martes, abril 17, 2012

Arcana arcanissima-6, LOS TRABAJOS DE HÉRCULES

LIBRO V

LOS TRABAJOS DE HÉRCULES


La reputación de Hércules, su virtud, su fuerza y sus inmensos trabajos se ha extendido de tal manera en el mundo entero que no hay ningún rincón de los cuatro puntos cardinales ni ninguna parte del mundo donde no se haya oído hablar de él. Por todos lados tiene honor esta reputación, todo el mundo habla de ella. El fenómeno es tal que durante el transcurso de una reunión de gente muy brillante, una persona se puso a cantar en verso alabanzas a Hércules y como debía imponerse el silencio, alguien le dijo sarcásticamente: “Pero ¿quién ignora, pues, los méritos de Hércules?”

Es por lo que estimamos inoportuno y casi absurdo, sino imposible, querer demostrar que Hércules, que ha sido adoptado y reconocido desde hace tantos siglos como un héroe de la más gran prestancia, o bien que no haya existido del todo o bien que haya tenido existencia sólo en el espíritu de los poetas y de los filósofos, que le habrían fabricado como prototipo el de un hiperactivo domador de monstruos y tiranos.

Por nuestra parte puede permanecer este Hércules, si ha habido alguno, se llame como se quiera, que sea egipcio, judío, alemán o de otra nación. A partir del momento en que sabemos que en cada época y cada región del mundo exhibe su Hércules quien tanto ha sufrido Marte y arte,[1] no tenemos necesidad de ir al infierno en busca de otros, mentirosos, ficticios y muy alejados.

En cuanto a él, el famoso Hércules, el héroe al que se le han impuesto esa cantidad de enormes trabajos, probaríamos fácilmente que jamás ha existido, ciertamente no por los monumentos de la historia, esas huellas que sólo están presentes bajo la forma alegórica de los poetas, sino analizando el sujeto mismo y los trabajos que ha soportado según la tradición. Estos son de una curiosa naturaleza: tanto la ligereza como la inutilidad de unos, que están en desproporción con el temperamento de tal hombre, como aquellos que sobrepasan en mucho las fuerzas humanas normales y a todo buen sentido. Estos trabajos, pues, convienen más a todos los dioses y diosas de la genealogía de oro, de la que ya hemos hablado, que a ningún Hércules por más bien que lo pinten con todos los colores de que son capaces los autores. Pues si se llama poesía muda a las pinturas más talentosas, también se puede considerar la facultad poética como una pintura parlante. De las ficciones de los más antiguos poetas es de donde hemos sacado lo que sabemos de Hércules durante estos últimos siglos. Que los historiadores que han vivido después de Hércules escriban lo que quieran. Ninguno de ellos ha tenido contacto con la época de Homero y aún menos con la de Orfeo, el corifeo de los poetas. Y de todas maneras se encuentra que no han sido contemporáneos del mismo Hércules como para fundar la historia de sus hazañas sin ser sospechosos de hacer ficción.

Lo que está más que claro es que el primero en haber exportado de Egipto a Grecia las ficciones y las alegorías divino-heroicas es Orfeo. Él mismo cuenta los trabajos de Hércules al principio de sus Argonáuticas, entre otros lugares. Allí se encuentra, por ejemplo, el combate de los Gigantes con Júpiter, el rapto de Proserpina y su pena, el errar de Ceres en su búsqueda, el luto de los egipcios a causa de Osiris, los sacrificios de Venus y Minerva, etc. Los temas de este género han terminado por propagarse entre los griegos como las aventuras de los dioses y los héroes.

Así pues, si Orfeo es el primer autor de todo esto y antes de él no existía ningún autor griego, lo bastante imaginario, aún menos en las otras naciones (siempre hago una excepción con los israelitas), ¿qué cuchufletas pueden contar los que dicen y se repiten llenos de anécdotas sobre el siglo heroico? ¿Qué personajes vivían en la época, dioses o héroes, lo que cumplieron, lo que realizaron de confesable o inconfesable, qué tiempo separa su vida de nuestra era, y así con lo demás? ¡Que se callen estos posteriores-anteriores las cosas que no comprenden! Que nos traigan los mediadores u otros escribanos anteriores a Orfeo. No es suficiente poner sobre la mesa a cualquiera que sea más joven que Orfeo y Homero sino que extienda ya sea sus ficciones o bien las cronologías o las hazañas de los personajes ficticios muy anteriores a Orfeo. Sin ninguna duda se encontrará a muchos de este tipo entre los griegos de aquellos tiempos, y no solamente entre los griegos, sino también entre los otros. No digo esto para poner en duda todas esas antigüedades paganas. No, sino para que al menos se reconozcan los errores de algunos autores que para probar el origen divino de su ciudad o de su nación han forjado, permaneciendo sentados en casa, grandes genealogías de reyes nacidos de los dioses, y sus altos hechos, remontándose a más de mil años atrás. Sabemos que Bérose por ejemplo ha sido bastante antiguo entre los paganos. Incluso no se nos escapa que muchos otros hacen mención de Abraham, padre de los israelitas, pero estos han recibido muchas cosas por tradición, especialmente de los patriarcas caldeos o judíos.[2]

Sin embargo muy a menudo lo que tienen sobre estos dioses y estos héroes y que proviene de sus escribanos y raramente de testimonios oculares, lo han sacado de ellos mismos tejiendo como lo hacen las arañas.

En este género, los egipcios han arrebatado la palma a los otros y en cuanto a su antigüedad han dejado un modelo de pretensión a la vana gloria. Algunos de sus escribanos tardíos afirman con impudencia que dioses y héroes han reinado en Egipto durante dieciocho mil años. Y no sólo eso, también hay quien atribuye cien mil años a Egipto bajo el pretexto de que habría poseído la ciencia de la astronomía y de la geometría. ¿Quién aguantaría aquí su risa? ¿Quién no pondría aquí una nariz de rinoceronte? ¿Qué niño no se burlaría de estos viejos que deliran en la edad senil? Pero no nos corresponde formular una respuesta a mentiras tan evidentes mientras que ellos mismos se devoran sus patas como los pulpos. Si Horus es el último de los dioses que ha reinado, como su padre Osiris, que el padre de este es Saturno y cuyo padre es el Cielo, ¿quién será el padre de este último? Nadie, pues el Cielo no tiene padre. Pues la serie completa de los dioses según los egipcios es: Cielo, Saturno, Osiris, Horus,[3] y estos son los reyes que habrían reinado tantos miles de años.

Después de ellos se cuenta que hubieron los hombres: cuatrocientos setenta y cinco reyes hasta Alejandro. Si se asigna a cada uno de ellos una decena de años sumarían 4750 años durante los cuales los hombres reinaron en Egipto, mientras que después de la creación del mundo hasta Alejandro hubo solamente 3629 años y después del diluvio 1973.[4] Del primer reino, el de Nimrod, hasta el mismo Alejandro se cuentan 1842. En este pequeño espacio de tiempo, que no llega a dos mil años, ¿cómo han podido reinar cuatrocientos setenta y cinco reyes en Egipto sin que se les atribuya una media de cuatro años a cada uno? Pues si se cuentan cuatro meses como un año entero, como hay costumbre de decirlo así, la totalidad de años será mucho más corta que antes, pero el número de reyes no corresponderá. Y al contrario, si se cuenta un mes por un año lunar, aceptamos que estos mismos reyes hayan tenido un espacio de tiempo de 20.000 años hasta Alejandro.

I. SU NACIMIENTO Y SU VIDA

No nos inquieta su número, pero las hazañas que se cuentan de Hércules son prodigiosas. Su mismo nacimiento es increíble. He aquí los que dice Orfeo de ello en las Argonáuticas:

Aquí percibo primero una fuerza hercúlea. Es Alcmena quien lo engendra uniéndose al Júpiter de arriba, cuando Febo fue ocultado durante tres largas noches seguidas y el Sol faltó de día, los soles de luz.[5]

Pues a pesar de que Alcmena fue embarazada por Anfitrión, se dice que Júpiter, que quería que ella también concibiera de él, reunió tres noches en una, espacio de tiempo que consagró enteramente a producir a Hércules. En esta ficción de poetas no sólo se ha pecado contra la realidad de la cosa misma, sino también contra la piedad hacia los dioses, contra la naturaleza y su orden, contra las buenas costumbres y las instituciones de la vida civil. Pero parece que es preciso excusarles si se pone atención no a sus palabras, sino a su mentalidad. Pues queriendo expresar una realización no vulgar, sino superior a lo normal, han escogido una causa extraordinaria inventando que el más fuerte de los hombres no había nacido de un hombre sino de un dios, y esto no de una manera común, sino en un intervalo de tiempo tan grande como aquel durante el cual habrían podido propagarse otros mil.

Inventando, por ejemplo, un parto sobrenatural para Palas (que nació de la cabeza de Júpiter), han hecho alusión a la más alta sabiduría y a la sutilidad del genio. Así, Hércules, debiendo aportar con él y expresar la fuerza y la constancia, se le figura engendrado por el ser más robusto, o sea Júpiter, y durante un tiempo bastante largo.

En efecto, los primeros autores, los poetas egipcios, no se preocupaban de poner sus ficciones en la medida ordinaria de la naturaleza y las costumbres. Lo único que contaba era poder expresar fácilmente lo que querían. Por eso tantos adulterios, formas libidinosas e incluso desbordamientos viciosos cometidos por lo dioses que ellos mismos han forjado, y todo esto cantado, alabado y celebrado en las ciudades con sus respectivos himnos. Es como si dijeran y confesaran que no es realmente de los dioses de quienes se inventan tan enormes historias, sino de los hombres (como algunos sacerdotes han confesado) o bien que se estima que eran dioses fabricados por manos humanas. Hemos reconocido que es de ellos de quien Hermes diserta en el diálogo de “Asclepios”.[6]

Después, como se ha dicho, Hércules ha nacido en Tebas. Su padre fue Júpiter y Alcmena su madre. Tuvo un hermano de una noche más joven: Íficles, hijo de Anfitrión. Este Íficles era de una notable celeridad y de una ligereza de pies increíble.

Para que haya un manifiesto motivo para todos estos trabajos soportados sólo por Hércules, se ha figurado que todas estas pruebas le habían sido impuestas por cierto hado. He aquí las circunstancias: Hércules estaba a punto de cumplir su noveno mes en el útero de su madre. Entre tanto, Euristeo, hijo de Esténalo rey de Micena y de Arquipa, estaba en su séptimo mes. Júpiter declaró que el primero de los dos que naciera a la luz mandaría al otro. De golpe, Juno hizo nacer a Euristeo en su séptimo mes mientras que Hércules nació más tarde, el primer día de su décimo mes.

Por lo demás, Juno que experimentó gran odio por Hércules, pues era hijo de concubina, fue odiosa con él por todos los medios ya desde su nacimiento. El famoso Eumolpo, autor del libro Sobre los misterios, escribe que Hércules fue presa del odio de Juno al principio porque su madre era una prostituta, pero que Juno habría sido apaciguada por Palas que incluso la incitó a suministrarle la leche al bebé volviéndolo inmortal. Cuenta la leyenda que es entonces cuando en el cielo se hizo la vía láctea de la leche que había derramado Hércules al succionar violentamente el pezón de Juno. Otros atribuyen esta hazaña a Mercurio, lo veremos más adelante.

En efecto, los poetas han querido que el cielo tuviera sitio para los vestigios dejados por Hércules. Y la producción de la vía láctea no es su única ficción. A casi todos los astros y constelaciones, los hacen proceder de los dioses y de los héroes de oro, de sus obras o hazañas, esto es evidente por los doce signos del zodíaco y por la mayor parte de las otras constelaciones. Consúltese respecto a esto al pagano Ovidio en los Fastos y al cristiano Novidio. También hay otros muchos.

La noche que siguió al primer día de su nacimiento, se dice que Juno envió dos serpientes muy peligrosas contra Hércules que las mató destrozándolas con sus manos, mostrando así desde el umbral de su vida la potencia de su fuerza.

Más tarde, convertido en adolescente, aunque poseyendo las muy generosas semillas de su naturaleza, no llevaría a cabo nada sin las enseñanzas de los maestros y el ejercicio. Recibió, pues, un preceptor diferente para cada una de las disciplinas que debía aprender:

· Aprendió el arte de la jabalina de Tautarus, un pastor escita, o según otros de Radamante; incluso según otros de Testíado o Eurito.

· Lino, hijo de Apolo, es quien le enseñó las letras. Como honorarios, puesto que lo había castigado, le inflingió la muerte.

· Eumolpo le enseñó la música.

· La lucha y los otros juegos de competición fue Harpálico quien se los enseñó, un hijo de Mercurio y de Fanopé.

· Autólico le hizo conducir los carros.

· Anfitrión mismo le enseñó la equitación.

· Cástor lo armó y le enseñó a combatir.

· En cuanto a la astronomía tuvo como maestro a un hombre excelente y muy sabio: Quirón.

Cada uno de estos ocho personajes ha puesto su energía en pulir al único Hércules. Pues como habían sido requeridas muchas noches para su concepción, así fueron necesarios muchos maestros para su educación. A aquellas se les había confiado el hacerlo ser y vivir y a estos el hacerlo bien ser y vivir.

Pero finalmente ¿Quién fue este Hércules? ¿Quién se hace esta pregunta? ¿Se trata solamente de una fábula circulando en bocas humanas o realmente un día nació un tal héroe, independientemente de la alegoría?

Para los paganos Hércules había sido tal hombre, tan gran hombre, que más bien era un semidiós; estaban persuadidos de ello, y para ellos no presentaba ninguna dificultad pues creían que el dios Júpiter hijo de Saturno recorría las tierras cometiendo todo tipo de adulterios, actos vergonzosos, homicidios y otros crímenes de este género, y que se había acostado con las hijas de cantidad de reyes y dioses, de las que había tenido hijos. Pensaban que entre esos hijos Hércules había sido el único que había traspasado todas las fuerzas de su cuerpo y de su potencia. Al ser tenido Júpiter como el más poderoso de los dioses, casi todo poderoso, estimaron que no le habría sido difícil o imposible producir y ofrecer al mundo un hijo domador de tantos monstruos y realizador de tan increíbles hazañas. Aquellas gentes aceptaron pues, todos los actos de bravura de Hércules como hechos y no como ficciones.[7]

En parte, y según las circunstancias ya evocadas, se puede reconstituir de qué manera penetró esta opinión en la mentalidad del pueblo. No cabe ninguna duda de que el nombre IOVIS[8] ha permanecido entre los paganos, proviniendo de IEHOVAH.[9] Y visto que Iehovah es el Todopoderoso que enviaría a su Hijo al mundo para destruir las obras prodigiosas del diablo, es decir, Cerbero, los infiernos y todo lo que allí se refiere (además, en la sombra, era un hecho establecido entre los más eruditos de los paganos, o incluso abiertamente, como se dice, según los vaticinios de las sibilas) ha podido dar ocasión a esta ficción de Hércules, hijo de Iovis, con poder y fuerza invencibles.

También se puede referir a ello el hecho de que se cuente que Hércules pasó tres días y tres noches en el vientre de un cetáceo, como se lee en las santas Escrituras a propósito de Jonás que era una imagen del Cristo que un día habría de permanecer la misma cantidad de tiempo en el seno de la tierra y después resucitar.[10]

Y como, según algunos, Hércules vivió en el tiempo de Sansón, eventualmente se puede creer que muchos de los hechos que conciernen a este han sido asignados a Hércules. En cuanto a Sansón, el tan robusto héroe, sin ninguna duda ha sido la figura y el tipo del Cristo victorioso sobre el diablo, y que debía triunfar sobre todos sus enemigos.

Digo yo que probablemente dichas cosas, que han sido sacadas de la historia real israelita, han proporcionado ocasión para aplicar muchos de los trabajos a Hércules, para que los egipcios mismos o los otros paganos parecieran tener un tan gran héroe.

Que sea así o no, la cuestión es que el primer origen de esta ficción alegórica sobre los trabajos de Hércules proviene de otra parte y es más antigua que el mismo Sansón o incluso que Hermes. Pues como este menciona a Hércules, diciendo que fue establecido por Osiris como encargado de Egipto al mismo tiempo que Prometeo, y que Mercurio lo fue de Isis, se ve que el nombre de Hércules se remonta a la memoria más antigua.

Y si se pueden hacer conjeturas sobre cualquiera según lo que le toca o según paralelismos, o como se dice, si no se cerca a alguien por él mismo, se debe conocer por su compañero, o aún si se conoce el efecto por las causas, el discípulo por los maestros, el autor por los hechos, etc., la alegoría inventada sobre Hércules y todos estos trabajos (pues juzgándolos dignos de fe histórica, no seríamos solamente más insensatos que los paganos sino que careciéramos igualmente de fe santa) describe gráficamente, no lo dudamos, el personaje del artesano que quiere buscar y perfeccionar el arcano más secreto de los egipcios. Si esto parece oscuro a primera vista, respondo que con la ayuda de Dios,[11] se volverá muy claro y luminoso, toda nube de duda será desgarrada y alejada, primero en general y después tomando cada uno de los trabajos en particular.

Analicemos a los padres de Hércules: su padre es el principal de la genealogía de oro. Donde va el padre también va el hijo. Quién es este padre y de cuales hijos se trata esto se puede ver en el libro III, donde se ha establecido claramente. Lo que allí hemos demostrado es suficiente sólido como para no poder ser alterado incluso por el que prefiera ser pagano a ser cristiano, siempre que intente hacer historia con una ficción. Por lo tanto no es el caso que lo repitamos aquí.

Decimos que Hércules es un hijo tal como es el padre pero desde un punto de vista diferente. Este (el padre) designa el agente interno del arte, es decir, el sujeto principal, mientras que aquel (el hijo) indica el agente externo, o sea, el artesano mismo, y en realidad, no todo el artesano, sino más bien la operación de sus manos, su constancia invicta y su poder de investigación y el acabamiento de lo que es requerido. En efecto, puesto que además de esto, se considera en el artesano el genio sutil, natural y no sofístico y la sabiduría, estas cosas son representadas por Minerva, es decir, Palas. Se ha repetido a menudo en el capítulo “Jasón” primeramente, y más tarde se dirá de nuevo en la rúbrica “Ulises”.

En efecto, estos tres personajes parecen describir al artesano filosófico. Jasón por ejemplo indica lo que se debe buscar, cómo tratarlo, con qué arte vencerlo. Hércules muestra con qué gran constancia de alma y de cuerpo conviene buscarlo, elaborarlo y perfeccionarlo. Por temor a que se pueda pensar que esta opinión es únicamente nuestra, he aquí lo que dice Aurelio Augurel:

… Allí donde las ricas ninfas desenredan perpetuamente con su peine de marfil los santos toisones de oro. La primera juventud de los héroes las conquista sobre su navío, sin temer buscar la rica Cólquide a través de tan grandes olas bajo la conducción de los supremos guías que entonces eran Jasón y Hércules. Uno desde una conocida cima muestra la piel dorada, como un principio que tú pudieras tomar. El otro enseña cuantas cargas debes soportar y cuanta labor debes utilizar alrededor de una masa espesa de tosco peso. Pues no es tan importante haber encontrado la masa que debes coger, sino que lo grande es volverla maleable, “he aquí la obra, he aquí la labor”.[12] Es aquí donde se manifiestan los vanos cuidados de los artesanos, y es aquí finalmente donde la gente sin arte abusa de ellos mismos al mismo tiempo que de los demás con diversas bagatelas.[13]

Además de estos dos, hacia el final del sexto libro se describirá respecto a Ulises, los diferentes errores del artesano que son como sus maestros.

Alguien podría pensar que Hércules y Jasón, así como Ulises, no pueden hacer referencia a los artesanos químicos, puesto que se trata de héroes de armas ilustres y de notables hazañas, nacidos en un medio de príncipes, al contrario de las personas dedicadas a la quymia que la mayoría son de alma trivial, de origen humilde, sin ninguna notoriedad, a menos que consuman mucho carbón como fraude para muchos. Además, se dirá, la quymia no es un arte sino una astucia; no es útil sino ruinosa; no es difícil o de tal manera laboriosa, sino muy fácil y prostituida por tantos libros de pueblo y de los obreros más viles.

Yo querría que a aquel que piense de esta manera se le quite esta famosa barra de censura[14] hasta que se juzgue si es digno de la misma.[15] Pero ¿por quién debería ser juzgado?[16] ¡Ah, bien! Por los muertos, de los que se dice que como asesores, por su estado, son censores muy justos, personas que sin lisonjas interesadas prefieren la verdad a la falsedad. Es por lo que un tal censor inmaduro, que vaya a los autores fallecidos y no a los herreros, los carniceros u otros de este tipo, que vaya a los autores letrados, no a los geómetras, los juristas u otros maestros de artes triviales, sino a los autores químicos y no a todos aquellos que destilan de la rosa o hacen absenta del vino. Que se vuelva más bien hacia los artesanos testados por su obra y por su realización de los que tenemos algunas centurias.

Citaremos aquí el decir de algunos de entre ellos que probarán que se requiere la salud y la fuerza del cuerpo así como la operación de las manos en el artista verdadero y perfecto.

Géber, en la Suma de perfección, dice:

Decimos pues, que aquel que no posea los órganos perfectos no podrá por él mismo llegar a la perfección de esta obra. Por ejemplo, si es ciego, o si está amputado de una de sus extremidades, puesto que no podrá utilizar los miembros mediante los cuales se perfecciona este arte, en tanto que servidores de la naturaleza. Por otro lado, si el cuerpo del artesano es débil y enfermo, como el cuerpo de los que tienen la fiebre o el de los leprosos cuyos miembros se caen, o el de aquellos que penan al final de su vida ya decrépitos por la edad, no se conseguirá la perfección del arte.[17]

El mismo autor habla de la constancia y de la perseverancia:

También es necesario que sea sinceramente asiduo en la obra hasta su cumplimiento a fin de no tener que abandonar una obra truncada. Pues de una obra disminuida no adquiriría una ciencia provechosa sino más bien el desespero y el perjuicio.[18]

No aportaremos aquí todas las otras citas. Pero lo que prueba cuán difícil es este arte, aunque verdadero, es la rareza de los verdaderos artesanos, independientemente de sus testimonios donde afirman que son muchas las cualidades requeridas para conseguir la perfección de este arte. Así Arnaldo dice:

Pues, en esta, es preciso inquirir tres cosas: el genio sutil del artesano, la obra de las manos, y el juicio. Esto requiere cierta riqueza, sabiduría y los libros.[19]

Igualmente Llull dice:

Y es por lo que te digo hijo que tres son las cosas requeridas: un genio sutil, natural, no sofisticado, la operación de las manos y el libre arbitrio, esto requiere sabiduría, riqueza y libros. La sabiduría para saber hacer. La riqueza para tener el poder de hacer. Los libros para abrir el variado intelecto que se encuentra en numerosas naciones.[20]

Se ve que estos dominios verdaderamente requieren los peligros afrontados por Jasón así como los trabajos de Hércules. Estos no pueden ser terminados sin las errancias de Ulises.

Quien desee saber más sobre la dificultad de la quymia, que consulte sobre ello los libros de los otros. Que nos baste aquí haber demostrado que por Hércules, a quien hemos dejado en su cuna (dispuesto a ejercitarse desde su temprana edad en alcanzar la serpiente filosófica) o en la escuela de tantos maestros, se entiende como el muy laborioso artesano de la obra filosófica.

Además de su padre y sus parientes, conocidos de la genealogía de oro, Hércules mismo es establecido como contemporáneo de Osiris, que lo dejó como prefecto en Egipto. Entonces es cuando habría retenido la crecida del Nilo. Tenía como colegas a Busiris, Anteo, Prometeo y Mercurio, cada uno encargado de determinadas misiones. Lo hemos mencionado en el primer libro. Y habría acabado con los dos primeros por su tiranía.

Y este Hércules vivió en el tiempo de Saturno, Osiris, Júpiter y los otros dioses; además, en el tiempo de la expedición de los Argonautas y en el sitio de Troya que, si se hace el cálculo, remontaría quizás a algunos milenios según la tradición egipcia. Pero tales fueron sus compañeros los Argonautas y los troyanos, así como Mercurio y Prometeo, y tal fue él también. Se ha tratado de todos ellos en general y de cada uno en particular.

Los maestros de Hércules describen su disciplina y la ponen ante los ojos de los ignorantes. Por lo que, como Aulu-Gelle dice, podría hacerse fácilmente una idea de Evatlo según Protágoras.[21] Esto ha dado lugar al proverbio: “Malvado cuervo, malvado huevo”.

He aquí las disciplinas que se le enseñaron: jabalina, poesía, música, lucha, carrera de carros, equitación, instrucción militar y astronomía.

He aquí los preceptores: Radamante, Lino, Eumolpo, Harpálico, Autólico, Anfitrión, Cástor y Quirón.

Siendo instruido por estos preceptores en estas disciplinas es como Hércules llevó a buen término tantas hazañas tan grandes como ilustres. Así es este célebre Marte y arte,[22] el héroe va con la virtud como guía y la labor como compañera.

Pero otros lo juzgan según lo que se ha contado anteriormente.

II. SUS TRABAJOS

Vayamos ahora a los trabajos de Hércules. Extraeremos los principales, yendo incluso más allá de los doce famosos. Se figura que Juno, rabiosa contra Hércules, le impuso estas pruebas por medio de Euristeo, a fin de que purgara el mundo entero de horribles monstruos.

1. EL LEÓN CITERONIANO

Se dice que el primero de todos los trabajos fue matar al león citeroniano, pues saca su nombre del monte Citeron. Este león no era ni de Asia ni de África sino de una línea totalmente celeste. En el libro II de la Historia del Peloponeso, Crisermo[23] escribe que Juno queriendo escoger un suplicio para Hércules hizo venir en su ayuda a la Luna que empleaba hechizos mágicos. Esta llenó un cofrecito de espuma, de donde nació este león. Por eso Anaxágoras afirma que este león descendió a tierra a partir de la esfera de la Luna. Era totalmente invulnerable, y no se podía abatir con las flechas.

Para algunos, Iris, la mensajera de Juno habría llevado este león sobre el monte Ofelto encerrándolo en su regazo.

Esta es la bestia que Hércules atacó, cuando apenas acababa de alcanzar los diez años. Al no poderle herir con flechas utilizó la maza, que era mucho más pesada que el hierro. Lo tiró por tierra multiplicando los golpes, después lo despedazó con sus manos y los disecó. Le arrancó la piel y en adelante la llevó como cobertura corporal.

He aquí una hazaña heroica digna de Hércules, un segundo Sansón. Esto merecería la fe histórica y la admiración si no se le hubiera añadido el símbolo jeroglífico del león, de este invulnerable león descendido de la Luna que lo había creado de su espuma.

Pero diréis… echar por tierra a un león ¿qué tiene que ver con la quymia?

Yo diría que le atañe enormemente, pues el artesano químico debe abordar a un león casi invulnerable. Este león también debe haber nacido de la Luna. Escuchemos dos testimonios sobre cada uno de estos dos puntos.

El león verde es muy conocido como para tener que probarlo. Morien lo menciona diciendo:

Toma el humo blanco y el león verde, el almagre rojo y la inmundicia de muerte.[24]

Y un poco después:

El león verde es el vidrio y el almagre también es el latón.[25]

El Rosario de los filósofos saca de la Tabla de la ciencia mayor:

En primer lugar se posee la verdadera materia en nuestro león verde. Se descubre de qué color es ella. Se llama adrop, azot o duenech verde.[26]

Ripley dice:

Ningún cuerpo inmundo entra excepto uno, que vulgarmente es llamado por los filósofos león verde.[27]

En la Epístola del Sol:

Dichoso el que piense sobre mi discurso. Mi dignidad no le será negada, y el león debilitado por su carne no disminuirá en valor.[28]

Y en Senior, en la Parábola sobre la caza del león:

Entonces Marcos dice a su madre: ¿Cómo cazas tú al león? Y su madre, llena de admiración, dice: Yo miro hacia él etc. Pero cuando la pongo sobre el fuego, ella hace un olor que el león ama. Y desde que el león huele esta piedra, viene con prontitud para entrar en este lecho de vidrio, etc. Y esta piedra que ama el león, es una mujer, y así consecutivamente.[29]

Igualmente el autor del Consejo del Sol y de la Luna, dice explicando las palabras precedentes de la Epístola del Sol:

El león, es decir, el Sol inferior, pierde su valor por la carne. Es una metáfora: así como el fuerte león, rey de los animales, pierde su valor por su carne débil, puesto que los cuatro días sufre la fiebre cuartana naturalmente, así mismo el león por naturaleza, por su carne lunar que tiene el mismo temperamento, pierde su valor y se eclipsa.[30]

De estas frases se infiere suficientemente lo que es el león en el arte y también el por qué se le toma muy a menudo por el sujeto del arte. El último autor citado aquí dice igualmente que el león es el Sol quien posee, adjunto a él mismo, la naturaleza lunar. Esto pone de relieve el por qué se dice que este león es descendido de la Luna. Pues en realidad, el león o el Sol del arte desciende de la Luna.

Sin duda se podría estimar extraño al origen del león lo que se dice del esputo de Luna. Sin embargo si se consulta a los autores de nuestra patria se verá claramente que a menudo mencionan el esputo de Luna. Así se expresa el autor de la Aurora, cuando dice:

Algunos filósofos han establecido que todo el arcano se encuentra en él, y lo han llamado con nombres diferentes según la excelencia de su naturaleza. Así, se escribe en la Turba de los filósofos que algunos lo han llamado según el lugar, como por ejemplo goma, esputo de Luna, otros según el color, como por ejemplo sangre.[31]

Aquí es preciso señalar lo que dice el autor: se le llama esputo de Luna según el lugar. Por ello se ve que esto se refiere a un león engendrado de la espuma en el lugar de la Luna. En efecto, se dice sputum, “esputo”, por spuma, “espuma”, y se le considera como tal. Consultando la Turba se encontrará el esputo de Luna en muchos otros lugares.

Astrato dice:

Aquel que quiera alcanzar la verdad que tome el humor del Sol y el esputo de la Luna.[32]

Igualmente Pitágoras:

Debéis comprender, oh, turba, que el azufre, la cal, el alumbre que se saca de los frutos, el kuhul, el esputo de Luna y el esputo combustible, todas estas cosas no son otra cosa que agua de azufre y agua ardiente.[33]

Y Anastrato:

Además yo digo que nada es más precioso que la arena roja del mar; y es el esputo de Luna que se une a la luz del Sol y se congela.[34]

Belo dice también:

Algunos han llamado a esta misma agua esputo de Luna, otros, corazón del Sol.[35]

Todos estos ejemplos ilustran suficientemente qué es el león y qué es la Luna, de la espuma o el esputo de la cual es engendrado este león. Así mismo explican de qué trabajo de Hércules se trata cuando lo aniquila: un trabajo filosófico. Pues no es de lejos y con flechas sino de cerca y con una maza (que consagra a Mercurio), y es con la mano que lo tira por tierra, y lo diseca hasta el momento en que le retira la piel como señal de victoria.

He aquí lo que dice Basilio Valentín:

El animal de Oriente debe ser despojado de su piel de león, y sus alas deben desaparecer y al mismo tiempo entrar en el gran mar del Océano y volver a salir de nuevo con belleza.[36]

2. LAS CINCUENTA DONCELLAS EMBARAZADAS EN UNA NOCHE

Habiendo oído hablar de las hazañas de Hércules y el león, el rey de Beocia que tenía cincuenta hijas, esperaba asegurarse, gracias a Hércules, una descendencia muy robusta y hacerse abuelo de un numeroso linaje. Para ello sometió sus cincuenta hijas a Hércules que en sólo una noche las dejó a todas en cinta. Este fue un ejemplo de la naturaleza tan rarísimo como sorprendente. Alguien da testimonio de esta prueba tan dura como el decimotercer trabajo en estos versificados términos:

He aquí el decimotercer trabajo, el más duro: en una noche embarazó al mismo tiempo a cincuenta muchachas.

Sin embargo Teofrasto, un antiguo autor griego digno de fe, escribe de manera indudable que en su tiempo hubo un indio que, bajo el efecto de una sola planta o de una raíz, había cumplido setenta veces el acto de Venus, pero que había muerto a causa del antídoto.[37]

Sea como sea, conjeturamos una alegoría tanto en estos relatos como en los otros, aunque probablemente este tipo de resultado se pueda lograr mediante artificio. Sin embargo pensamos que esto no es lo suficiente digno de recordarse como para poner a Hércules entre los dioses. Se escribe alguna cosa del mismo tipo del emperador Procolo de lo que él mismo da testimonio, y es que en el espacio de quince días adquirió como mujeres suyas a cien vírgenes sármatas apresadas en la guerra, probablemente empujado por el ejemplo de Hércules.[38]

Por otra parte, todas estas concubinas de Hércules solo habrían engendrado varones, lo que prueba que su fuerza era especialmente ardiente. En cuanto a nosotros no lo tomamos como un hecho que deba ser imitado por Procolo sino por el filósofo en el arte oculto. En esta acción el macho se une con las hembras que, si se observa el peso, son en número de cincuenta. Y no es sin razón que Arnaldo diga:

Cuando la tierra haya sacado la quincuagésima parte de sí misma sublímala pronto con un fuego más fuerte.[39]

Llull menciona el hecho:

En cuanto al engendramiento de la tierra.[40]

También lo dicen otros muchos autores. En efecto, la tierra y el agua son el macho y la hembra.

Además de los susodichos hijos, Hércules tuvo otros muchos de Mégara, hija de Creon, y de otras concubinas. Ellos fueron aniquilados o echados al fuego por su mismo padre. En cuanto a Creon, habría sido rey de Corinto. Jasón habría desposado a su hija Glauca, además de a Medea, pero esta habría matado a aquella con un veneno.

3. LA HIDRA DE LERNA

Después Hércules fue llamado por Euristeo, para que abatiera una hidra monstruosa y terrorífica que poseía muchas cabezas. Vivía en el pantano de Lerna, en territorio argiano y miceno. Había crecido bajo un enorme plátano cerca de la fuente de Amimoné. Poseía siete, nueve o cincuenta cabezas según los autores. Cuando se le cortaba una el número de las primeras se doblaba inmediatamente, a menos que se quemara al instante el tronco del cuello que se acababa de cortar. Se dice que el veneno de la hidra traía la peste a los hombres e infectaba las aguas y el aire y la misma bestia atacaba los llanos devastándolos.

Ayudado por el auriga Iolaos, Hércules se acercó a ella con antorchas encendidas. Un cangrejo enviado por Juno vino en ayuda de la hidra, pero finalmente conseguiría suprimir esta hidra.

La hidra y el cangrejo habrían sido transferidos al cielo por Juno. Esto es un hecho establecido según las fábulas. Se ha de notar aquí que los astrólogos atribuyen muchas cosas al signo de Cáncer basándose en la naturaleza retrógrada del animal acuático del mismo nombre: su localización y su tamaño no tienen relación con el signo celeste, es decir, que se encuentra fuera de su lugar y está muy exiliado.[41]

Así mismo es para el León, el Toro, el Carnero, la Virgen, los Gemelos y las otras constelaciones, e igualmente para cada uno de los planetas, ellos obran según su propio juicio mientras que deberían preguntarse si es Dios quien ha impuesto a dichas estrellas esta naturaleza y esta denominación o si no son más bien los hombres por su opinión.

Si son los hombres ¿por qué razón lo han hecho? ¿Es porque convendría a la naturaleza de estas estrellas o por otro motivo?

Planteándose esta cuestión descubrirían que todas estas denominaciones son parte de las fábulas, que las fábulas parten de las cosas de la tierra y no del cielo y que no aportan el menor indicio sobre las estrellas del firmamento o sobre los planetas del mundo superior, pero que han sido forjadas e introducidas a propósito de realidades ocultas de otro tipo.

La geometría también puede dividir el cielo en doce signos celestes iguales según los polos del zodíaco o en otras tantas casas según el ecuador y los polos del mundo, o según el horizonte y el cenit, pero estas divisiones de efectos ¿en qué pueden participar con las estrellas? Me parece que no existe ninguna prueba que se pueda solicitar a la experiencia.

Quiero atraer la atención sobre el hecho a fin de que se teste el verdadero y legítimo uso de la astronomía, tomando cuidado de los abusos de la astrología que ha derivado de los paganos al mismo tiempo que tantas supersticiones. Pues los antiguos paganos que han pensado que esta hidra y este cáncer habían sido transportados realmente al cielo por Juno, como otros animales cualesquiera habrían emigrado hacia una naturaleza sideral de dioses, han tenido poco más o menos que razón al atribuir a estas constelaciones la fuerza y la potencia de estos animales. Y este es el caso de la hidra.

Pues si Aquelao ha sido un toro que ha terminado por ser transportado al cielo y dispuesto en ciertas estrellas, conserva algo de la virtud del toro y lo mismo para las otras. He aquí lo que ha sido el fundamento de la doctrina astrológica propagada entre nosotros por los paganos. Si estos pocos detalles no bastan para hacer tomar conciencia de ello se podría demostrar fácilmente mediante un libro entero, en caso de necesidad.

Para volver a la cuestión, el mismo nombre de hidra[42] indica que es una serpiente acuática, es decir, que pasa su vida en el agua. Pero tenía una cantidad de cabezas que se multiplicaban si se cortaba una sola. El único remedio era la combustión: el fuego.

Incluso si Hércules hubiera existido como se le representa se verá que se trata de una alegoría. ¿Qué más hace falta? Nuestra serpiente en el arte ha crecido en el agua. Los libros de nuestros autores están llenos de esta descripción.

Basilio Valentín enseña entre otras alegorías, la manera como ha nacido Mercurio: había una serpiente o una hidra llamada “Orcade” que había sido retirada de las aguas y que vomitaba por su garganta un vapor y un humo ígneo. Y lo que añade no se debe aligerar aquí.[43]

A parte de este ejemplo hay cantidad de pasajes que dan testimonio de nuestra hidra. Los omitiremos aquí aportando solamente lo que testimonia Llull tan apropiadamente a la cosa:

El cuarto es una substancia procedente de su propia minera y, bajo esta, más cerca de la naturaleza de los metales, que es llamada por algunos “de calchas”[44] y “azot vítreo” que es una tierra y la minera de los metales. Por otro nombre se le llama “urisius” brillante y blanco, rojo en lo oculto, negro y verde en público. Tiene el color de un lagarto venenoso. Es engendrada inmediatamente de la plata viva. Es la susodicha materia, impregnada de este vapor sulfuroso cálido y seco, congelada en su resolución, en lagarto, de donde proviene la forma y la especie del espíritu fétido en la mixtión de donde es multiplicado el calor mineral que es la vida del metal.[45]

Este lagarto es la serpiente y nuestra hidra. Si no se mata como conviene, renace, es decir, que se vuelve volátil y permanece viva. En efecto, el dragón no muere más que cuando su hermano y su hermana están juntos.

En cuanto a la extremidad de su cuello se quema con fuego. En efecto, toda cosa se termina con el fuego. He aquí lo que es suficiente para aquel que comprende, por no decir nada de su veneno que se vuelve pestífero en muchos artesanos que prueban en vano matarla.

4. LA CIERVA, LOS CENTAUROS Y EL JABALÍ

Después de eso Hércules atacó a una cierva que tenía los cuernos de oro y los pies de bronce. Ya hemos tratado la cuestión más arriba, en el libro II.

Después, los centauros desencadenaron su cólera cuando fue recibido en casa de Folo donde recibió vino. Él aniquiló una gran tropa de ellos.

Por los centauros, los Titanes, los sátiros, los silenos, no dudamos de que se indique las partes agrestes y heterogéneas que están mezcladas. Pero se exceptúa el más justo y más sabio de los centauros, pues es hijo de Saturno: Quirón, quien enseñó astrología a Hércules.

Pero se preguntará ¿Qué aporta la astrología a Hércules?

Se puede responder: yendo hacia Atlas, que es a la vez una montaña, un astrólogo y un porta cielo, necesitó la astrología para sostener el cielo durante todo el tiempo que estuvo buscando las manzanas de oro de las Hespérides; o más verdaderamente, como lo pensaría yo, para reconocer las estrellas centrales y subterráneas, para observar el Sol, la Luna y Mercurio, juntos en conjunción, Saturno estando en Capricornio y Venus en Tauro o viceversa.

Luego Hércules se equipó para la captura de un jabalí nacido en Arcadia sobre el monte Erimanto y enviado por Diana a los campos de Ofside donde lo había devastado todo. Hércules le salió de un soto donde, fatigado por la alta nieve, se había refugiado. Lo encadenó y lo llevó a Euristeo. El lugar de nacimiento de esta bestia ciertamente no era desconocido. Es un monte de Arcadia, región donde también se encuentra el monte Cilene de donde provenía Mercurio que de hecho es compatriota de este jabalí. Calid dice:

Ves a las montañas de la India y a sus cavernas y coge las piedras preciosas.[46]

Rosinus:

El rebis nace en dos montañas.[47]

Y después:

El rebis es dado por las montañas, los dragones, la tierra, las fuentes.[48]

Rasis:

Contempla las grandes alturas montañosas que están a derecha e izquierda y sube allí donde se encuentra nuestra piedra, y sobre otra montaña que lleva toda clase de pigmentos, y el espíritu o la especie se encuentra allí de modo semejante.[49]

Morien:

Subid sobre las altas montañas plantadas de árboles, pues allí se encuentra nuestra piedra donde está ocultada.

Hermes:

Recibe la piedra negra, la piedra de las montañas de la India. Lo que está en el interior ponlo afuera, y lo que está en el exterior ponlo dentro.

Y María:

Toma la hierba blanca, ilustre, preciosa, que crece sobre las pequeñas montañas.[50]

Todos estos filósofos atestiguan la misma cosa: nuestra materia debe sacarse de las montañas.

Así, una cantidad de bestias salvajes domadas por Hércules sacan su nombre de las montañas, como el león del Citerón del que se ha hablado más arriba, como la del Helicón, como aquí del jabalí del Erimanto. Que baste el haberlo recodado una vez aquí.

5. LAS CUADRAS DE AUGIAS

Después viene la historia de Augias. Este rey de Élide, hijo del Sol, tenía un establo lleno de estiércol de sus casi tres mil bovinos. Entonces Euristeo ordenó a Hércules que hiciera la limpieza de este establo en un solo día.

Al llegar allí hizo un pacto con Augias: este le prometió que si conseguía limpiar este establo en el mismo día le daría la décima parte de todos sus animales.

Una vez hecho el trabajo Hércules reclamó su salario. Augias se negó a dárselo y Hércules lo abatió con sus flechas.

Ya habíamos dicho que fue con sus despojos que instituyó los juegos en honor de Zeus Olímpico.

Este fue el más grande de los trabajos aunque el más vil y el menos digno de tan gran héroe. Parece que esto de lugar a un proverbio cuando se tiene un trabajo que requiere la más gran aplicación, la más gran fatiga y el más gran cuidado. Pues, ¿quién es más grande que Hércules, hijo de Júpiter? Y ¿qué hay más vil que tener de limpiar un montón de estiércol? Sin embargo es a él a quien se impone esta carga, y además con la obligación de terminarlo en un día. Hubiese sido más fácil coger a muchos. Y temiendo que se pudiera imaginar que allí habían pocas bestias se ha escrito el número: ¡tres mil! Incluso hay quien añade que hacía años que no se limpiaba este establo, hasta el punto de que los bovinos se encontraban ya a la altura de un piso, sobre su amontonado estiércol. Se podría concluir que el trabajo que se impuso sólo a Hércules y que este cumplió, era demasiado grande como para otros tres mil hombres.

Se tiene la costumbre de decir “En lo imposible nadie se mantiene”, pero sólo Hércules se obliga a este increíble trabajo.

Un oficio de este tipo, que él cumplió en una noche, no se habría podido hacer en varios días. Además había sufrido la prueba de fatigar a una cierva a base de carrera y de hacer pedazos a un león con sus propias manos, lo que con lanzas o flechas habría sido más artificioso que laborioso. Las condiciones y reglamentos que se le añadían siempre parecían aumentar. Cumplirlos no era suficiente. Además era preciso tener una utilidad y en un tiempo limitado.

Estos bueyes según la fábula eran de Augias, hijo del Sol. Sin duda que los había recibido por herencia paternal. En efecto, la tradición dice que el Sol había poseído un inmenso rebaño de bovinos y ovejas en sus propios pastos.

Lo que se puede comprender por estos bovinos lo hemos dicho cuando hemos explicado a Apis, y también en otros lugares: es la materia filosófica, que se encuentra en el estiércol, es decir, que en su aspecto es vil y está envuelta de numerosas superfluidades que el filósofo debe limpiar. No está desencaminado pues, transmitir que este trabajo de establo ha sido impuesto a Hércules. Y efectivamente, se debe considerar que esto no se hace sin labor y mala olor. Todos los autores son unánimes sobre la utilidad de esta materia y sobre su hallazgo bajo los oficios de Esterculio,[51] es decir, bajo un sterquilinius.[52] Citaremos algunos de ellos.

Morien:

En cuanto a los sabios, la han dispuesto y han dicho alguna cosa: Si encuentras lo que buscas en el estiércol cógelo. Pero si no lo encuentras en el estiércol quita la mano de tu bolsa, pues toda cosa que se adquiere por un gran precio en un arte de este tipo, se encuentra mentiroso e inútil.[53]

Así se expresa Avicena:

En el libro que Aristote ha escrito sobre las piedras dice: Dos piedras yacen en el estercolero: una hiede y la otra tiene un buen olor. Son poco apreciadas a los ojos de la gente. Si supieran de lo que son capaces las honrarían, pero visto que ignoran su valor las desprecian y las dejan sobre los estiércoles en lugares apestosos. El que las una, allí tiene el magisterio.[54]

Y Gratien:

Incluso si es en el estiércol donde encuentras lo que te place o lo que te es útil, cógelo.[55]

Y Merculino en el Rosario:

Es una piedra oculta y sepultada en el fondo del pozo, vacío y rechazado, recubierta de fiemo o estiércol.[56]

Se dice que es vil y de poco valor y que no es rara.

Arnaldo:

Se vende abiertamente por un pequeño precio.[57]

Y el conde Bernardo:

Se encuentra ante los ojos de todo el mundo, y por lo tanto, nadie la conoce entre los que están en el mundo.[58]

Morien dice de su olor:

Antes de su confección es muy tosca y hedionda; y tras su confección tiene un buen olor, y es a propósito de esto que el sabio dice: Es esta agua que quita el olor del cuerpo muerto y ya inanimado. En efecto, el olor de este es malo y se asemeja al olor de los sepulcros.[59]

Y Calid:

Y es una piedra vil, negra y hedionda, y no comprada por un precio.[60]

Su utilidad y su depreciación son testimoniadas por Scités, Mundos, Zeumon y los otros filósofos en la Turba. No es necesario citar lo que dicen exactamente.

Es pues, por lo que estos bovinos filosóficos, es decir, aquellos del Sol, están en el establo en tal estiércol y deben ser purificados por el trabajo de Hércules.

Independientemente de lo que los autores repiten, cada uno puede imaginar por él mismo que esto no se consigue sin trabajo, puesto que es de esta cosa muy vil, hedionda y despreciable que se debe hacer la medicina más preciosa del mundo.

Sólo el testimonio de santo Tomás de Aquino es suficiente, que nos confiesa haber encontrado la verdad del arte y terminado la medicina, pero al precio de un tal trabajo y de una tal hedor que no estaría dispuesto a reemprender el arte sin ser empujado por una razón preciosa.[61]

6. LOS PÁJAROS DEL LAGO ESTINFALO

Después hubo el episodio de los pájaros del lago Estinfalo en Arcadia, llamados por eso estinfálidos, que se alimentaban de carne humana. Por orden de Euristeo Hércules partió para cazarlos. Se guarda en memoria que lo hizo con el sonido del sistro de bronce que había recibido de Palas. Este instrumento se llama crótalo y está forjado por Vulcano, y sólo este permitía cazar estos pájaros llamados también ploides, pues las flechas no servían de nada. He aquí lo que dice de ello Apolonio:

Mas cuando fue a Arcadia la potencia de Hércules no pudo echar del lago estos volátiles ploides estinfálidos ni con su arco ni con ninguna fuerza. Y esto yo lo he visto a la luz; pero desde que puso en movimiento el crótalo en sus manos, subiéndose en lo alto de un promontorio para observarlos, los pájaros dejaron la ribera gritando y se fueron lejos.[62]

No hay nadie que no vea que esta prueba si se interpreta tal como suena la letra, o de manera moral o según una física vulgar, no consiste más que en bagatelas, bagatelísimas, es más, en necedades y tonterías pueriles. Pues finalmente ¿en qué podría calificarse de grande un héroe que con un instrumento espanta a unos pájaros de Architas[63] que no se podían echar con flechas? Esto sería contrario a la naturaleza y opuesto a la razón.

Si por el contrario, se ajusta a la obra filosófica, que es a la única cosa a la que esta fábula se refiere, esta prueba es de todos los trabajos el más bello y el más evidente. Es más, me atrevo a afirmar que entre todos los autores recientes o casi todos, difícilmente haya un ejemplo del fundamento del arte más secreto y a la vez más luminoso que este y que haya atravesado tantas épocas en el mundo para llegar hasta nosotros sin ser comprendido. Propongo como testigos de ello no a testigos imaginarios (estos marinos de mesa o remeros sobre cortezas, o incluso estos escritorzuelos de un solo cuaderno que se saludan por un enrejado), llamo como testigos a aquellos que reconocen realmente esta clase de crótalo forjado por Vulcano así como a estos pájaros estinfálidos.

Cantidad de filósofos mencionan a estos pájaros, los llaman “partes volátiles” porque pueden huir fácilmente, o “pájaros voladores”. Igualmente al crótalo o bronce filosófico fijo que los condensa. Según el autor del Consejo de las bodas, Constans, dice en la Turba:

No tengáis cuidado de otra cosa que de esto: de qué manera hay dos platas vivas, es decir, un fijo en bronce y un volátil en mercurio.[64]

E Invido dice:

Este azufre, es decir, la plata viva, tiene la costumbre de huir, y se sublima como un vapor. Es preciso retenerlo e impedir su huida mediante otra plata viva de su género, es decir, de bronce. Pues si no es mezclado con un azufre blanco o rojo de su género, es decir, con el oro o la plata, huirá sin ninguna duda.[65]

Y un poco después, Eximidio dice:

Os lo digo en verdad: sólo hay tintura de Venus en nuestro bronce.[66]

Y en la figura de Senior, dice:

Hay dos pájaros homogéneos, es decir, de una sola naturaleza. Y ellos son la piedra de los filósofos: el macho no tiene alas, es decir, que no puede volar, porque el fuego por él mismo no puede descomponerlo y evaporarlo, ni ninguna de las sales, ni ninguno de los espíritus, ni ninguno de los alumbres, excepto nuestra susodicha águila, la hembra, que es el pájaro alado que se consume con los cuerpos corrompibles.[67]

Llull dice muy bien:

De esta manera, con tal agua, fijamos los pequeños pájaros que vuelan en el aire, por la virtud de nuestra piedra.[68]

Así, es por el arte de Vulcano y la instigación de Palas que Hércules, es decir, el artesano, es ayudado para poder cazar con el crótalo los pájaros estinfálidos nacidos en un pútrido lago. Se dice que están cazados cuando ya no se les ve volar.

Algunos (entre los cuales está Timagetas) añaden que estos pájaros tenían las alas y las garras de hierro, así como las Harpías las tenían de oro. He aquí que curioso y cómo esclarece fácilmente sobre la clase de pájaros que eran: un género metálico, incluso si en eso se considera más bien su violencia que su substancia.

7. EL TORO, LOS CABALLOS DE DIOMEDES, EL OLIVO RETORCIDO, EL CINTURÓN DE LA REINA DE LAS AMAZONAS Y LA LIBERACIÓN DE HESÍONE.

De allí Hércules, siempre bajo las órdenes de Euristeo, volvió a Creta, pues allí había un toro de un inmenso furor, enviado a los campos por la cólera de Neptuno. Soplando fuego por sus narices vagabundeaba matando a todos aquellos que encontraba devastándolo todo. Hércules lo capturó al instante y se lo llevó a Euristeo.

Lo que significan los toros ya se ha dicho y redicho a menudo. Así mismo este exhalar de fuego tiene la misma función que aquellos que Jasón y muchos otros han domado…

Inmediatamente después se le envió a domar los caballos de Diómedes. Rey de Tracia, hijo de Cirene y de Marte, Diómedes poseía unos caballos de una enorme ferocidad a los que entregaba los extranjeros que capturaba para que los despedazaran. Hércules atrapó al mismo Diómedes y dejó que sus propios caballos lo destrozaran cruelmente, según la ley del talión. Pero después él mismo destrozó a los caballos.

Es sorprendente que Hércules haya intentado hacer algo contra Marte y contra su hijo, puesto que su energía y su coraje hacen que aparentemente esté consagrado a Marte.

Pero a decir verdad se debe apreciar que es de Palas y Vulcano, así como de Mercurio de quienes ha recibido todo recurso o ayuda. De Marte nada. Ha aprendido numerosas artes del hijo de Mercurio. Palas le ha advertido a menudo, Vulcano le ha proporcionado sus instrumentos, por no decir nada de Lino apolíneo ni de Quirón saturnino. He aquí el por qué al final de sus trabajos no es a Marte sino a Palas a quien dedica y consagra un altar y a Mercurio una maza.

Es bien cierto que por los caballos se indica el mismo sujeto filosófico. Puesto que este posee prácticamente todos los nombres del mundo, ¿por qué entonces no se le llamaría también “nuestro caballo”?

Así habla Rasís en su Epístola:

La manta del caballo es nuestro manto blanco, y nuestro caballo es un vigoroso león bajo el manto.[69]

Diómedes, al ser hijo de Marte y nieto de Júpiter, se le ve participar en la genealogía de oro. Es por lo que se le figura como hostil a Hércules, a causa de su abuela Juno. Se dice que sus caballos destrozan a los huéspedes o extranjeros desconocidos. Esto en quymia ocurre a aquellos que son tenidos por desconocidos al verdadero sujeto. Inútil probarlo, puesto que está en los ojos y en las quejas de casi todos.

Otro signo de la robustez de Hércules: en la región de Epidaura habría retorcido con la mano un olivo que conserva esta forma hasta el punto de llamarse versilis[70]. El hecho se habría producido no lejos del templo de Diana Corifea.

Esto se puede volver historia verdadera, puesto que a menudo vemos gran número de este género de pequeños árboles doblados y hemos oído hablar de la fuerza sobrehumana de este famoso Milón de Crotone y de otros personajes de tiempos pasados o recientes. A pesar de todo estimamos, y con razón, que eso tiene rasgos de los mismos sujetos a los que se refieren sus otras acciones. En efecto, si este enroscamiento o inflexión del vaso filosófico no se hace, no retendrá los espíritus volátiles, es lo que los filósofos indican en numerosos lugares.

Están, por ejemplo, Morfóleo, Mundo, Astrato y otros en la Turba y otros tratados.[71]Algunos incluso llegan a afirmar que esto debe hacerse con una espada ardiente y unas pinzas. Puesto que esta operación es necesaria en el arte, es justo que los más antiguos la hayan expresado también asimilándola a uno de los trabajos de Hércules.

Por lo demás, el olivo está consagrado a Palas, a quien pertenece el arte. Arnaldo dice:

¿Quién hará una tal agua? Yo digo que seguramente aquel que sabe hacer el vidrio. En efecto, esta materia no quiere que se le una nada que no provenga de ella misma. Pues todo lo que le falta lo posee en ella misma.[72]

Por estas palabras indica que esta materia no requiere otra cosa que la inclusión de ella sola en el vaso.

Después, Euristeo ordenó a Hércules que le trajera el cinturón de la reina de las Amazonas, Hipólita. Pues había oído decir que este cinturón era magnífico.

Hércules hizo la travesía hacia las Amazonas en barco. En Bebricia los hermanos Migdón y Amico impedían manifiestamente su viaje. Fueron decapitados y toda Bebricia fue ocupada.

Finalmente durante el enfrentamiento con las Amazonas venció a cantidad de ellas y mientras que las otras huían apresó a su reina Hipólita y se la concedió a Teseo, compañero en esta expedición, tras haber llevado el cinturón a Euristeo.

¿Quién dudaría de que un día hubiera habido Amazonas, cuando tantos importantes autores dan testimonio de ello? Sin embargo los acontecimientos que se relatan sobre el combate de Hércules con ellas tienen más carácter de alegoría que de historia. Estas viragos son conocidas por los filósofos: son hembras si se observa su sexo; pero si se considera su coraje son combativas y masculinas.

El artesano Hércules se debe enfrentar a ellas y les tiene que quitar el precioso cinturón de su reina, que está compuesto de diamante y carbunclo, las más caras y más raras medicinas de este mundo, diría yo, blanco y rojo, mil veces más preciosos que el oro.

Durante su viaje entre las Amazonas, Hércules encontró a la hija de Laomedón, Hesíone, presa de un monstruo marino y la liberó. Por esta acción Laomedón debía darle unos caballos de primera calidad. Este no mantuvo su promesa. Ante la falsedad de este individuo Hércules atacó Troya, decapitó al rey y dio Hesíone a su compañero Télamon. Por otro lado permitió a Príamo, anteriormente llamado Podarco, reinar puesto que era hermano de Hesíone y al que había rescatado de entre los cautivos.

En el libro siguiente resaltará que todo esto es legendario y totalmente alegórico. Según la tradición el monstruo marino fue transportado hacia los astros, en perpetua memoria del acontecimiento y Príamo fue restablecido como rey para ser la causa de una nueva toma y destrucción de Troya. Hesíone fue concedida a Télamon así como Hipólita a Teseo. Estos son los premios de la victoria ofrecidos a los compañeros de expedición. En cuanto a Hércules sólo obtuvo la gloria.

8. LOS BUEYES DEL REY GERIÓN; LAS DOS COLUMNAS DE TARTESOS

Después de todo esto Euristeo ordenó que se le trajeran los bueyes púrpura del rey Gerión. Estos bueyes devoraban a los extranjeros. Una vez muerto el rey, Hércules sometió a sus guardias del cuerpo, su perro de dos cabezas Orto, un dragón de siete cabezas y su criado Euritión, y después se apoderó de los bueyes.

Los llevó a la isla oceánica Gadira en Tartesos, que en aquella época era una ciudad muy frecuentada. Allí es donde Hércules erigió las dos columnas, una vez terminados sus trabajos. A la primera la llamó Calpe,[73] a la otra Abila. Las emplazó en la frontera de Libia y Europa, así como Baco también había erigido dos columnas en Oriente.

Hay quien influenciados por la doctrina de los paganos toman todo esto por hechos históricos. Ya hemos dicho que los paganos tenían las hazañas de Hércules como hechos muy reales, así como los de Júpiter y los otros dioses. Pero seamos cuidadosos en objetar este tipo de argumentos con más moderación. En otros dominios creemos a los autores paganos pero no en lo concerniente a los acontecimientos sucedidos en este famoso siglo histórico, mucho tiempo antes de que el mundo fuera fundado por nuestro Creador. Tal es nuestra acepción de estas materias: ¿de los hechos? – jamás. ¿De los dichos y las ficciones? – muy a menudo. ¿De las historias en las que se creía? – siempre. Son los egipcios los más antiguos, quienes, muy alejados de los lugares en cuestión han forjado estas leyendas y las han insertado en sus escritos. Los griegos las han tomado prestadas de ellos y todos los otros han hecho lo mismo a partir de los griegos.

Más arriba hemos explicado que estos lugares, que para los egipcios estaban situados en el Occidente y en Hesperia, habían sido frecuentados por sus minas metálicas. Habían sido abordados y ocupados ante todo por los fenicios, pueblo de marinos. Es lo que ha hecho que se forjara esta alegoría de los bueyes que se debían traer desde Iberia. Pero examinemos estos bueyes en profundidad, quién es su poseedor, cual es su color, su excelencia y los reconoceremos fácilmente.

El poseedor de estos bovinos es este famoso Gerión que tenía tres cuerpos, hijo de Crisaor. Algunos han hecho de él un rey de Iberia o España, del que se decía que tenía tres cuerpos porque allí había tres hermanos muy unidos cuyos reinos vivían en concordia.

Confieso que se dice esto pero que no se puede probar en absoluto. Es lo que los paganos han dado como explicación, por miedo a que la gesta de Hércules pareciera ser una fábula, puesto que jamás habían visto un ser con tres cuerpos en la realidad. Pero entonces ¿por qué este Gerión ha nacido de la sangre de Medusa? ¿Por qué tenía un perro de dos cabezas y un dragón de siete cabezas? ¿Por qué sus bovinos eran de color púrpura? Todo esto demuestra que es una alegoría, independientemente de lo que ya habíamos dicho. Y para no entretenerme más, Gerión es, como ya lo habíamos afirmado aquí y allá, aquel del que el autor de las Bodas, dice según Hermes:

He visto tres rostros, es decir, tres espíritus, nacidos de un solo padre, es decir, en un solo engendramiento, pues son de un único género. Uno de estos rostros está en el fuego, el segundo en el aire y el tercero en el agua.[74]

Samuel, comentador de Senior, dice:

Es un agua de vida triple, pues hay una sola cosa, en la cual están el aire, el fuego y el agua, en la cual toma origen el alma a la que se llama “oro”. Y se le llama “agua divina”. Estos rostros en cuestión los ha unido su padre. Su padre, es decir, un único género, pues son homogéneos.[75]

Lo mismo se encuentra en los versos de cierto filósofo. Habla de estos tres rostros unidos en uno:

Pero gracias a Dios el padre y el hijo permanecen siempre y triunfan juntamente en un magnífico reino, sentados en el mismo asiento, y en medio aparece el rostro del viejo maestro, visible por su manto de sangre.[76]

Estas últimas palabras permiten juzgar el color púnico, es decir, púrpura, muy rojo y tirio de los bovinos de Gerión. Pues este color conviene a estos bueyes puesto que ya están en edad adulta.

Para guardarlos tiene un perro y un dragón descendiente de Tifón y Equidna. Ya hemos hablado de ello anteriormente.

Quien pretenda que Hércules realmente ha trasladado estos bueyes y que tenían ese color en realidad, que lo disfrute. Eso no va conmigo: si un héroe tan grande como Hércules hubiera existido verdaderamente ¿se habría puesto a transportar bueyes? ¿Habría querido o podido decapitar a un rey junto a los suyos? ¿Habría transportado esos bueyes por gran parte de la tierra atravesando tantas comarcas?

¿Hay alguna razón por la que debamos creer que en aquellos tiempos existían bueyes púrpura y que ahora han dejado de existir? Si este asunto contempla la historia se la contaría como la broma de las bromas. Y si es una alegoría esta serie de cosas se ofrece como muy seria.

¿Debemos también creer lo que añaden los mismos escribanos paganos referente a que Hércules en aquella época separó Libia de Europa dando así entrada al mar Mediterráneo? Si estuviéramos todos aún en la cuna podríamos ser persuadidos por estos escribanos y poetas del paganismo antiguo como si fueran viejecillas que nos mecieran susurrando.

Las columnas de Hércules son tan verdad como aquellas de Dionisos, alias Osiris. Pues es así como los egipcios, permaneciendo entre ellos y sacrificando a su Vulcano, han subyugado a todo el mundo, tanto hasta Occidente con el Hércules egipcio como hasta Oriente con Osiris, los dos habiendo levantado las columnas y los límites de su excursión y de su victoria.

Para Hércules no es suficiente haber combatido y haber decapitado un rey en Iberia por estos bueyes tan preciosos. Durante el mismo viaje ha sufrido numerosas contrariedades: el gigante Alcioné se puso en su camino en el istmo de Corinto. Lo destrozó. Los hijos de Neptuno Dericlo y Alebión le acosaron en Etruria. A causa de ellos un toro huyó y pasó nadando hasta Sicilia. De ahí se dio el nombre a Italia, pues en el lenguaje de los tirrenos un toro se decía italus.

Hércules venció y mató al rey de Sicilia Erix, hijo de Venus y de Buta, que también quería los bueyes y que dejó su reino por ellos. También hizo huir a los sicilianos que habían acometido contra los bueyes.

Finalmente los llevó a Euristeo en Mecenas que los inmoló todos a Juno. Si simplemente era para matar a los bueyes no sólo no era necesario tanto trabajo sino que incluso era excesivo. Por lo que el autor de la Aurora dice:

¿No habéis leído muchas veces que el secreto de los secretos y el tesoro de los tesoros no se pone en el camino del primero que llega? Pues si se hiciera público perdería su nombre de secreto; el dichoso Gregorio da testimonio de ello: él quiere verdaderamente que se saquee a aquel que transporta su oro ostensiblemente sobre la ruta. Pues si se llama “arcano” es porque debería ser encerrado en un arca.[77]

Y es lo que destaca de este robo de los bueyes. Deseados por todo el mundo, son pillados por la fuerza, el fraude o por un precio; se abandona el reino por ellos, y tantas veces robados, son recuperados y guardados por Hércules con la más gran dificultad. Él mata a unos cuantos hijos de los dioses: el de la Tierra, el de Neptuno y el de Venus.

Pero todo esto se comprende suficientemente según lo que precede. A decir verdad, antes de partir en busca de los bueyes, Hércules, al que los rayos del Sol habían recalentado mucho y apuntando disparó con su arco contra el mismo Sol. El Sol admiró sus fuerzas y su grandeza de alma y le regaló una copa de oro con la que atravesó el Océano para ir a atrapar a los bueyes. Es Ferécides quien lo dice en el libro III de las Historias. Y desde que la copa se puso a bambolear sobre el Océano, Hércules entró en cólera y apuntando disparó contra el Océano. Esta clase de esquife del que ha hecho uso para ir hasta los bueyes ha dejado de existir actualmente puesto que las materias leñosas son más prácticas que los metales… Sin embargo estas famosas historias antiguas no han desdeñado incluirlo entre los hechos históricos.

Recibiendo con alegría este don de oro del Sol, Hércules muestra que se puede apaciguar mediante regalos. Los mismos dicen respecto a esto:

Incluso Júpiter se apacigua cuando se dan regalos.

Rasís en la Epístola dice:

Y he aquí nuestro navío en nuestro mar: está lleno de gigantes.[78]

En cuanto a lo que se dice de sus amenazas dirigidas contra el Sol y contra el Océano, prueban una fuerza de alma invencible que conviene a un hombre magnánimo (en tanto que deja de lado la jactancia del rey persa Xerxés, que castigó el mar con tal cantidad de golpes que desplazó el monte Atos y secó los ríos). De ahí estas palabras de Horacio:

Si ahora es malvado no será así un día: a veces Apolo con su cítara suscita una Musa silenciosa y no oye siempre su arco. En las angustias aparece valeroso y fuerte; igualmente tú ajustarás las velas hinchadas cuando el viento sea muy favorable.[79]

9. LAS MANZANAS DE ORO, EL CISNE Y ANTEO

Tras estos acontecimientos Hércules partió para robar las manzanas de oro que formaban parte de los frutos de las Hespérides. Ya hemos tratado abundantemente la cuestión en el libro II.

También atacó a un cisne que se le oponía. Fue desembarazado de él por un rayo del cielo.

Después en su camino se encontró con Anteo, el hijo de la Tierra que hacía sesenta y cuatro codos de largo y que se mostraba inhumano con todos los extranjeros. Provocó a Hércules para que luchara con él. Éste lo tiró a tierra muchas veces pero cada vez se levantaba más fuerte que antes pues su potencia iba en aumento. Hércules comprendió el fenómeno. Lo mantuvo cogido en el aire apartado de la tierra durante el tiempo necesario para que expirara, y fue vencido por la inmensa fuerza de los brazos de Hércules. Para esta leyenda Natali Conti da esta explicación:

Yo creo que esta historia verdaderamente no significa otra cosa que cierto dogma médico, a saber, que los contrarios se deben cuidar por los contrarios, lo que parece significar el nombre de Anteo.[80] Sin embargo la cosa puede ser llevada a numerosas acciones de la vida política, a los juicios y a toda vida humana práctica. Pues como Hércules es el Sol, tocada la tierra fría recrea todo lo que había sido quemado por el gran calor. He aquí por qué ella devuelve a la vida a Anteo. Así aprendemos que para las enfermedades calientes es preciso emplear medicamentos refrigerantes, pero no violentos, por temor a que haya absceso a causa de la antiperistasis.[81]

Algunos estimamos que estos conceptos por ellos mismos son verdad y muy conocidos en la escuela médica, incluso siéndolo poco en las instituciones. Pero de ahí a que se trate de dogmas de un género tal que sea necesario ocultarlo bajo la sombra de las alegorías dista mucho.

O bien que son suficientemente evidentes por ellos mismos sin las fábulas y se ve claro que no son de una gran sutilidad (brutos muy estúpidos tales como los asnos o los carneros saben perfectamente evitar los excesos de calor y de frío o de humedad y sequedad; su instinto natural les empuja a paliar el exceso de uno mediante su contrario), o bien, si estas enseñanzas no fueran evidentes sin las fábulas, no son precisamente estas fábulas las que harían que se conocieran mejor, más bien al contrario. Por lo que a los tontos les parecerían más tontos aun aquellos que creyeran y divulgaran que estas fábulas han sido fabricadas para tratar estos asuntos.

Pues finalmente ¿quién podría hacer un Sol celeste de este Hércules que como acabamos de decir apunta su arco hacia este mismo Sol del cielo? ¿No le interesaría mejor confesar que no percibe las cosas que se ocultan bajo estas leyendas que mendigar esta clase de explicaciones que no convienen ni al sujeto al cual se aplican ni a aquel del cual se toman? Todo lo que se dice, escribe, fabrica o describe puede ajustarse a lugares comunes ya sea ética, física o bien historia legendaria. No hay en ello un gran arte sino el de la memoria. Mientras que restituir las cosas secretas en la verdad y en la homogeneidad de su propia naturaleza, es lo propio del genio y del amante de la verdad: se predica una sola cosa sobre una única verdad y una sola verdad sobre la misma y única cosa, hablando propiamente.

¿Cómo entonces Hércules sería tanto el Sol del cielo como el héroe de la tierra, o un rey de Egipto o cualquier otra cosa? ¿Cómo significaría ahora la contrariedad de las cualidades en física y al mismo tiempo un elemento de ética y después una persona histórica? ¿Cómo sería el hijo de Júpiter, gobernador de Egipto, domador de monstruos, ejemplo de virtud y al mismo tiempo autor de tantos actos viciosos, adúlteros, robos, desvalijamientos y homicidios? Todas estas atribuciones no se acuerdan unidas en una verdad única, más bien están opuestas una de otra. A menos que se quiera decir y creer todo a la vez sobre todas las cosas, lo verdadero y lo falso.

Todo lo que aquí se dice de Hércules debe ser comprendido como un mismo tema, como lo que se dice de Jasón, de toda la genealogía de los dioses y diosas y de todas las alegorías y fábulas explicadas hasta aquí.

Sabemos y hemos intentado casi hasta la saciedad inculcar que en ello no hay más que una sola cosa, digo una sola, una sola cosa guardada ocultamente desde los tiempos más antiguos hasta este tiempo. Es a propósito de esta cosa única que han sido fabricadas y producidas en el seno del mundo todas estas leyendas y estas alegorías: los escritos de los paganos y de los cristianos. Es con esta cosa única que convergen de manera sorprendente hacia una sola, no solamente todas las leyendas sobre Hércules, sino también la mayoría de las otras, de manera que no hay ninguna necesidad de explicarlas aplicando tanto la doctrina moral como la física vulgar, para continuar después con otra ciencia, y todo ello con una enorme complicación y una desnaturalización totalmente extraña.

Que se callen pues, y que hagan sacrificios al egipcio Harpócrates aquellos que pretenden elucidar cosas de las que no captan ni siquiera su sombra y que no se sonrojan de enseñar a otros los dominios que ellos mismos jamás han comprendido. Y durante todo este tiempo, como mulos ingratos, dan golpes de pezuña vocingleando para atacar una doctrina que, después de la de Dios (que es sacro santísima), es la madre de todas las ciencias, la más antigua y la más innata, y no queriendo ni reconocerle un lugar entre las ciencias comunes. He nombrado la alquimia, aquella que engendra a la medicina, la más útil para el género humano, la reina de las otras artes.

¡Y qué! si se engañan en sus juicios, estos turones[82] y estos fastidiosos censores de los dones de Dios que, si pudieran, arrebatarían con sus griteríos de la mano de Dios lo que no han recibido,[83] como los zorros con sus adulaciones atrapan el queso del pico del cuervo, cuando escriben:

Arte engañoso deseoso de bienes, ¿cómo encuentras placer en hacer perecer a aquellos que empalagosamente has atrapado? La sirena actúa sin piedad para los dementes.

Y lo que el mismo autor vomita después da más testimonio de su ignorancia y de su locuacidad canina que de su doctrina sobre los secretos o de su benévola voluntad…

Y está claro que el personaje de Anteo es una ficción, incluso si nada lo demostrara.

En efecto, es hijo de la Tierra, es decir, muy oscuro, sin padre y sin madre. Alguien que tiene la talla de veinte hombres normales y que se debe comparar a una torre inmensa sólo puede ser engendrado por el cerebro de los poetas. Igualmente se le menciona en los oficios de Egipto, en el mismo tiempo que Busiris, Hércules, Prometeo y Mercurio dejados a Isis como prefectos por Osiris antes de su partida hacia la India.

Por lo demás él significa la virtud petrificante de transmutar en si mismo a su madre cada vez que entra en contacto con ella y la fuerza que de ella proviene, por lo mismo que la suma del fijo lo lleva sobre la suma del volátil, como ya lo hemos dicho en otros lugares.

10. OTROS TRABAJOS DE HÉRCULES; EL ÁGUILA DE PROMETEO, CERBERO Y CACO.

Después de esto, Hércules partió por Egipto donde mató a Busiris junto a sus hijos, este era hijo de Neptuno y de Libia, pues inmolaba a los extranjeros ofreciéndolos a su padre Neptuno.

En lo que concierne a este Busiris ya lo hemos mencionado anteriormente. Isócrates ha escrito sus alabanzas. Virgilio lo nombra como indigno de ser alabado cuando dice:

¿Quién ignora al duro Euristeo o los altares de Busiris el no alabado?[84]

Estrabón dice que Busiris no fue nadie, ni rey ni tirano.[85]

Después Hércules pasó a Arabia donde masacró a un hijo de Titón que trataba a los extranjeros de manera cruel.

Después, fue cuando partió hacia el Caucaso y las montañas hiperbóreas donde atravesó con sus flechas a la hija de Tifón y de Equidna, que era un águila que devoraba el hígado de Prometeo. Y lo liberó de sus ataduras al olivo salvaje.

De allí fue a luchar con Aquelao que había tomado la forma de un toro en Calidón. Le quebró un cuerno y para recuperarlo Aquelao ofreció a Hércules el cuerno de Amaltea, hija de Harmodio. Este cuerno que estaba lleno de todos los frutos lo consagró a Júpiter.

Sobre Busiris ya hemos disertado antes. En cuanto a Titón, algunos hacen de él un hermano de Laomedón y padre de Memnón, el amante de la Aurora, y es de la misma clase que los otros.

Prometeo fue encadenado en el Caucaso por Mercurio, por orden de Júpiter, porque había traído a los hombres el fuego de la luz solar encendida en su férula, y porque no había querido recibir el don de Pandora, como así lo considera Hesiodo.[86] Un águila le devoraba el hígado que le volvía a crecer cada día. Se dice pues, que este águila fue atravesada por Hércules.

Ya hemos señalado lo que era Prometeo, de qué origen y de qué nombre era. Tomamos el águila por la materia volátil que penetra en las entrañas, la que los filósofos mencionan en cantidad de lugares cuando interpretan el águila (aquila) como siendo el agua (aqua). Senior hace lo mismo mediante su figura de las diez águilas[87] y también otros que añaden la razón de ello: dicen que las plumas del águila toma fácilmente el oro si se las dora, igualmente esta agua se vuelve dorada fácilmente.[88] O bien, según otra versión, igual que la pluma del águila corroe fácilmente las otras plumas como el águila misma corroe a los pájaros, así hace el agua filosófica. Por lo que Basilio Valentín dice:

El pájaro águila del mediodía arranca de su pecho el corazón de la potente bestia salvaje del Oriente.[89]

A esta águila Hércules la coagula con sus flechas, es decir, mediante sus armas filosóficas y vulcanianas.

El águila queda bastante ilustrada por la gloria de sus padres. Se ha hablado de ello algunas veces más arriba. En efecto, como así lo enseña Avicena seguido por todos los autores:

El águila volando por el aire y el sapo marchando por tierra, esto es el magisterio.[90]

Y es el símbolo filosófico y el jeroglífico que el emperador Rodolfo II, de piadosa memoria y gran amante de la medicina química, por razones particulares ha querido ver esculpido sobre nuestro escudo con el doble casco superpuesto, concediéndonos a demás los más altos privilegios dichos del Palatinado y de la exención del forum.

Aquelao es un río de Etolia, convertido en toro según la ficción de los poetas.

En cuanto al cuerno de la abundancia o de Amaltea hemos dicho lo que era en el libro III, en el artículo “Dionisos”, según la tradición de los egipcios. Después de esto tenemos por seguro que este se entiende como la medicina filosófica de oro llena de todo tipo de producciones y que aparte de eso no es nada en el mundo, si ello no es impropiamente.

En el monte Aventin Hércules destruyó a Caco, un bandido con tres cabezas, hijo de Vulcano.

Erigió altares a doce divinidades: a Júpiter, Neptuno, Juno, Palas, Mercurio, Apolo, las Gracias, Baco, Diana, Alfeo, Saturno y Rea.

Y tras su victoria contra los Gigantes se dice que Hércules consagró su maza a Mercurio de sobrenombre Poligio. Se dice que era de olivo salvaje y que volvió a tomar vida, echó raíces y se convirtió en un notable árbol.

Se cuenta que antes de descender a los infiernos fue al monte Oeta y bebió de un manantial que allí manaba. El poder de esta agua le hizo olvidar todo el pasado. Entonces llamó a este manantial “Leteo”, como así lo dice Demófato en la Historia de Etolia.

Finalmente Hércules, bajo las órdenes de Euristeo, tuvo que ir a los infiernos y sobre todo debía llevarle el horrible perro del infierno, Cerbero. Es de este que se figura que tenía cincuenta cabezas de las cuales tres eran de perro y una cola de dragón.

Después de haber cumplido ritualmente los sacrificios a los dioses, Hércules se introdujo en un antro en el promontorio de Ténaro y habiendo atravesado el Aquerón y los otros ríos de los infiernos, encontró a Teseo sentado sobre una piedra junto a Pirítoo. Pero como este había llegado allí por él mismo y voluntariamente, lo dejó allí, liberando a Teseo que había sido forzado a acompañar a Pirítoo para arrebatar a Proserpina.

El vaquero de los infiernos Manetio se le opuso y lo mató machacando todos sus huesos. Atrapó al Cerbero cuya mordedura no tenía remedio ni curación.

Sobre la orilla del Aquerón encontró un álamo blanco del que se hizo una corona cuya parte exterior de las hojas era negra a causa del hollín. Por lo que posteriormente se pensó que este árbol estaba consagrado a Hércules.

Finalmente llevó al Cerbero por Trezena hasta Euristeo. Según la fábula la baba que el Cerbero vomitaba era un veneno instantáneo.

Y visto que llevar al Cerbero parece ser el summum de las fuerzas hercúleas dejamos aquí voluntariamente las otras hazañas, si las hay, y reconocemos después de lo que se ha dicho que Hércules no ha sido nunca otra cosa que el tipo del artesano muy perfecto, es decir, del filósofo o médico químico.

Predecimos y garantizamos que será más fácil arrancar la maza de la mano de Hércules que extraer del espíritu de los inteligentes y destruir sin injuria hacia nosotros la presente interpretación filosófica que hemos propuesto de las leyendas sobre estas hazañas y estos héroes.

Hércules mató a Caco, hijo de Vulcano, a causa de un robo. En efecto, sin el temperamento del fuego llega una desgracia (que es lo que significa Caco) y se comete un robo o un expolio entre los bueyes filosóficos. Por lo que Mundo dice en la Turba:

Os advierto de tener cuidado en que el compuesto no humee y vaya a huir.[91]

Y el autor del Consejo:

A aquel que me ofenda, me maldiga y me disperse de mi sueño, le daré un golpe en la figura para poder huir. Por esto trata de evitar el exceso de calor.[92]

Así, todos coinciden en que el fuego debe ser dulce en la solución y en la coagulación, medio en la sublimación y fuerte en la rubefacción. El que lo ha dicho mejor de todos es Llull:

El fuego natural, en el cual está la virtud activa, no debe ser sobrepasado por el fuego elemental. Y en la primera operación de su corrupción debes observar que el fuego contra natura debe sobrepasar el calor natural innato en el sujeto móvil, solamente en un grado y no más. Pues el espíritu individual, que es el conservador de la especie, deseando una generación parecida por el recto instinto de su naturaleza, sería corrompido por la destrucción de su esencia, y entonces no tendría el deseo de hacer un engendramiento semejante. Porque la naturaleza saldría a causa de la corrupción y de la destrucción que son contra natura, y recibiría el término y el fin de su cumplimiento.[93]

De donde Hermes dice:

Y haz que el fugitivo no se escape del no fugitivo y descanse sobre el fuego, incluso si se trata de un fuego hirviente.[94]

Así se ve por qué motivo fue muerto este bigardo y bandido Caco que había robado una parte de los bueyes a Hércules. Se dice que estaba recluido en su antro. Y realmente Caco hijo de Vulcano que se deleita en los despojos, en tanto que malvado, debe ser encerrado en su gruta, pero de tal manera que con guardia y cuidado no se permita el acceso hacia él. Es la advertencia que dan Basilio Valentín y otros cuando hablan del régimen del fuego.

Después de lo que se ha expuesto más arriba sobre lo que la tradición atribuye a ciertos dioses se ve claramente a qué divinidades ha levantado Hércules los altares y lo hemos señalado por cada uno de ellos.

En cuanto a la maza consagrada a Mercurio antes que a los otros dioses, no se apartará un pequeño presagio. En efecto, se puede augurar que es en su honor, en honor de Mercurio, que todos los trabajos de Hércules han sido cumplidos y dedicados, puesto que la maza es un instrumento que le ha permitido derribar animales y monstruos no fugaces ni volátiles sino firmes y fijos, y esto desde muy cerca, igual que con sus flechas ha atrapado de lejos a los que eran fugaces y voladores.

Si los mitólogos tubieran que dar la verdadera explicación de este asunto sin duda inventarían algo sorprendente, por ejemplo sobre la elocuencia de Mercurio, o sobre su carácter volador, o sobre yo que se que función de este dios permitiendo a Hércules llevarlo.

No nos dan ni una sola razón que concuerde con todo lo que se ha dicho hasta aquí y lo que será dicho después, una razón cuadrada e inmóvil: que todas las obras y todos los trabajos de Hércules conciernen al mercurio de los filósofos y no a este licor tan rapaz del vulgar. Es pues justo que se consagre a Mercurio su maza ensangrentada, llena de sangre de los Gigantes, centauros y otros monstruos. Se figura que era de olivo salvaje, árbol consagrado a Palas. Esta maza se convierte en un árbol que retoña.

Que haya bebido del manantial del Leteo olvidando así todos los males, es creíble. Pues, como los autores enseñan, hay en quymia un cierto cuerpo noble que pasa de maestro a maestro y al comienzo de la cual está la miseria con el vinagre y al final hay gozo y alegría.

Y Hermes dice:

¡Venid hijos de los sabios! A partir de ahora vamos a regocijarnos y a deleitarnos juntos, pues la muerte ha sido absorbida y nuestro hijo ya reina, vestido con ornamentos rojos y de carne.[95]

El hecho de que se vea forzado a llevar el Cerbero proviene de las fábulas egipcias donde han bebido Homero y los otros poetas que han transmitido la historia, como lo hemos señalado en el libro I. Por lo demás, por Cerbero los egipcios han entendido al hijo de Tifón y Equidna, o sea un monstruo horrible e informe, inmenso, con triples cabezas, con numerosas colas o cabezas de dragón. Como anteriormente ya hemos hablado a menudo de sus hermanos y hermanas, lo dejaremos aquí pero no sin advertir que por todos estos monstruos se entiende alguna cosa vil y despreciada por el vulgo, de naturaleza de las bestias salvajes y de las serpientes, pero que sin embargo, si es bien tratado, puede ser reducido a una cosa muy preciosa.

Hércules abandonó a Pirítoo dejándolo sentado sobre una piedra, pues éste parece ser un obrero inconsiderado de este arte del que igualmente Sísifo hizo voltear la piedra reversible.

En cuanto a Teseo, incluso si se establece que también es un rey de Atenas, hijo de Egeo (nieto de Pandión, biznieto de Cecrops, tataranieto de de Erecteo, hijo él mismo de un Pandión cuyo padre Erictonio habría sido hijo de Neptuno), habiendo vivido alrededor del año del mundo 2731, es decir 1231 años antes de Jesús-Cristo y en el año 458 antes de la primera olimpiada, 948 años después del reino de Nimrod, a pesar de esto, este Teseo no ha podido alcanzar la época de Hércules de la que aquí se habla. Pues entre la época de este supuesto Teseo rey de Atenas y la de Neptuno (que no ha existido jamás), el octavo a partir de él, hay alrededor de trescientos años. Entonces, o bien este Teseo rey de Atenas (aunque algunos describan su vida) es totalmente legendario así como sus ancestros, o bien, si se trata de un personaje verdadero, se le han atribuido falsos parientes y falsas hazañas, puesto que este famoso Hércules está representado como habiendo vivido en el tiempo de Saturno y de Osiris. Ya hemos hablado de ello más arriba.

En cuanto a este álamo blanco cuyas hojas tenían un lado negro de humo, y que era dedicado a Hércules, no añadimos nada si no es que ha llegado así a causa de la polvareda de los carbones y del humo, como el hollín que hay en los infiernos, quizás porque es allí donde la fábula sitúa la fragua de Vulcano.

Hércules pues, invencible para los monstruos de abajo y de arriba, triunfante sobre mar y sobre tierra,[96] se ha dado a conocer suficientemente como el artista. Si quisiera añadir, según los recientes autores, sus propiedades, sus requeridas cualidades, y las circunstancias que tienen trazos en su cuerpo y su genio, su fortuna y su constancia, así como las vergonzosas pruebas que ha sufrido para encontrar o el encarnizamiento y el cuidado que ha puesto para acabar, me temo que mi presente obra tomaría dimensiones excesivas.

Solamente afirmamos, y se omite aquí, que en esas leyendas así como en este tipo de estudios y en todas las otras arduas ocupaciones, Dios inmortal ha puesto para los hombres el sudor antes que la gloria. Pues como dice el poeta Casio de Parma:

No es una ligera ascensión que alcanza aquel que busca las cosas arduas. Un abundante sudor lo toma. Se muere de insomnio en el aceite nocturno. Destruye en él mismo lo que pronto había alabado, aquel que desea ser gratificado con una corona de follaje eterno.[97]

Así dice Calid:

Comprende su virtud, su valor, su honor y obra. Hay un sabio que ha dicho: Este magisterio no te es dado por Dios solamente por tu audacia, tu coraje y tu astucia, sin ninguna labor. Pues los hombres trabajan y es Dios quien atribuye la fortuna a los hombres. Adora pues, al Dios Creador que ha querido mostrarte tan gran gracia por sus benditas obras.[98]

Avicena da testimonio de si mismo diciendo que ha puesto tanta labor y aplicación en este arte divino, que ha puesto más aceite en velar trabajando por la noche que vino ponen otros para beber y que es así como sabe lo que sabe antes que los otros. Para probar la verdad del arte el mismo autor aporta tres clases de argumentos: un argumento dialéctico que proviene de la filosofía, un segundo que proviene de materias sofísticas y un tercero sacado de la razón de la visión y de los ojos.[99] De los cuales dice en último lugar:

Si no viera el oro y la plata diría que el magisterio no es nada. Pero como los veo creo y se que el magisterio es.[100]

FIN DEL QUINTO LIBRO



[1] . “Por Marte y el arte”, es decir en la guerra y el arte.

[2] . Nota al margen: “Se había hecho una estatua de Bérose con la lengua de oro, según el testimonio de Plinio el Anciano, Historia natural, VII, 37”.

[3] . Nota al margen: “Horus es el nombre dado por los egipcios al Sol, según el testimonio de Boccace”.

[4] . Nota al margen: “Mercator cuenta 3494 años después de la creación del mundo hasta Alejandro”.

[5] . Orfeo, Argonáuticas, 118-121.

[6] . Cf. Corpus Hermeticum, “Asclepios”, 23-24.

[7] . Juego de palabras entre factis, “hechos”, y fictis, “ficciones”.

[8] . Júpiter.

[9] . Nota al margen: “F. Iunius en su “Prefacio” a la Gramática hebraica.

[10] . Cf. Jonás, II, 1-11; Mateo, XII, 40.

[11] . “Con la ayuda de Dios”, literalmente “Dios dando” (Deo dante). En el caso de la alquimia no se trata más que de una figura de estilo: realmente el don de Dios tiene como efecto físico dispersar las nubes que obscurecen la cosa. En cuanto a Louis Cattiaux, decía que lo que parece oscuro al principio aparece luminoso al final.

[12] . Cita de Virgilio, Enéida, VI, 129.

[13] . J. Aurelio Augurel, Crisopeya, II, 353-365; Theatrum chemicum, t. III, p. 221; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 378; Los Tres Libros de la Crisopeya, pp. 69-70.

[14] . Virgula censoria: trazo crítico para marcar los pasajes defectuosos en una obra. Probablemente también hay aquí una alusión a la censura de los textos ejercida por la Santa Inquisición.

[15] . “Se juzgue”: en latín censeatur. Juego de palabras con censura. “Si es digno él mismo”: de la barra de censura, o de la quymia…

[16] . “Ser juzgado”: censeri. El mismo juego de palabras.

[17] . Géber, Suma, I, 1, 2; J. Mangin de Richebourg, Biblioteca de los filósofos químicos, t. I, p. 138; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 520.

[18] . Géber, op, cit., I, 1, 5; J. Mangin de Richebourg, Biblioteca de los filósofos químicos, t. I, p. 141; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 521. Este fue el caso de la reina Dido en la Enéida: cf. E. d’Hooghvorst, El Hilo de Penélope, t. I, p. 120.

[19] . Arnaldo de Vilanova, Rosario de los filósofos, II, 5; Artis auriferae, t. II, p.416; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 668.

[20] . R. Llull, Testamento, “Teoría”, 31 (32); Theatrum chemicum, t. IV, p. 49; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 727; M. Pereira, B.Spaggiari, El “Testamento” alchemico attribuito a Raimondo Lullo, p. 108.

[21] . Cf. Aulu-Gelle, Noches áticas, V, 10, 3-16.

[22] . Cf. supra, p. 203, n. 580.

[23] . Médico e historiador, de fecha incierta, del que no quedan más que fragmentos.

[24] . Morien de Roma, De la Composición de alquimia; Artis auriferae, t. II, p. 49; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 518.

[25] . Idem.

[26] . El Rosario de los filósofos, p. 54; Artis auriferae, t. II, p. 229; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 92.

[27] . G. Ripley, Las Doce puertas de la alquimia, prólogo, p. 39; Theatrum chemicum, t. III, p. 799; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 276.

[28] . El Libro de Senior, p. 18; Theatrum chemicum, t. V, p. 195; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 217.

[29] . El Libro de Senior, pp. 66-68; Theatrum chemicum, t. V, p. 216; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 225.

[30] . Consejo de las bodas, II, Theatrum chemicum, t. V, p. 461; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 248. La obra citada por Maier lleva como subtítulo, De la Masa del Sol y de la Luna.

[31] . Tomás de Aquino, Aurora consurgens, II, 12; Artis auriferae, t. I, p. 210.

[32] . Turba philosophorum; Artis auriferae, t. I, p. 51. Cf. Turba philosophorum (alterum ejemplar), 62; Artis auriferae, t. I, p. 126; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 491. Cf. también la Turba de los filósofos, “Discurso cincuenta y siete”, p. 124; Theatrum chemicum, t. V, p. 42; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 461.

[33] . Turba philosophorum; Artis auriferae, t. I, p. 41. Cf. Turba philosophorum (alterum ejemplar), 52; Artis auriferae, t. I, p. 117; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 490. Cf. también la Turba de los filósofos, “Discurso cuarenta y ocho”, p. 110; Theatrum chemicum, t. V, p. 36; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 459.

[34] . Turba philosophorum; Artis auriferae, t. I, p. 53. Cf. Turba philosophorum (alterum ejemplar), 63; Artis auriferae, t. I, p. 128; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 492. Cf. también la Turba de los filósofos, “Discurso cincuenta y ocho”, p. 128; Theatrum chemicum, t. V, p. 43; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 462.

[35] . Turba philosophorum; Artis auriferae, t. I, p. 16. Cf. Turba philosophorum (alterum ejemplar), 21; Artis auriferae, t. I, p. 90; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 484. Cf. también la Turba de los filósofos, “Discurso veinte”, p. 63; Theatrum chemicum, t. V, p. 17; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 451-452.

[36] . B. Valentín, Las Doce Llaves de la filosofía, I; J. Mangin de Richebourg, Bibliotheca de los filósofos químicos, t. II, p. 18.

[37] . Cf. Teofrasto, Historia de las plantas, IX, 19, 9.

[38] . Cf. Historia Augusta, XXIX, 12, 6-8.

[39] . Arnaldo de Vilanova, Rosario de los filósofos, II, 16; Artis auriferae, t. II, p. 428; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 670. Cf. El Rosario de los filósofos, p. 186; Artis auriferae, t. II, p. 338; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 111.

[40] . R. Llull, Codicillo, 53; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 904.

[41] . Probablemente hay aquí una alusión al fenómeno de la precesión de los equinoccios, desacuñando los signos propiamente dichos por referencia a las constelaciones astronómicas.

[42] . “Hidra”, del griego ὕδωρ, “agua”.

[43] . Cf. B. Valentín, La Filosofía oculta, 1, pp. 105-107.

[44] . En latín calchantis, sin mayúscula. La palabra tal cual sólo podría significar “de Calchas”. Este adivino griego era célebre. Quizás haya aquí una alusión al bronce (χάλκεος en griego, chalceus en latín significa “de bronce”) o a la palabra calx, calcis, que puede significar a la vez: “talón”, “cal”, y “piedra pequeña”.

[45] . R. Llull, Testamento, “Teoría”, 3 (4); Theatrum chemicum, t. IV, p. 10; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 711; M. Pereira, B. Spaggiari, El “Testamento” alquímico atribuido a Raimundo Llull, p. 20.

[46] . Calid, Libro de los secretos del arte, I, 10; Artis auriferae, t. I, p. 342; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 187.

[47] . Rosinus, Al Obispo Sarratanta; Artis auriferae, t. I, p. 310.

[48] . Idem, p. 311.

[49] . Cf. El Rosario de los filósofos, p. 64; Artis auriferae, t. II, p. 238; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 93.

[50] . Diálogo de María y Aros; J. Mangin de Richebourg, Biblioteca de los filósofos químicos, t. I, p. 131; Artis auriferae, t. I, p. 321; Theatrum chemichum, t. VI, p. 479. Cf. Alegorías de los sabios, 27; Theatrum chemicum, t. V, p. 84; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 477.

[51] . “Sterculius”: sobrenombre de Saturno, o de Picumnus que habría inventado el arte de estercolar los campos; de la palabra stercus, “estiércol”.

[52] . Montón de estiércol.

[53] . Morien de Roma, De la composición de la alquimia; Artis auriferae, t. II, p. 35; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p.515.

[54] . Avicena, Del Alma, I, 2.

[55] . Consejo de las bodas, I; Theatrum chemicum, t. V, p. 444; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 241.

[56] . El Rosario de los filósofos, p. 221; Artis auriferae, t. II, p. 369; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 117.

[57] . Arnaldo de Vilanova, Nueva Luz, 1; Artis auriferae, t.II, p.458; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 677.

[58] . Bernardo el Trevisano, La Filosofía natural de los metales, VI; J. Mangin de Richebourg, Biblioteca de los filósofos químicos, t. I, p. 501.

[59] . Morien de Roma, De la composición de alquimia; Artis auriferae, t. II, p. 33; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 515.

[60] . Calid, Libro de los secretos del arte, I, 9; Artis auriferae, t. I, p. 342; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 187.

[61] . Cf. Tomás de Aquino, Secretos de Alquimia, “De los cuerpos supercelestes”, 9; Theatrm chemicum, t. III, p. 277.

[62] . Apolonio de Rodas, Argonáuticas, II, 1052-1057.

[63] . “Pájaros de Architas”: pájaros ficticios, inventados. Architas había inventado una paloma de madera que podía volar sola.

[64] . Consejo de las bodas, I; Theatrum chemicum, t. V, p. 439; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 239. Cf. Turba Philosophorum; Artis auriferae, t, I, p. 51. Cf. también Turba philosophorum (alterum ejemplar), 61; Artis auriferae, t. I, p. 126 ; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 491. Finalmente Cf. La Turba de los filósofos, « Discurso cincuenta y seis », p. 124; Theatrum chemicum, t. V, p. 42; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 461.

[65] . Consejo de las bodas, I; Theatrum chemicum, t. V, p. 439; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 239. Cf. Turba Philosophorum; Artis auriferae, t, I, p. 46. Cf. también Turba philosophorum (alterum ejemplar), 56; Artis auriferae, t. I, p. 122 ; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 491. Finalmente Cf. La Turba de los filósofos, « Discurso cincuenta y dos », p. 118; Theatrum chemicum, t. V, p. 39; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 460.

[66] . Consejo de las bodas, I; Theatrum chemicum, t. V, p. 440; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 239. Cf. Turba philosophorum (alterum ejemplar), 10; Artis auriferae, t. I, p. 74 ; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 481. Cf. también La Turba de los filósofos, « Discurso noveno », p. 39; Theatrum chemicum, t. V, p. 8; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 448.

[67] . Consejo de las bodas, I; Theatrum chemicum, t. V, p. 443; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 240. Cf. El Libro de Senior, pp. 44-45, 118 y 125 (figura); Theatrum chemicum, t. V, pp. 192 (figura), 206 y 238; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, tabla II, figura, 12, y pp. 221-222 y 234.

[68] . R. Llull, Testamento, “Teoría”, 57 (58); Theatrum chemicum, t. IV, p. 86; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 742; M. Pereira, B. Spaggiari, Il “Testamentum” alchemico attribuito a Raimondo Lullo, p. 192.

[69] . Secretos de la piedra filosófica; Artis auriferae, t. I, p. 391.

[70] . “Giratorio”.

[71] . Cf. por ejemplo Turba philosophorum; Artis auriferae, t. I, p. 44. Cf. también Turba philosophorum (alterum ejemplar, 55; Artis auriferae, t. I, p. 120; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 490.

[72] . Arnaldo de Vilanova, Nueva Luz, 8; Artis auriferae, t. II, p. 468; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 679.

[73] . Actualmente Gibraltar.

[74] . Consejo de las bodas, I; Theatrum chemicum, t. V, p. 437; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 238. Cf. supra, libro III, p. 139

[75] . Consejo de las bodas, I; Theatrum chemicum, t. V, p. 437; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 238. Cf. El Libro de Senior, p. 33; Theatrum chemicum, t. V, p. 201; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, pp. 219-220.

[76] . Lambsprinck, Tratado de la piedra filosofal, 15, p. 84; Theatrum chemicum, t. III, p. 774.

[77] . Tomás de Aquino, Aurora consurgens, II, Prólogo; Artis auriferae, t. I, p. 186. Arca: “cofrecito”, “arca”, “armario”. “Arcano”, como “armas de nobleza o blasón” y “arca” que proviene del latín arcere, “descartar, eludir”.

[78] . Secretos de la piedra filosófica; Artis auriferae, t. I, p. 392.

[79] . Horacio, Odas, II, 10, 17-20.

[80] . El griego άνταῐος significa “contrario”.

[81] . Compresión.

[82] . En el texto putatitii. Esta palabra no se encuentra en los diccionarios. Pero el vocablo putacius, “turón” [putois en francés] nos ha inspirado esta conjetura.

[83] . El don de Dios se recibe y no se fuerza. Es el sentido que tiene la palabra hebrea קבלה, “cabala”, “recepción”.

[84] . Virgilio, Geórgicas, III, 4-5.

[85] . Cf. Estrabón, Geografía, XVII, 1, 19.

[86] . Cf. Hesiodo, Trabajos y días, 50-52 y 86-88.

[87] . Cf. El Libro de Senior, p. 125 (figura), p. 13 (descripción) y p. 117 (comentario); Theatrum chemicum, t. V, p. 192 (figura), p. 193 (descripción) y p. 237 (comentario); J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, tabla II, figura 12, p. 216 (descripción) y p. 234 (comentario).

[88] . Cf. Consejo de las bodas, I; Theatrum chemicum, t. V, p. 441; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 240.

[89] . B. Valentín, Las Doce llaves de la filosofía, I; J. Mangin de Richebourg, Biblioteca de los filósofos químicos, t. II, p. 18.

[90] . Cf. Avicena, Del Alma, “Porta elementorum”. Cf. también Tolétein, Rosario de los filósofos; Theatrum chemicum, t. III, p. 679; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 126.

[91] . Turba philosophorum; Artis auriferae, t. I, pp. 14-15. Cf. Turba philosophorum (alt

erum exemplar), 19; Artis auriferae, t. I, p. 89 ; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 484. Cf. también La Turba de los filósofos, « Discurso dieciocho », p. 61; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 451.

[92] . Consejo de las bodas, I; Theatrum chemicum, t. V, p.458; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 246. Para un comentario sobre este pasaje, cf. Rosinus, Al Ovispo Sarratanta; Artis auriferae, t. I, p. 293

[93] . R. Llull, Testamento, “Teoría”, 33 (34); Theatrum chemicum, t. IV, pp. 52-53; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 729; M. Pereira, B. Spaggiari, Il “Testamentum” alchemico attribuito a Raimondo Lullo, pp. 114-116.

[94] . Los Siete Tratados atribuidos a Hermes, IV; J. Mangin de Richebourg, Biblioteca de los filósofos químicos, t. I, p. 110; Theatrum chemicum, t. IV, p. 677; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 434.

[95] . Los Siete Tratados atribuidos a Hermes, III; J. Mangin de Richebourg, Biblioteca de los filósofos químicos, t. I, p. 105; Theatrum chemicum, t. IV, p. 665; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 430.

[96] . Juego de palabras entre salo, “sobre mar”, y solo, “sobre el suelo”.

[97] . C. Cassius Parmensis sería en realidad Antonio Teleso (1482-1533). Es autor entre otras obras de Carmina.

[98] . Calid, Libro de los secretos del arte, I, 14; Artis auriferae, t. I, p. 348; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 188.

[99] . Cf. Avicena, Del Alma, I, 2.

[100] . Cf. Avicena, Pequeño tratado, 6; Artis auriferae, t. I, p. 427; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. I, p. 631. Cf. también Tolétain, Rosario de los filósofos; Theatrum chemicum, t. III, pp. 667-668; J.-J. Manget, Bibliotheca chemica curiosa, t. II, p. 121.

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