martes, diciembre 20, 2022


 

Al hablar de hermetismo, nos referimos sobre todo a la tradición alquímica occidental que debe su origen al mítico Hermes Trismegisto y su famosa Tabula Smaragdina, que se complementa con el hermetismo filosófico que se basa en los escritos atribuidos también a Hermes y que se agrupan bajo el nombre genérico de Corpus hermeticum. De entre ellos, quizá el tratado titulado Poimendrés sea el más conocido.

Esta sabiduría hermética que se fue transmitiendo a lo largo de las generaciones, tuvo su momento de máximo esplendor en el Renacimiento italiano. Nos atreveríamos a decir incluso que ella fue uno de los orígenes y causa del espléndido movimiento humanista que se dio en el Renacimiento. Inmediatamente después vino su decadencia a causa de la ciencia positivista sin que se supiera ver que se trataba de dos pensamientos complementarios que se referían a dos realidades distintas.

Y a causa de este malentendido, el hermetismo, que hubiera podido ser el lugar de la unión de todas las creencias y conocimientos, se convirtió en algo extravagante que, poco a poco, se fue diluyendo en ocultismos y espiritismos hasta llegar al siglo XX. En este camino se olvidó completamente su función soteriológica, vinculada claro está al mensaje cristiano, pero, obviamente, universal.

¿Cómo llamamos hoy en día, en 2021, la unidad  nuclear en la que se basan las distintas tradiciones? Se han propuesto muchas ideas y muchos nombres, sin embargo, ninguno acaba de ser lo suficientemente representativo, pues, o bien se busca la participación directa en una religión, o bien, desde campos más académicos, se cae en un nihilismo que margina lo antiguo, que se convierte así en un tema de estudio pero no en una propuesta de conocimiento vivo. Sin mencionar los movimientos pseudo-espirituales que, éstos sí, lo unen todo con todo, pero a nivel psicológico y subjetivo,  o simplemente formal

Louis Cattiaux en El Mensaje Reencontrado encontró, no cabe duda, un espacio nuevo para reunir la dispersión de formas en un único lugar. Lo llamó simplemente «mensaje», pero también lo clasifico de «hermético«. Y eso es lo que Arola y Vert han tratado de desarrollar en el  La actualidad del hermetismo.

 

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