sábado, diciembre 19, 2020

PSYCHE (Su Explicación)

Todos los Mitólogos han visto esta fábula como una alegoría que indica los males que la voluptuosidad, simbolizada por Amor, causa en el alma, bajo el símbolo de Psique.[1]

Pero se la puede explicar herméticamente, como las otras fábulas; según los Adeptos, Psique es el agua mercurial y Cupido, con su antorcha, su arco y sus flechas, representa la tierra fija, cálida e ígnea minera del fuego celeste, según Espagnet; en consecuencia, es hijo de Vulcano y de Venus y Psique, hija de un Rey y de una Reina, es decir, del Sol y de la Luna, dicen los Filósofos.

Sus encantos impresionaron al mismo Cupido, ciertamente no podía esposarse, según el Oráculo de Apolo, sino con un dios, pues el agua mercurial no se puede aliar y unir íntimamente más que con un dios hermético, es decir, un metal filosófico, temible al mismo infierno, ya que resucita, glorioso, de la putrefacción, llamada Infierno.[2]

Psique expuesta sobre una montaña para que Céfiro la lleve a un brillante palacio de oro, plata y pedrería, donde Amor la vendrá a visitar durante la noche, representa ese vapor que se eleva a lo alto del vaso Hermético, en el que, Basilio Valentín dice que sopla el Céfiro. Flamel la compara a una flor admirable, brillante de oro y plata, agitada por el viento. Este vapor depositado y descendiendo hasta el fondo del vaso disuelve la materia que allí se encuentra, la putrifica y la lleva al color negro, símbolo de la noche; entonces, dicen los filósofos, se realiza la unión de los dos, simbolizado por los encuentros con Cupido.

Psique no tuvo entonces el cuidado de reconocer a su Amante, que, en verdad, era ese dragón tan predicado por los Filósofos, esa serpiente Pitón, ese monstruo informe del que se ha hablado tanto en todas sus obras; pero Cupido sólo tiene el nombre de Serpiente, no su forma y por ello no ha perdido su belleza; solamente está oculta por la oscuridad de la noche, y tan pronto como Psique se ayudará de la luz de una lámpara para verle, es decir, cuando el color blanco sucederá al negro, reconocerá al más bello de los dioses, y al más temible.

Tenía las alas extendidas y desplegadas, presto a volar, cosa que hizo, en efecto, tan pronto fue despertado por una gota del aceite incombustible de aquella lámpara, de la que habla Artephius, que cayó sobre la espalda de Amor. Levantó el vuelo y elevó consigo a Psique, que quería retenerla. Esto es la volatilización de la materia, que se eleva hasta lo alto del vaso, lugar al que el fijo y el volátil ascienden conjuntamente.

Cupido deja caer a Psique, que se precipita hasta el gua mercurial, pero no para ahogarse en ella; las Náyades respetarán a la esposa del Amor y la llevarán hasta la orilla. A continuación, errará por el mundo buscando al Amor, ya que la materia en circulación, durante la volatilización, parece errar en el vaso hasta que ha encontrado de nuevo la tierra filosófica, representada por Ceres que, a pesar de ello, no puede protegerla de la indignación de Venus, porque ella misma todavía no está fija.

Juno, o la humedad del aire tampoco se lo puede prometer, Psique toma, por tanto, la decisión de ir a buscar a Cupido a casa de Venus, su madre, es decir, al color cetrino, llamado Venus, el cual sucede al blanco. Esta diosa ruega a Júpiter que envíe a Mercurio a buscar a Psique. He ahí al Mercurio filosófico en acción. Psique es presentada a Venus, que la maltrata y la obliga a diversos trabajos, que indican todo lo que sucede en las operaciones de la siguiente obra. Los diversos granos amontonados en una pila son separados por las hormigas, ello es la disolución de la piedra y la putrefacción, cuya agua negra, que el águila toma de la fuente para servir a Psique, es un símbolo todavía más significativo.

El Toisón dorado que Venus solicita es el Azufre de los sabios, aquel mismo que Jasón obtuvo. Pero para llegar a este color perfectamente negro, llamado Infierno por los filósofos, es preciso que Psique descienda hasta el reino de Plutón, para pedir a Proserpina una caja repleta de sus encantos. Esto no podrá conseguirlo si no se provee de dos pasteles y de dos monedas. Hacia allí se dirige Psique; encuentra a Caronte, ese viejo sucio, hediondo, cubierto de harapos, con barba gris; también habrá de encontrar a Cerbero, al que dará uno de esos pastelillos para llegar finalmente hasta Proserpina o color blanco, que le entregará la caja buscada por Psique.

El autor de esta fábula no ha creído, sin duda, necesario entrar en detalles porque la segunda operación no es más que una repetición de la primera. Se contenta con decir que la caja contiene un vapor somnífero, que se apodera de Psique cuando la abre con objeto de indicar, a través de ese vapor, la volatilización, y por su efecto, la fijación o reposo que se sigue. En este estado la encontrará Cupido, la conducirá al cielo y se unirá con ella para siempre.



[1] . Respecto a ello véase, en LA PUERTA, Nº 76, p. 35, el artículo de P. Saura Pau, PSYCHE Y CUPIDO.

[2] . INFIERNO: Los Filósofos Herméticos llaman con este nombre al trabajo inútil, y por así decirlo, eterno de los falsos alquimistas, que permanecen continuamente entre hornos encendidos sin ver jamás a Dios por más que lo deseen sin cesar, es decir, que no alcanzan la perfección de la Gran Obra, que les daría todo aquello que puede satisfacer al corazón humano en esta vida. A veces llaman Infierno a su materia en putrefacción, pues el negro es la imagen de las tinieblas y el infierno es un lugar de tinieblas y horror.

No hay comentarios: