búsqueda, Isis consiguió reunir los miembros dispersos de su esposo y
resucitarlo. Éste le dio entonces un hijo, Horus, llamado el vengador de su padre. Durante un duelo del que resultó vencedor,
Horus consiguió dominar a Set, pero en lugar de matar al vencido, se contentó
con castrarlo. La alusión es lo suficientemente clara como para eludir todo
comentario.
El asno, es decir Set, representa pues la naturaleza
de este mundo. Observemos que de nature “naturaleza”, se puede sacar por
anagrama âne-rut ‘asno en celo’, por
lo demás, el asno es conocido por la potencia de sus capacidades genitales.
Seguir a esta naturaleza es acorralarse junto a la
casa de un ogro. No obstante, esta materia oscura y caótica de aquí abajo,
siempre sometida a la corrupción, no es por ello menos necesaria para permitir
el descenso y la manifestación de Osiris.
Se comprenderá pues la mutilación de Set. Castrado, el
asno servirá, desde entonces, de vehículo al tesoro de este mundo, pues se
encaminará con paso lento pero seguro hacia los senderos pedregosos más
difíciles y caminará allí donde el caballo no puede pasar.
Set es, pues, el
doble-sentido del mundo, Pero según el significado siniestro, es el mal
principio, causa de oscuridad, de rebeldía y de muerte aquí abajo.
Pernety también comenta respecto a los Cánopes, como
si hablara de su contenido, lo que sucedía en una ciudad dedicada a este dios
Cánope:
[1] . EL HILO DE PENÉLOPE, de Emmanuel d’Hooghvorst,
tomo I, Arola Editors, Tarragona 2000, pg. 309.
[2] . La
reproducción de este fresco egipcio se encuentra en E.-A. Wallis Budge, Osiris and egyptian Resurrection, ed.
Ph. Lee Warner, Londres, 1911, vol. I, p. 48.
[3] .
Clemente de Alejandría, Estromata, 1, 6
sábado, enero 09, 2021
PALABRAS DE EXILIO, de Carlos del Tilo
Fragmentos
de la presentación de Raimon Arola
Entre los años 1995 a 1998 –en torno a los 70 años,
pues el autor nació en 1924- Charles d’Hooghvorst nos sorprendió a todos los
que le conocíamos escribiendo unos textos en forma de poemas, pues nunca antes
había explorado esta vertiente literaria. Su obra se consagró al estudio de los
temas más significativos de las grandes tradiciones espirituales, tanto en sus
aspectos generales como, y, sobre todo, los esotéricos. Pero, y sin motivo
aparente, en los años indicados surgieron de su alma unas palabras ordenadas
como poemas, a veces cercanas a sentencias proverbiales o a una reunión de
aforismos y otras cercanas a unas letanías… Él las denominó, simplemente,
Palabras de exilio.
…Estas palabras son el fruto de muchos años de
estudio, de traducciones de textos tradicionales, en especial cabalísticos,
alquímicos y mitológicos, donde descubría la sabiduría que desde su juventud
anhelaba y a la que denominaba, gnosis. En sus poemas no utiliza metáforas
poéticas ni versifica, sino que construye símbolos en el sentido más amplio, y
ello para describir una gnosis fundamentada en la obra de su amigo Louis
Cattiaux y de su hermano Emmanuel.
…Aquí la belleza no responde a unas normas ni a unos
cánones establecidos, sino que existe por el recuerdo constante que encierran
sus palabras. Del Tilo crea una belleza sin prejuicios, pues encontrarla no es
un fin sino el resultado de una cierta desnudez guardada en el eterno reposo.
Las palabras de Carlos del Tilo, sus poemas, surgen de recorrer un camino que
es, al mismo tiempo, belleza y verdad… sus palabras transpiran el amor loco de “Charles
dit le Zou”, amaba el objeto de sus estudios y amaba a la humanidad.
miércoles, enero 06, 2021
LOS GIGANTES, según el Dicc. Mito-Hermético de Pernety
GIGANTES[1]
Hijos del Cielo y de la Tierra. Hicieron la guerra a
los dioses y quisieron destronar a Júpiter, que los fulminó a todos. Ya he
explicado lo que ha de entenderse por estos gigantes en l<as Fábulas
Egipcias y Griegas Desveladas, lib. 3, cap. 3 y 4.
Los Filósofos no tenían, en efecto, otra intención al
inventar la fábula de los gigantes, que expresar la disolución de la materia de
la Gran Obra y el combate que se realiza entonces entre ola parte volátil, que
disuelve y la fija, que es disuelta en agua pero que consigue la victoria al
fin fijando a su enemigo, que era un agua mercurial.
La sola etimología de los nombres que se dieron a los
más famosos de estos gigantes basta para confirmarnos en esta idea: Briareo deriva de Beri, Subversa; Othus, de Onittoth, Tempestarum Vices; Ephialtes, de Evi o Ephi, nuves del
Althah, Caligo, o Nubes Caliginis, o Nubes Horrida; Encelade, de Enceled, Fons Temporaneus, Torrens, La furia de las Aguas;
Phorpyrion, de Phour, Frangere,
Frustulatim difringere; Mimas, de Maim,
grandes lluvias; Rhoecus, de Ruah,
viento.
martes, enero 05, 2021
GANÍMEDES, según el Dicc. Mito-Hermético de Pernety
GANÍMEDES[1]
Hijo de Tros, rey de Troya. Fue llevado al cielo por
Júpiter, que había tomado la figura de un águila. Los Filósofos herméticos
explican esta fábula como si fuese una alegoría de su Gran Obra.
Ganímedes es la parte fija de su materia, dispuesta en
la Obra filosófica junto a la parte volátil, llamada Águila, que lleva al
cielo, es decir, a lo alto del vaso, a la parte fija para caer finalmente las
dos al fondo fijándose en materia sólida, a la que llaman Piedra Filosofal.
Cuando se dice que Ganímedes, después de haber sido
llevado al cielo, se convierte en el copero de Júpiter, es para expresar esta
lluvia formada por la materia volatilizada que al caer abreva a la materia gris
llamada Júpiter, que se encuentra en el fondo del vaso.
viernes, enero 01, 2021
CIGNO, según el Diccionario Mito-Hermético de Pernety
CICNO[1]
La fábula menciona muchos personajes con este nombre:
uno era hermano o pariente próximo de Faetón, el otro hijo de Neptuno y los dos
transformados en cisne, lo que en sentido hermético significa la misma cosa ya
que, como hijo de Neptuno, ha salido del agua mercurial, o mar filosófico que,
siendo el principio del Apolo de los Sabios, padre de Faetón, no podría ser
sino, pariente muy próximo del primero.
Se dice que los dos fueron transformados en cisnes
porque, tanto en la primera operación como en la segunda, la materia ha de
pasar del negro al color blanco. En la primera operación se realiza la
metamorfosis del hijo de Neptuno y en la segunda, la del hermano de Faetón.
Todavía hay un tercer Cicno, hijo de Marte. Hércules
mató a éste y se llevó a su hijo Hilas a la expedición para la conquista del
Toisón de Oro. Matar o fijar el volátil son una misma cosa en el sentido de los
Filósofos; así, cambiar al hijo de Neptuno en cisne, o matar al Cicno, no son
más que una misma cosa, porque el color blanco no se manifiesta sino después de
que se fije la materia en la primera operación. En la segunda, el fijo que
había sido volatilizado por la disolución y la putrefacción, se fija una
segunda vez al llevarlo al blanco.
Hércules se lleva consigo a Hilas a conquistar el
Toisón de Oro: este Hilas es el Niño Filosófico, al que Hércules toma bajo sus
cuidados hasta la perfección de la obra, que es, en propiedad, la conquista del
Toisón de Oro.
miércoles, diciembre 30, 2020
CERBERO, según el dicc. Mito-Hermético de Pernety
CERBERO[1]
Los Alquimistas pretenden que todas las fábulas de los
viejos no son más que enigmas de los que se sirvieron para ocultar las
operaciones de la Piedra Filosofal. Ellos dicen, en consecuencia, que, por
Cerbero, el perro de tres cabezas, ha de entenderse, o a la materia de la
Piedra filosofal, compuesta de Sal, Azufre y Mercurio, encerrada en el triple
vaso de los Filósofos, que son las tres cadenas que atan a Cerbero, o bien, a
la materia, que es, en sí misma, el palacio de Plutón, dios de los Infiernos,
siendo el triple vaso el perro de tres cabezas que guarda la puerta del
palacio, impidiendo la entrada.
Esta última explicación me parece más verosímil,
porque se ha dicho que Cerbero vomitaba fuego, lo que es propio de los hornos;
y sin embargo no se ha de entender con esto que los hornos de los Alquimistas
vomiten fuego, como aquellos hornos de los químicos ordinarios, ya que el fuego
de la Filosofía Espagírica no es el fuego vulgar, sino el fuego de la
naturaleza, un fuego que calienta sin quemar. Y quien conozca este fuego y la
manera de graduarlo, estará bien avanzado en la Ciencia Hermética.
Que aquel que quiera estudiar esta ciencia tenga,
entonces, a Hércules y que lo sepa unir adecuadamente con Teseo, su compañero
inseparable. Así tendrá, prontamente, el secreto de los tres reinos.
CELENO, hija de Atlas y CELENO, una de las Harpías, según el dicc. Mito-Hermético de Pernety
CELENO, hija de Atlas[1]
[1] .
Ediciones Indigo, traducción de Santi Jubany.
domingo, diciembre 27, 2020
ÁGUILA, según el Diccionario Mito-Hermético de Pernety
ÁGUILA[1]
Nombre que los Filósofos Herméticos han dado a su
Mercurio después de su sublimación. Lo han llamado así en primer lugar, a causa
de su volatilidad y luego porque, al igual que el águila devora a los demás
pájaros, el Mercurio de los Sabios destruye, devora y reduce al mismo Oro a su
primera materia, reincrudándolo.
Según Filaleteo cada sublimación es un águila, y
aunque siete sean suficientes, se puede llegar hasta diez. Así, cuando dicen
que es preciso preparar siete águilas para combatir al león no hemos de
entender, dice el mismo autor, que haya que disponer siete partes de mercurio y
de volátil contra el león, o una parte de fijo, sino que nuestro Mercurio es
sublimado y exaltado siete veces.
“Cuantas más águilas habrá contra el león –dice
Basilio Valentín- menos largo será el combate. Atormentad al león –añade el
mismo autor- hasta que el tedio le venza y desee la muerte. Otro tanto se hará
con el águila, hasta que llore: recoged sus lágrimas y la sangre del león y
mezcladlas juntas en el vaso filosófico.” Todo esto no significa más que la
disolución de la materia y su volatilización.
Águila devorando al León. Expresión Hermética que
expresa la volatilización del fijo por el volátil, o del Azufre por el Mercurio
de los Sabios.
[1] . Del
Diccionario Mito-Hermético, de Pernety, Ediciones Indigo, 1993, de la estupenda
y única traducción, del director de esta sección, Santiago Jubany.
sábado, diciembre 19, 2020
PSYCHE (Su Explicación)
Pero se la puede explicar herméticamente, como las
otras fábulas; según los Adeptos, Psique es el agua mercurial y Cupido, con su
antorcha, su arco y sus flechas, representa la tierra fija, cálida e ígnea
minera del fuego celeste, según Espagnet; en consecuencia, es hijo de Vulcano y
de Venus y Psique, hija de un Rey y de una Reina, es decir, del Sol y de la
Luna, dicen los Filósofos.
[1] .
Respecto a ello véase, en LA PUERTA, Nº 76, p. 35, el artículo de P. Saura Pau,
PSYCHE Y CUPIDO.
[2] .
INFIERNO: Los Filósofos Herméticos llaman con este nombre al trabajo inútil, y
por así decirlo, eterno de los falsos alquimistas, que permanecen continuamente
entre hornos encendidos sin ver jamás a Dios por más que lo deseen sin cesar,
es decir, que no alcanzan la perfección de la Gran Obra, que les daría todo
aquello que puede satisfacer al corazón humano en esta vida. A veces llaman
Infierno a su materia en putrefacción, pues el negro es la imagen de las
tinieblas y el infierno es un lugar de tinieblas y horror.
PSYCHE (La Fábula)
Me ha parecido interesante incluir aquí la historia de Psyque explicada por Pernety en su DICCIONARIO MITO-HERMÉTICO[1], puesto que en “LAS FÁBULAS” sólo se la menciona en la explicación de Cupido o de su madre Venus, entre otras, y es una fábula digna de ser explicada, como las demás, mediante la “obra hermética”.
Un Rey y una Reina tuvieron tres hijas de las que, la
más joven, era la más bella: la naturaleza, al crearla le había prodigado tales
cuidados que parecía haberse superado a sí misma. La gente venía de todas
partes a la corte del Rey para ver esa belleza singular; de la admiración se
pasaba al amor más apasionado.
Venus, celosa al ver que Cnido, Pafos y Citera
quedaban abandonados y desiertos por la prodigiosa concurrencia que atraía
Psique, ordenó a Cupido que la hiriese con una de sus flechas haciendo que se
enamorara de un objeto indigno de sus encantos. Cupido quiso ejecutar las
órdenes de su madre, pero Psique obró sobre él la misma impresión que obraba
sobre las demás gentes y quedó perdidamente enamorado. Las hermanas de Psique
se casaron con Soberanos, pero ninguna persona osó aspirar a su posesión.
El oráculo de Apolo fue consultado sobre el destino de
esta joven beldad, respondiendo que jamás tendría a un mortal por esposo, sino
a un dios temible a los dioses y al mismo infierno; añadió que era necesario
exponer a Psique sobre una alta montaña, al borde de un precipicio, ataviada
con ornamentos que anunciasen duelo y tristeza. El oráculo fue obedecido y apenas
fue al lugar indicado, un dulce Céfiro la llevó al medio de un bosque, a un
palacio soberbio, brillante de oro y plata, del que cada losa era una piedra
preciosa.
Este palacio le pareció deshabitado, pero unas voces
le invitaron a permanecer en él. No le faltaba de nada: a las comidas,
abundantes y delicadas le sucedían conciertos admirables, todos los placeres se
seguían unos a otros, sin que Psique percibiese quien se los procuraba. Cuando
la noche llegaba el esposo que le estaba destinado se aproximaba a ella,
dejándola cuando llegaba el día, y esto sucedió durante muchas noches seguidas.
El Amor, informado de que las hermanas de Psique la
buscaban primero le prohibió verlas, pero después, al verla triste y soñadora,
le permitió que hablara con ellas, a condición de que no siguiera sus consejos.
Aquel mismo Céfiro que la había conducido a ese lugar encantado transportó a
sus hermanas. Psique, después de haberlas informado de su dicha, las despidió,
cargándolas de regalos. Las dos princesas, celosas, resolvieron perderla y
puesto que Psique les había dicho que su marido todavía no se había mostrado a
ella, pero que la amaba perdidamente, encontraron la ocasión, en otra
entrevista, de recordarle que el Oráculo de Apolo había hablado confusamente de
yo no sé qué monstruo y le dijeron que su esposo era una serpiente que la
mataría.
Psique asustada por este discurso, comenzó a sospechar
sobre el porqué su marido no quería manifestarse a ella y les dijo que seguiría
su consejo si le indicaban los medios de liberarse de tal inquietud. Ellas le
aconsejaron que se escondiera una lámpara encendida y una navaja y que, cuando
el monstruo estuviese dormido se sirviera de la lámpara para verle y de la
navaja para degollarlo.
Psique siguió su consejo, salió de la cama, tomó la
lámpara y el cuchillo, pero, en lugar de un monstruo encontró al Amor
adormecido: su tez rojiza, su juventud, sus alas desplegadas su cabellera rubia
y fluctuante le permitieron reconocerlo. Presa del asombro y al borde de la
desesperanza por haber cometido una tal afrenta a tan amable esposo a punto
estuvo de emplear contra sí misma el hierro con el que iba a degollar a su
marido, pero una gota de aceite cayó de la lámpara sobre la espalda de Amor,
despertándole. Sus encantos la atrajeron de nuevo, apaciguando su cólera:
examinando el arco de Cupido y su carcaj se había herido en el dedo,
comprobando la punta de una de sus flechas, la herida demasiado ligera como
para sustraerla a los encantos del Amor no impidió que viera a Cupido alzar el
vuelo; Psique quiso detenerle por el pie, pero Cupido la eleva, se la lleva y
finalmente la deja caer.
Él se detuvo sobre un ciprés, reprochándole amargamente la poca confianza que merecieron sus consejos y desapareció. Psique, desesperada se precipitó a un río, pero las Ninfas, las Náyades, respetaron a la esposa del Amor y la llevaron a la orilla. Allí encontró al dios Pan, que le aconsejó que apaciguara a Amor. Erraba por el mundo buscando los medios de conseguirlo cuando reencontró a una de sus hermanas a la que comentó su aventura, diciéndole que Amor, para vengarse mejor, había resuelto casarse con una de sus hermanas. Henchida de esperanza la hermana escapó de su palacio hasta aquel lugar en que el Céfiro ja había elevado la primera vez e imaginando que todavía la transportaría se lanzó, dejándose caer para perecer miserablemente. Psique tendió la misma trampa a su otra hermana, que cometió la temeridad de dejarse engañar, pereciendo también.
Mientras tanto, Venus fue informada de los dolores que
sufría Cupido y decidió buscar a Psique para castigarla. Esta esposa afligida
siempre estaba buscando a su marido y habiendo llegado cerca de un templo,
ofreció a Ceres una gavilla de espigas que había recogido rogándole que la
tomara bajo su protección, pero la diosa le hizo saber que no podía hacer otra
cosa que protegerla de su enemiga. Juno, a la que también encontró le dio poco
más o menos, la misma respuesta; por tanto, Psique decidió ir a buscar al Amor
cerca de Venus, su madre. Pero esta diosa, celosa, sin prestar atención a
Psique, subió al Olimpo y rogó a Júpiter que ordenara a Mercurio i r a buscar a
esa infortunada y que la trajera, Uno de los sirvientes de Venus la condujo
hasta ella; la diosa, irritada, le arrancó los cabellos, desgarró sus vestidos,
la maltrató con golpes y a continuación le ordenó que separara, durante el día,
todos los distintos granos de guisantes, trigo, cebada, mijo, de adormidera,
lenteja y habas que había hecho apilar, expresamente en un montón; Psique
permanecía desconcertada e inmóvil, pero las laboriosas hormigas se encargaron
del trabajo, evitándole el esfuerzo. A continuación, Venus le encargó que fuese
al otro lado de un río muy profundo, que esquilara a unos corderos de lana
dorada y le trajera la lana; cuando estaba a punto de precipitarse al río, una
voz que salió de un rosal le enseñó un fácil medio de procurarse la lana, que
llevó a la diosa.
Una mujer irritada no se calma tan fácilmente y
tampoco Venus se calmó con tan pronta obediencia, por ello le ordenó que fuera
a buscar una urna llena de un agua negra que surgía de una fuente, guardada por
dragones. Un águila apareció, tomó la urna, la llenó de esa agua y se la puso
en las manos para que se la diera a Venus; la diosa aún imaginó otro trabajo,
todavía más difícil: Venus se quejaba de haber perdido una parte de su
atractivo curando la herida de su hijo y ordenó a Psique que descendiera al
reino de Plutón y demandara a Proserpina una caja en la que estaban guardados
algunos de sus encantos.
Psique, no creyendo que fuera posible descender a la
morada de los muertos sin morir estuvo a punto de precipitarse desde lo alto de
una torre, pero una voz le indicó el camino de los infiernos, diciéndole que
fuera al Ténaro, donde encontraría el camino que lleva a la morada de
Proserpina, pero que no fuera allí sin
proveerse de un pastelillo en cada mano y de dos monedas que llevaría en la
boca, de las que Caronte tomaría una después de haberla llevado en su barca y
que encontrando al perro Cerbero, que guarda la entrada al palacio de
Proserpina, le arrojara uno de los pastelillos y que, en fin, Proserpina la
acogería favorablemente, que la invitaría a participar de un gran festín, pero
que ella había de rechazar las ofrendas, sentarse en el suelo y no comer sino
pan moreno, y entonces, Proserpina le entregaría la caja, que se guardaría muy
mucho de abrir.
Psique aprovechó todos estos consejos y recibió la caja, tan deseada, pero apenas hubo salido de los infiernos abrió la caja con la idea de tomar para ella alguno de los atractivos que contenía. No encontró allí sino un vapor infernal y somnífero que al instante se apoderó de ella, haciéndola caer, dormida, al suelo.
Cupido, curado de su herida, y siempre apasionado por su querida Psique, escapó por una de las ventanas del palacio de Venus y, encontrando a su querida esposa dormida, la despertó con la punta de una de sus flechas, puso el vapor en la caja y le dijo que se la llevara a su madre.
Cupido, entonces, fue a encontrar a Júpiter, que
convocó a los dioses, declarando ellos que el dios del Amor conservaría a
Psique, sin que Venus pudiera oponerse a si unión. Al mismo tiempo ordenó a
Mercurio que elevara a Psique hasta el cielo, donde tomó de la ambrosía en
compañía de los dioses y se tornó inmortal. Cuando se celebraron las bodas se
preparó un festín; todos los dioses participaron y hasta la misma Venus bailó
en ellas.
[1] . He
utilizado la traducción al castellano de Santiago Jubany, publicada por
Ediciones Indigo, 1993, p. 427.